Enviado por Alicia Jardel
Por Jorge Eduardo Rulli
En estos días en que las crisis políticas se repiten primero como en un revival y se cronifican luego como en una esquizofrenia; tal como está ocurriendo y porque esas crisis responden a un modo de confrontar y de producir acontecimientos banales como quien produce salchichas, uno vive inmerso en un clima de polémicas y de polarizaciones que, en realidad tiene más que ver con las cajas y los subsidios que se adjudican algunos, que con lo que llamábamos la política. No obstante, en cualquier lugar se escucha acalorarse a los bandos en pugna, uno enciende la televisión y nos abruman los programas en que los diversos sectores exponen sus reclamos, sus quejas y reproches mutuos; organizamos en casa una asado con los amigos y los escuchamos asimismo, desplegar sus opiniones sesgadas de unos contra otros o los vemos justificarse el tener que tomar posiciones, porque aún siendo unos malos, los otros serían peores; en la mesa familiar inclusive no podemos evitar los lugares comunes del River y Boca en que pareciera haberse transformado la política y que, aunque nos tiene afuera por rechazo o por ininteligibilidad, también nos tiene en buena medida, atrapados como tema omnipresente.
Por supuesto, no estamos de acuerdo con cultivar y solazarse en el charco de la mediocridad, de los lugares comunes y de los alineamientos tribales, tal como ocurre ahora. Creemos que estamos en medio de una escenografía, una escenografía cuidadosamente montada para que veamos lo que algunos vivillos quieren que veamos, y en especial para que no veamos lo importante, que es lo que condiciona y ciega todo futuro para los argentinos. Pues digámoslo claramente y con valor, porque se requiere valor para ver el mundo de los locos como si fuésemos cuerdos o acaso el mundo de los cuerdos como si fuésemos locos: nos negamos a meternos en la charca de inmundicias en que han convertido estos progresistas la convivencia política, en que ha convertido la izquierda subsidiada el pensamiento político y el modo de opinar sobre la política, nos negamos a jugar el juego de las confrontaciones cuando sabemos bien que en el fondo están de acuerdo todos en mantener el modelo colonial que tanto hemos denunciado. Me pregunto ¿Qué en estos días Menem vuelva a ser el árbitro de una situación dada, o que Duhalde vuelva a ser candidato, es demérito de la oposición y de la llamada derecha, o es el penoso fruto amargo de la colosal impotencia de la llamada izquierda en el gobierno? En realidad, ellos, todos ellos, gobierno y oposición, izquierdas y derechas, han naturalizado la actual situación, o sea que la han convertido en algo tan natural que al fin nos termine pareciendo normal y aceptable el vivir como vivimos...
Pues no nos parece normal producir miles de niños con meningocele, con leucemia, con deformaciones u otros males tanto o más espantosos, y además, justificar ese genocidio en los record de cosechas. No nos parece normal que el destino argentino sea alimentar los chanchos de China o los automóviles europeos, mientras uno de cada tres de nuestros niños sufre desnutrición por hambre. No nos parece normal que se desertice el territorio, que se pierdan los suelos, que haya que levantar los pueblos centenarios porque debajo las corporaciones hallaron metales raros, no nos parece bien que los cipayos de izquierda, nos censuren en la Radio Pública por expresar un sentimiento de patria, tal como el que expresamos durante más de cinco años y tal como nos censuraron y echaron de la Radio publica, algunos que ayer seguían al “Robi” Santucho y hoy siguen al becerro de oro y al culto a la personalidad. No aceptamos ese destino de producir forrajes, tampoco aceptamos el destino de producir agrocombustibles, menos todavía aceptamos el tener que optar entre lo peor y lo menos malo. Así de sencillo y estamos convencidos que la lógica, la sencillez y el sentido común es el arma más formidable para enfrentar a los simuladores, a los fariseos, a los expertos en simulacros, hábiles en representaciones donde las viejas gestas libertarias son puestas al servicio del conformismo, de los negocios con las empresas, de la claudicación de las reivindicaciones nacionales y de la tergiversación de la historia reciente para justificar los actuales desatinos. Leer más
http://horizontesurblog.blogspot.com/
Nota relacionada: "Horizonte Sur": piden que Radio Nacional revea la decisión de sacar del aire el programa
Por Jorge Eduardo Rulli
En estos días en que las crisis políticas se repiten primero como en un revival y se cronifican luego como en una esquizofrenia; tal como está ocurriendo y porque esas crisis responden a un modo de confrontar y de producir acontecimientos banales como quien produce salchichas, uno vive inmerso en un clima de polémicas y de polarizaciones que, en realidad tiene más que ver con las cajas y los subsidios que se adjudican algunos, que con lo que llamábamos la política. No obstante, en cualquier lugar se escucha acalorarse a los bandos en pugna, uno enciende la televisión y nos abruman los programas en que los diversos sectores exponen sus reclamos, sus quejas y reproches mutuos; organizamos en casa una asado con los amigos y los escuchamos asimismo, desplegar sus opiniones sesgadas de unos contra otros o los vemos justificarse el tener que tomar posiciones, porque aún siendo unos malos, los otros serían peores; en la mesa familiar inclusive no podemos evitar los lugares comunes del River y Boca en que pareciera haberse transformado la política y que, aunque nos tiene afuera por rechazo o por ininteligibilidad, también nos tiene en buena medida, atrapados como tema omnipresente.
