domingo, octubre 18, 2009

Opinión: “¡Maradó, Maradó, Maradó!”


Por José Hernán Díaz Varela *

El miércoles por la noche, luego del partido contra Uruguay, en plena conferencia de prensa, Diego volvió a hacer historia. A los periodistas presentes, a aquellos que las semanas anteriores instalaron la “versión destituyente” de Diego como DT de la Selección Nacional de Fútbol, sí, a esos, con perdón de las damas presentes, “que la chupen”. Y añadió una coda para los que todavía no salían del asombro, para los que aún persisten en las críticas: “que la sigan chupando”.

La televisión pública que ahora se ha futbolizado debería haber tomado los dos planos, el de Diego Maradona y el de la ronda de periodistas, cuyas caras todos imaginábamos, desencajados, mudos, ante un Diego que, una vez más, descarnadamente, expresaba lo que muchos sentimos por esa lacra de periodistas deportivos, con Fernando Niembro a la cabeza (hay excepciones, claro, pero sólo eso, excepciones), y nuevamente ponía el as de espadas sobre la mesa. Ya está. Ganamos uno a cero. Hicimos de más. Alcanzaba con el empate. Clasificamos. Estamos dentro. Todos a Sudáfrica. Ahora se baraja y se da de nuevo. Somos todos iguales: Argentina, Brasil, Italia, Alemania, todos vamos al Mundial. Lo demás no importa. Y al que no le guste, ya sabe.

A la mañana siguiente, el jueves 15, los contestadores automáticos y las casillas de e-mail de todos los programas matutinos explotaron con insultos a los periodistas criticones, en apoyo incondicional a Diego. Si bien filtrados por la solidaria pacatería de los medios, lo cierto es que el clamor popular repetía el grito popularizado por el querido Potro cordobés, Rodrigo Bueno: ¡Maradó, Maradó, Maradó!.

Diego se reeditaba a sí mismo: el mejor jugador del mundo, el héroe de “la mano de Dios” del 86, y del 90, cuando nos afanaron el Mundial, el ídolo del Nápoli, el que enfrentó a Joao Havelange y la trenza de la FIFA al promover la sindicalización de los futbolistas, para evitar que la pauta televisiva los obligara a jugar partidos a las dos de la tarde con 40 grados en la cancha, el que junto con Batistuta dejaba en evidencia la baja calidad de los periodistas deportivos con su famoso “Se te escapó la tortuga”, el que apretó los dientes y fijó la postura digna del jugador que no se vende cuando expresó “La pelota no se mancha”. Ese Diego, en fin, que cuando la FIFA le devolvió favores con el escándalo de la efedrina del Mundial 94 gimió, angustiado, esa frase que nos conmovió a todos: “Me cortaron las piernas”.

Volvió ese Diego, ese que fue recibido por el Papa –el anterior, no éste, porque es hincha de Alemania, claro- sin estar casado, ovacionado en Fiumicino y recibido por el delirio argentino en Ezeiza mientras bajaba del avión con tapado de zorro y arito de brillantes; el que se permitía comprar una Ferrari Testa Rosa y cometer el sacrilegio de hacerla pintar de negro; el que engordó, adelgazó, volvió a engordar, condujo un programa de televisión sobre sí mismo, invitó a Pelé, lo trató muy cordialmente pero le dejó claro que él, Diego, era el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos.

Diego, el que confrontó siempre con Grondona, quien le tiró el puesto de DT de la Selección para que se quemara y el miércoles por la noche no tuvo más remedio que apoyarlo. Diego, decía, también le tiró estas palabras a todos los argentinos que murmuraban por lo bajo lo bueno que sería no entrar al Mundial. Pero estamos. Y cuando la Selección de Diego juegue en Sudáfrica, todos sabemos cuál va a ser el grito que rugirán las tribunas cuando Messi, Palermo, Tévez o Demaría claven un golazo: esas tres palabras repetidas una y otra vez en cantitos diferentes, esa frase neta, sintética y contundente, a lo Diego, desde el tablón hasta las plateas: ¡Que la chupen!.

* Profesor en Lengua y Comunicación Oral y Escrita

Nota relacionada: “Fuimos Maradona”, escribe Martín Caparrós

3 Comentá esta nota:

Jorge Oriola dijo...

Celebro la buena nota del amigo Hernán Díaz Varela, incluyendo la coincidencia en nuestros conceptos acerca de ciertos clanes periodísticos que se oponen a todo lo que puede representar algo opuesto a sus modos de conducir; como cuando odiaban a Bielsa por no dar entrevistas personales...
Diego es así, y no debería sorprendernos, pero no nos alcanza.
A mí este tipo de reacciones me avuergüenza, y no por sus dichos sino por el concepto que los sustenta: no se lo puede criticar... y la verdad que la selección con Diego empezó bien y terminó siendo un desastre. Arañamos el 4º puesto porque a los charrúas se les olvidó la garra. Esta selección sin técnico pero con un hincha más adentro no tiene nada que ver con Chile y Paraguay, con dos técnicos nuestros y en serio... Diego: te vamos a seguir criticando miestras pasemos vergüenza... Aunque muchos periodistas tengan otros intereses...

Jorge Oriola

Anónimo dijo...

La verdad es que no entiendo por que todos los actos de maradona se justifican. Es un ser humano como cualquier otro, que en su momento tuvo un don que lo destacò del resto de los jugadores del mundo y tambièn supo desperdiciarlo. A pesar de eso, siempre creyo que le daba derecho a decir cualquier cosa de cualquiera y de cualquier manera.Y por supuesto, nosotros, como a Monzon cuando lo metian preso por matar a su mujer, lo vivamos y le decimos ¡Dale campeòn!
Maradona se equivoca. se equicoca como cuando echò al diablo su carrera futbolistica, se equivoca como DT (no todo buen jugador es un buen DT, igual que no todo buen artista es un buen maestro), llegamos al mundial con un equipo que no sabe para donde ir, sin direccion tecnica (Maradona nunca da una indicacion a sus jugadores en la cancha) y echandole la culpa a Messi, que deja todo dentro de un grupo que estropea todas sus jugadas, y no por mala voluntad.
¿Tenemos que aplaudir semejante falta de respeto a la audiencia, semejante soberbia y continuar con el matonismo hasta delante de los espectadores de todo el mundo?
No creo que debamos aplaudir cualuier cosa que hace Maradona. No le hace bien a nadie y menos a èl.

Anónimo dijo...

Siiiii aguante el Diegoooooo

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