Por Bernardita Bielsa *
En una nota aparecida hace ya unos años en el periódico El Sur de la Patagonia titulada “En la minería, el Estado acepta con entusiasmo el rol insignificante que le da la extorsión globalizada”, es entrevistado Andrés Dimitriu profesor de Comunicación y Desarrollo de la Universidad Nacional del Comahue y miembro de la Red Theomai.
En uno de los tramos del reportaje, la periodista Verónica Contreras pregunta ¿Deberíamos rechazar toda actividad minera?
A lo que Dimitriu responde: “Obviamente no. Aún cuando se considerara algún tipo de minería en escala acotada y para fines muy claros, habría que partir de una base totalmente diferente a la que nos proponen. Por empezar no aceptamos ni la división de tareas heredadas ni las que nos quieren imponer desde centros imperiales. Nos interesa controlar la totalidad del ciclo: Ambiental, tecnológico, laboral, financiero, la renta y el destino de cada mineral o metal que se extraiga. Estamos más allá del cianuro, ni hablar de los puestos de trabajo más ficticios que reales, o las “regalías”, no sólo por ser ofensiva la palabra en sí (Que después de leer esto pueden cambiar al día siguiente), sino por representar un torpe simulacro de producción”. (1)
Este texto transcripto pretende servir de introducción para presentar parte del discurso de quien según parece es “uno de los más lúcidos analistas de la cuestión minera en la cordillera patagónica, y quien ha investigado con rigor la situación generada por la corporación canadiense Meridian Gold en Esquel, además de respaldar con su trabajo la lucha de los pobladores chubutenses que culminara con el triunfo del NO en el referéndum que tuvo trascendencia internacional”. (1)
Ahora bien: Si leemos detenidamente y bajo la lupa, nos encontramos con que el saje es subyacente, contradictorio y además encierra dobles mensajes.
Obvio es lo que se encuentra o pone delante de los ojos. Obvio es evidencia, lo indiscutible, innegable, comprensible. Obvio es obviar, y obviar es evitar lo que puede ser contrario o tener inconvenientes. Por lo tanto ¿Es obvio que NO deberíamos rechazar toda la actividad minera? Leer más
*DNI 13.057.402
En una nota aparecida hace ya unos años en el periódico El Sur de la Patagonia titulada “En la minería, el Estado acepta con entusiasmo el rol insignificante que le da la extorsión globalizada”, es entrevistado Andrés Dimitriu profesor de Comunicación y Desarrollo de la Universidad Nacional del Comahue y miembro de la Red Theomai.
En uno de los tramos del reportaje, la periodista Verónica Contreras pregunta ¿Deberíamos rechazar toda actividad minera?
A lo que Dimitriu responde: “Obviamente no. Aún cuando se considerara algún tipo de minería en escala acotada y para fines muy claros, habría que partir de una base totalmente diferente a la que nos proponen. Por empezar no aceptamos ni la división de tareas heredadas ni las que nos quieren imponer desde centros imperiales. Nos interesa controlar la totalidad del ciclo: Ambiental, tecnológico, laboral, financiero, la renta y el destino de cada mineral o metal que se extraiga. Estamos más allá del cianuro, ni hablar de los puestos de trabajo más ficticios que reales, o las “regalías”, no sólo por ser ofensiva la palabra en sí (Que después de leer esto pueden cambiar al día siguiente), sino por representar un torpe simulacro de producción”. (1)
Este texto transcripto pretende servir de introducción para presentar parte del discurso de quien según parece es “uno de los más lúcidos analistas de la cuestión minera en la cordillera patagónica, y quien ha investigado con rigor la situación generada por la corporación canadiense Meridian Gold en Esquel, además de respaldar con su trabajo la lucha de los pobladores chubutenses que culminara con el triunfo del NO en el referéndum que tuvo trascendencia internacional”. (1)
Ahora bien: Si leemos detenidamente y bajo la lupa, nos encontramos con que el saje es subyacente, contradictorio y además encierra dobles mensajes.
Obvio es lo que se encuentra o pone delante de los ojos. Obvio es evidencia, lo indiscutible, innegable, comprensible. Obvio es obviar, y obviar es evitar lo que puede ser contrario o tener inconvenientes. Por lo tanto ¿Es obvio que NO deberíamos rechazar toda la actividad minera? Leer más
*DNI 13.057.402
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