Por supuesto, no estamos de acuerdo con cultivar y solazarse en el charco de la mediocridad, de los lugares comunes y de los alineamientos tribales, tal como ocurre ahora. Creemos que estamos en medio de una escenografía, una escenografía cuidadosamente montada para que veamos lo que algunos vivillos quieren que veamos, y en especial para que no veamos lo importante, que es lo que condiciona y ciega todo futuro para los argentinos. Pues digámoslo claramente y con valor, porque se requiere valor para ver el mundo de los locos como si fuésemos cuerdos o acaso el mundo de los cuerdos como si fuésemos locos: nos negamos a meternos en la charca de inmundicias en que han convertido estos progresistas la convivencia política, en que ha convertido la izquierda subsidiada el pensamiento político y el modo de opinar sobre la política, nos negamos a jugar el juego de las confrontaciones cuando sabemos bien que en el fondo están de acuerdo todos en mantener el modelo colonial que tanto hemos denunciado. Me pregunto ¿Qué en estos días Menem vuelva a ser el árbitro de una situación dada, o que Duhalde vuelva a ser candidato, es demérito de la oposición y de la llamada derecha, o es el penoso fruto amargo de la colosal impotencia de la llamada izquierda en el gobierno? En realidad, ellos, todos ellos, gobierno y oposición, izquierdas y derechas, han naturalizado la actual situación, o sea que la han convertido en algo tan natural que al fin nos termine pareciendo normal y aceptable el vivir como vivimos...
Pues no nos parece normal producir miles de niños con meningocele, con leucemia, con deformaciones u otros males tanto o más espantosos, y además, justificar ese genocidio en los record de cosechas. No nos parece normal que el destino argentino sea alimentar los chanchos de China o los automóviles europeos, mientras uno de cada tres de nuestros niños sufre desnutrición por hambre. No nos parece normal que se desertice el territorio, que se pierdan los suelos, que haya que levantar los pueblos centenarios porque debajo las corporaciones hallaron metales raros, no nos parece bien que los cipayos de izquierda, nos censuren en la Radio Pública por expresar un sentimiento de patria, tal como el que expresamos durante más de cinco años y tal como nos censuraron y echaron de la Radio publica, algunos que ayer seguían al “Robi” Santucho y hoy siguen al becerro de oro y al culto a la personalidad. No aceptamos ese destino de producir forrajes, tampoco aceptamos el destino de producir agrocombustibles, menos todavía aceptamos el tener que optar entre lo peor y lo menos malo. Así de sencillo y estamos convencidos que la lógica, la sencillez y el sentido común es el arma más formidable para enfrentar a los simuladores, a los fariseos, a los expertos en simulacros, hábiles en representaciones donde las viejas gestas libertarias son puestas al servicio del conformismo, de los negocios con las empresas, de la claudicación de las reivindicaciones nacionales y de la tergiversación de la historia reciente para justificar los actuales desatinos. Leer más
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