Por Abla Carballo *
El ex presidente Juan domingo Perón decía una máxima constituida en definición: “Los únicos privilegiados son los niños”. La enunciación que fue concretada tuvo dos sentidos: todo lo que se llevó a cabo en aquella época fue aprovechado por los niños de su tiempo, pero sobre todo, por la generación siguiente. Además, los niños como únicos beneficiarios del patrocinio.
Perón murió y también las prerrogativas para los niños argentinos.
Hoy, en Argentina y en Latinoamérica, los máximos perjudicados son los niños. Víctimas de un modelo de acumulación para el cual (los niños) no cumplen función alguna. Víctimas de una sociedad que les teme y los “criminaliza” con constancia; víctimas de sus propios padres que quieren superar sus propias frustraciones; víctimas de asociaciones ilícitas (mafias) que los utilizan en forma descartable… total siempre habrá más.
Apenas estos señalamientos fundamentados en indicadores sociales y económicos.
Cuando se trata de la salud y la nutrición, del abastecimiento del agua y saneamiento ambiental, de las labores de protección, de la educación, y de la lucha contra el VIH SIDA, la situación no es alentadora.
También para los adolescentes tenemos que recordar el derecho a la información y a adquirir conocimientos y la justicia; a un entorno seguro y estimulante y a disponer de oportunidades para participar y expresar sus opiniones. Sin embargo, una mirada alrededor y, si es posible, un poco más abarcadora distingue síntomas de fracaso colectivo.
¿Quién no reconoce y dice que los niños son lo mejor de la humanidad?
El ex presidente Juan domingo Perón decía una máxima constituida en definición: “Los únicos privilegiados son los niños”. La enunciación que fue concretada tuvo dos sentidos: todo lo que se llevó a cabo en aquella época fue aprovechado por los niños de su tiempo, pero sobre todo, por la generación siguiente. Además, los niños como únicos beneficiarios del patrocinio.
Perón murió y también las prerrogativas para los niños argentinos.
Hoy, en Argentina y en Latinoamérica, los máximos perjudicados son los niños. Víctimas de un modelo de acumulación para el cual (los niños) no cumplen función alguna. Víctimas de una sociedad que les teme y los “criminaliza” con constancia; víctimas de sus propios padres que quieren superar sus propias frustraciones; víctimas de asociaciones ilícitas (mafias) que los utilizan en forma descartable… total siempre habrá más.
Apenas estos señalamientos fundamentados en indicadores sociales y económicos.
Cuando se trata de la salud y la nutrición, del abastecimiento del agua y saneamiento ambiental, de las labores de protección, de la educación, y de la lucha contra el VIH SIDA, la situación no es alentadora.
También para los adolescentes tenemos que recordar el derecho a la información y a adquirir conocimientos y la justicia; a un entorno seguro y estimulante y a disponer de oportunidades para participar y expresar sus opiniones. Sin embargo, una mirada alrededor y, si es posible, un poco más abarcadora distingue síntomas de fracaso colectivo.
¿Quién no reconoce y dice que los niños son lo mejor de la humanidad?
Sin mayores comentarios leer la declaración de los Derechos del Niño, para cualquier ser humano que le interesa “el otro” tendrá argumentos para sostener que no se cumplen.
1. Al niño se le debe dar los medios necesarios para su desarrollo normal, material y espiritual.
2. El niño hambriento debe ser alimentado, el niño enfermo debe ser curado, el niño maltratado debe ser protegido, el niño explotado debe ser socorrido, el niño huérfano y abandonado debe ser acogido.
3. El niño debe ser el primero en recibir auxilio en caso de un desastre.
4. El niño debe tener sustento, y ser protegido contra todo tipo de explotación.
5. El niño debe ser llevado a concientizarse de ser devoto al servicio del hombre.
Los niños necesitan reír hasta que les duela el estómago mientras en secreto crean profunda amistad y recuerdos que duren toda una vida. Que amen en todo momento porque el amor es un don dado libremente y no una recompensa por buenos servicios. Escuchar, mirando a los ojos y con ambos oídos, incluso cuando esto signifique un regaño o reprensión. Admitir cuando están equivocados y trabajen para arreglar las cosas. Escuchar a los necesitados y que digan : ¡Hagamos algo para ayudarlos, ahora mismo! Y activen su generosidad y bondad. Dar crédito a los demás.
El corazón de cada niño late al ritmo del amor con quienes convive.
Sin embargo, escuchamos, vemos otra realidad. Por ejemplo, “Que nadie te fuerce a la primitiva e ilógica costumbre de “compartir”. En cambio, que a los demás sí los obliguen a “compartir” contigo. Pensándolo bien, que todo sea de tu propiedad.
“Que puedas decir todas las malas palabras o insultos que se te ocurran, y que tus padres se escandalicen horriblemente pero que no se enojen, incluso te compren figuritas de Harry Potter como premio (a pesar de que se hayan escandalizado).
“Que mires películas del Hombre Araña donde también aparezcan los Teletubbies y los Power Rangers y Harry Potter y Dexter y… donde luchen entre ellos y también contra el Dr. Octopus (pero que no sea demasiado terrorífico, y sea vencido rápidamente)
“¡Que en la película no haya partes de amor y de besos, y en lo posible que no haya PARTES DONDE HABLEN. En todo caso que las partes de amor y donde hablan transcurran al mismo tiempo que vuelan entre edificios o se dan patadas.
En fin, las declaraciones no son sólo declaraciones de misiones que no se cumplen, son un imperativo de humanidad.
* DNI 4159560
0 Comentá esta nota:
Publicar un comentario