Por Nívea Benitez
Podríamos resumir todas las infinitas luchas del ser humano en una: mejorar, buscar el bien, evolucionar.
Aunque en apariencia los que roban y matan están en otra, no es así. También son almas evolucionando en un estadio muy inferior al que evoluciona el resto.
Más de una vez escuchamos ¿por qué Dios permite la injusticia?: porque es una experiencia que tenemos que superar.
Todas las épocas tienen un desafío colectivo, la que estamos viviendo también: dejar de vivir en la tercera dimensión para evolucionar hasta quinta en un solo salto.
Como nunca antes la Luz que envuelve al planeta es de altísima vibración espiritual. Pero todos no reaccionamos igual a esa radiación: algunos damos lo mejor y otros sacamos lo peor que somos. Por eso tanto caos aparente, tanta desigualdad, tanto extremismo.
Y digo aparente porque mientras sucede “la crisis”, siguen naciendo hijos y ocurriendo milagros más que nunca.
Estamos mirando al cielo, atentos a los fenómenos astronómicos y astrológicos.
Apenas pasan los desastres y los aludes derrumban las casas, volvemos a reconstruir.
¿De dónde nos viene esa voluntad interminable? ¿Qué fuerza nos sigue sosteniendo aún en la decepción y ante la pérdida de lo amado?
“A la vida sólo le basta una grieta para renacer” “La Resistencia” Ernesto Sábato.
La fuerza de la vida adentro nuestro es tan poderosa que persiste y sobrevive a todas las mentiras y las creencias negativas. Sobrevive a las inquisiciones y a los holocaustos.
Acaso perdimos algunas batallas pero no estamos vencidos aún. El bien avanza sin para atrás pero “el anillo” (El Señor de los anillos) todavía nos tienta a abandonar la lucha por alcanzar la realización total del amor, sobre la Tierra. Habremos de seguir hasta el final, maltrechos y sedientos pero con el corazón apasionado y el propósito claro como nunca.
A ver si estamos vencidos porque la guita no nos alcanza y la campera que usamos tiene varios años. O porque no podemos alcanzar el mínimo de posesiones que el como deber ser indica.
Que tal si empezamos a creer más en que es posible tener una casa de materiales más baratos y que de paso no dañen a la naturaleza, en vez de endeudarnos con un crédito para pagar toda la vida un monumento donde vivir. De ponerle pilas y alcanzar los sueños se trata; los tuyos y los de todos juntos.
Nívea Benitez
Nota relacionada: “Dichosos los que creen sin ver..."
Podríamos resumir todas las infinitas luchas del ser humano en una: mejorar, buscar el bien, evolucionar.
Aunque en apariencia los que roban y matan están en otra, no es así. También son almas evolucionando en un estadio muy inferior al que evoluciona el resto.
Más de una vez escuchamos ¿por qué Dios permite la injusticia?: porque es una experiencia que tenemos que superar.
Todas las épocas tienen un desafío colectivo, la que estamos viviendo también: dejar de vivir en la tercera dimensión para evolucionar hasta quinta en un solo salto.
Como nunca antes la Luz que envuelve al planeta es de altísima vibración espiritual. Pero todos no reaccionamos igual a esa radiación: algunos damos lo mejor y otros sacamos lo peor que somos. Por eso tanto caos aparente, tanta desigualdad, tanto extremismo.
Y digo aparente porque mientras sucede “la crisis”, siguen naciendo hijos y ocurriendo milagros más que nunca.
Estamos mirando al cielo, atentos a los fenómenos astronómicos y astrológicos.
Apenas pasan los desastres y los aludes derrumban las casas, volvemos a reconstruir.
¿De dónde nos viene esa voluntad interminable? ¿Qué fuerza nos sigue sosteniendo aún en la decepción y ante la pérdida de lo amado?
“A la vida sólo le basta una grieta para renacer” “La Resistencia” Ernesto Sábato.
La fuerza de la vida adentro nuestro es tan poderosa que persiste y sobrevive a todas las mentiras y las creencias negativas. Sobrevive a las inquisiciones y a los holocaustos.
Acaso perdimos algunas batallas pero no estamos vencidos aún. El bien avanza sin para atrás pero “el anillo” (El Señor de los anillos) todavía nos tienta a abandonar la lucha por alcanzar la realización total del amor, sobre la Tierra. Habremos de seguir hasta el final, maltrechos y sedientos pero con el corazón apasionado y el propósito claro como nunca.
A ver si estamos vencidos porque la guita no nos alcanza y la campera que usamos tiene varios años. O porque no podemos alcanzar el mínimo de posesiones que el como deber ser indica.
Que tal si empezamos a creer más en que es posible tener una casa de materiales más baratos y que de paso no dañen a la naturaleza, en vez de endeudarnos con un crédito para pagar toda la vida un monumento donde vivir. De ponerle pilas y alcanzar los sueños se trata; los tuyos y los de todos juntos.
Nívea Benitez
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