Por Lino Pizzolon
Pretender hablar de indigenismo irremediablemente nos marca asumir e involucrarnos en la problemática de la identidad, reflexionando sobre nuestros orígenes y los principios de nuestra razón de ser.
Una de las tantas paradojas que se nos presentan es que los aborígenes, fueron diezmados y perseguidos a pesar de su valorización absoluta de la esencia humana y el cuidado del hábitat. Nadie como ellos valoran, esta relación entre el medio ambiente y el ser humano, como partes indisolubles de un todo.
Si nuestra sociedad continúa desconociendo y sin comprender a sus verdaderos ancestros, no podrá reconciliar los elementos afines y discordantes de su identidad. No podrá conseguir el camino de regreso y se quedará sin instrumentos para construir una alternativa de cambio, digna y renovada a los tiempos nuevos.
Para enfrentar la lógica económica-social impuesta por EEUU y Europa, basada en el dominio tecnológico y mediático globalizador, proponemos este aporte reflexivo de las fuerzas ancestrales fundamentadas en la solidaridad, el sentido comunitario de la vida y la autodeterminación. Bases para el logro de una verdadera utopía emancipadora.
“El Bicentenario” oculta el debate sobre los verdaderos orígenes de la argentinidad.
Recordemos que en aquel "cabildo abierto" del 22 de mayo de 1810," se convocaron a los vecinos, que debían cumplir una serie de requisitos ( tener propiedad) para ser considerados tales. Se debía tener casa poblada, armas y caballo y su residencia debía datar de una serie de años, sin ausencias, ya que en tal caso se debía dejar a algún hombre con condiciones similares en su reemplazo, debiendo cada vecino contribuir a la defensa de la ciudad. Como beneficios contaban con franquicias y permisos comerciales y del sistema de encomiendas, pudiendo desempeñar cargos en el Cabildo, previa petición y aprobación que se hacía constar en un libro."
A la sesión concurrieron 56 militares, 4 marinos, 18 alcaldes de barrio, 24 clérigos, 20 abogados, 4 escribanos, 4 médicos, 2 miembros de la audiencia, 2 miembros del Consulado, 13 funcionarios, 46 comerciantes, 18 vecinos y 15 personas sin calificación. Totalizaron 251 concurrentes, a pesar de que se proyectaron 600 invitaciones, que se vieron reducidas por vía de selección a 450, y por presión de los criollos, muchos concurrentes se vieron imposibilitados de acceder a la plaza". No se incluyeron en las invitaciones a gente de raza negra, representantes indígenas y ninguna persona considerada pobre.
Tomado de la invitación a la charla debate sobre "Cultura indigenista y el bicentenario" dl Foro Social Mendoza y la Cátedra de Diversidad Cultural de la Facultad de ciencias Políticas y sociales de la Universidad Nacional de Cuyo.
Pretender hablar de indigenismo irremediablemente nos marca asumir e involucrarnos en la problemática de la identidad, reflexionando sobre nuestros orígenes y los principios de nuestra razón de ser.
Una de las tantas paradojas que se nos presentan es que los aborígenes, fueron diezmados y perseguidos a pesar de su valorización absoluta de la esencia humana y el cuidado del hábitat. Nadie como ellos valoran, esta relación entre el medio ambiente y el ser humano, como partes indisolubles de un todo.
Si nuestra sociedad continúa desconociendo y sin comprender a sus verdaderos ancestros, no podrá reconciliar los elementos afines y discordantes de su identidad. No podrá conseguir el camino de regreso y se quedará sin instrumentos para construir una alternativa de cambio, digna y renovada a los tiempos nuevos.
Para enfrentar la lógica económica-social impuesta por EEUU y Europa, basada en el dominio tecnológico y mediático globalizador, proponemos este aporte reflexivo de las fuerzas ancestrales fundamentadas en la solidaridad, el sentido comunitario de la vida y la autodeterminación. Bases para el logro de una verdadera utopía emancipadora.
“El Bicentenario” oculta el debate sobre los verdaderos orígenes de la argentinidad.
Recordemos que en aquel "cabildo abierto" del 22 de mayo de 1810," se convocaron a los vecinos, que debían cumplir una serie de requisitos ( tener propiedad) para ser considerados tales. Se debía tener casa poblada, armas y caballo y su residencia debía datar de una serie de años, sin ausencias, ya que en tal caso se debía dejar a algún hombre con condiciones similares en su reemplazo, debiendo cada vecino contribuir a la defensa de la ciudad. Como beneficios contaban con franquicias y permisos comerciales y del sistema de encomiendas, pudiendo desempeñar cargos en el Cabildo, previa petición y aprobación que se hacía constar en un libro."
A la sesión concurrieron 56 militares, 4 marinos, 18 alcaldes de barrio, 24 clérigos, 20 abogados, 4 escribanos, 4 médicos, 2 miembros de la audiencia, 2 miembros del Consulado, 13 funcionarios, 46 comerciantes, 18 vecinos y 15 personas sin calificación. Totalizaron 251 concurrentes, a pesar de que se proyectaron 600 invitaciones, que se vieron reducidas por vía de selección a 450, y por presión de los criollos, muchos concurrentes se vieron imposibilitados de acceder a la plaza". No se incluyeron en las invitaciones a gente de raza negra, representantes indígenas y ninguna persona considerada pobre.
Tomado de la invitación a la charla debate sobre "Cultura indigenista y el bicentenario" dl Foro Social Mendoza y la Cátedra de Diversidad Cultural de la Facultad de ciencias Políticas y sociales de la Universidad Nacional de Cuyo.
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