jueves, octubre 01, 2009

“Obra pública y bienes del Estado. Inútiles y cómplices: entre el descontrol y la venta de las joyas de la abuela”


Por José Hernán Díaz Varela *
Foto: Andrés D. Ruiz S. *

Pero para desprenderse del Hotel se necesita una ordenanza del Concejo Deliberante con los votos afirmativos de siete concejales, aunque seguramente no habrá ningún problema, ya que el voto del G7 (seis concejales peronistas más el séptimo patito alineado, Jorge Posse) está prácticamente asegurado. Ya se probó esto durante el tratamiento del “caso Massaccese”, cuando el Ejecutivo y el G7 taparon mediante la entrega de tierras y dineros públicos el pequeño error de haber construido 37 viviendas sociales en terrenos privados.

¿Esa es la capacidad de gestión tan mentada de este gobierno municipal? ¿Canjear un bien que no supo administrar por una obra pública que no sabe cómo pagar?. Porque en todos estos años lo único que hizo el municipio con el Hotel es contemplar pasivamente su desmantelamiento, aunque en esto también se le escapó la tortuga a la Administración del Parque Nacional Los Alerces, ya que resulta prácticamente imposible salir sin ser advertido del mismo llevando puertas, ventanas, sanitarios y cientos de tablas de piso de parquet, como viene sucediendo con el saqueo hormiga del Hotel.

Pero luego de lavar estas deudas, vamos por más. El municipio va a tomar un crédito por cuatro millones y medio de dólares, del programa Mejor Gestión Municipal del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), a devolver en 20 años a partir del 2012, con bajo interés y seguro de cambio a cuatro pesos. Realmente es muy barato, pero la pregunta es ¿Para qué se va a usar? Pues para construir un Centro Cívico, una suerte de palacio municipal. Y no va a haber ni audiencia pública, ni discusión previa, ni nada. Todo justificado con el estúpido razonamiento de que “a la gente le gustaría tener una municipalidad nueva”. Y sí, claro. Si me lo preguntan, también quisiera tener un aeropuerto internacional, banda ancha satelital gratuita, asfalto en la ruta 71 (esto se viene, o por lo menos lo anuncian cada dos años) y hasta el límite con Chile, y mucho más. Total, pedir es gratis. Como si los usos de los dineros públicos dependieran de los “gustos” y no de las necesidades reales.

Si bien las comparaciones pueden resultar odiosas, cabe destacar que en Esquel, donde se está tramitando un empréstito similar ante el BID por siete millones y medio de dólares, el intendente Rafael Williams también propuso la construcción de un edificio destinado a dependencias municipales, pero convocó y está llevando adelante un diálogo político amplio para acordar la utilización más eficaz de ese dinero. Y eso que en Esquel el municipio paga importantes montos por el alquiler de diversos inmuebles, lo cual no sucede en Trevelin, por lo que realmente gastarse casi 18 millones de pesos para un nuevo edificio municipal sería, por lo menos, un uso trivial de semejante monto, que sólo generaría un poco de trabajo por dos años, mientras dure la construcción, y un negocio puntual para alguna empresa cercana al gobierno (¿será Peña o Pasquini? Ya veremos), pero no resolverá ninguna situación de fondo en Trevelin.

Lo que sí falta en el pueblo del Molino son veredas, cordones cuneta, ampliación de la red de agua potable y cloacas, mantenimiento de calles, limpieza de canales y de terrenos baldíos -que son una verdadera mugre-, un cementerio digno y otras obras que ya estaban presupuestadas para el corriente año por un valor de 10 millones de pesos y no se hicieron.

Si bien no hay mal que dure cien años –ni cuerpo que lo resista- éste que nos aqueja ya lleva catorce y faltan todavía dos más. Y para colmo van a ser dos años de vacas flacas en lo macroeconómico, ya que el “efecto jazz” también nos está haciendo bailar a nosotros. Mal momento para una administración acostumbrada a manejarse con mucho dinero y pocas ideas. Sin embargo, y como el que avisa no traiciona, creo que es importante comenzar a decir las cosas como son, ahora, mucho antes de que el fragor electoral del 2011 nos haga perder la perspectiva.

* DNI 17.536.512

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