Por Beto Romero *
Foto: August Sander
Las presiones, el fanatismo, (dogma).
Insultos, aberraciones
Las voces que, como chicharras, sonaron insoportables, comparándonos con perros, tildándonos de depravados/violadores.
La banderita argentina, virgen en mano, el rezo: frasecita echa, frasecita vieja, (garrapata).
Los estrujes de quienes hoy, en pos de la familia se alzaron violentamente, contra quienes no pedimos más que un reconocimiento que es legitimo, que es verdadero, al cual tenemos (indudable, indiscutiblemente) derecho.
Y no hablo de me caso/no me caso, de la obra social, ni el crédito compartido: es la libertad, la cuestión.
Y detrás de esta, vienen muchas discusiones, muchos debates impostergables: el aborto legal y gratuito, una nueva legislación respecto del consumo de drogas, la urgente modificación de un código de faltas que da pie a la represión y el abuso.
Importante es saber que esta lucha, por el derecho a decidir cuándo, cómo y qué hacer con mi cuerpo, con mi vida, con mis afectos, con mi familia, recién comienza. El matrimonio igualitario fue, creo, la punta de un ovillo, una puerta que se abre.
Hagamos de esto, entonces, un puño que se levanta, una voz que grita, un llanto que emociona.
Y que el curita se calle, que su dios se encierre con ellos en sus claustros, que callemos de una vez los gritos de las virgencitas descalzas, y escuchemos de nuestras bocas, por nuestros oídos: una voz, una realidad, la de nuestras gargantas cansadas: de la explotación, de la agresión, de la colonia y el saqueo, de Benetton, Yamana, de mamá y papá, y el porro que te arruina la vida.
Y ofrezco mi pecho, tímida tetilla, a quienes hablan de lactancia, de parto: me propongo, que laman, que prueben del sudor, de mis ganas de amar y ser amado, de criar/crear: que vengan con el mismo coraje con el que condenan, me descalifican. Que vean, pues, el engendro que sale de nuestras entrañas, lo miren, nos miren a los ojos, con estas ganas, esta pulsión, este deseo, este amor.
“Reivindico: mi derecho a ser un monstruo
que otros sean lo Normal
El Vaticano normal
El Credo en dios y la virgísima Normal
y los pastores y los rebaños de lo Normal
el Honorable Congreso de las leyes de lo Normal
el viejo Larrouse de lo Normal
Yo solo llevo las prendas de mis cerillas
el rostro de mi mirar
el tacto de lo escuchado y el gesto avispa del besar
y tendré una teta obscena de la luna más perra en mi cintura
y el pene erecto de las guarritas alondras
y 7 lunares
77 lunares
qué digo: 777 lunares de mi endiablada señal de Crear
mi bella monstruosidad
mi ejercicio de inventora
de ramera de las torcazas
mi ser yo entre tanto parecido
entre tanto domesticado
entre tanto metido “de los pelos” en algo
otro nuevo título que cargar
baño: de ¿Damas? o ¿Caballeros?
o nuevos rincones para inventar”
(De Susy Shock, poesía Trans-pirada.)
* DNI 32537930
bedebertrudis@gmail.com
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Foto: August Sander
Las presiones, el fanatismo, (dogma).
Insultos, aberraciones
Las voces que, como chicharras, sonaron insoportables, comparándonos con perros, tildándonos de depravados/violadores.
La banderita argentina, virgen en mano, el rezo: frasecita echa, frasecita vieja, (garrapata).
Los estrujes de quienes hoy, en pos de la familia se alzaron violentamente, contra quienes no pedimos más que un reconocimiento que es legitimo, que es verdadero, al cual tenemos (indudable, indiscutiblemente) derecho.
Y no hablo de me caso/no me caso, de la obra social, ni el crédito compartido: es la libertad, la cuestión.
Y detrás de esta, vienen muchas discusiones, muchos debates impostergables: el aborto legal y gratuito, una nueva legislación respecto del consumo de drogas, la urgente modificación de un código de faltas que da pie a la represión y el abuso.
Importante es saber que esta lucha, por el derecho a decidir cuándo, cómo y qué hacer con mi cuerpo, con mi vida, con mis afectos, con mi familia, recién comienza. El matrimonio igualitario fue, creo, la punta de un ovillo, una puerta que se abre.
Hagamos de esto, entonces, un puño que se levanta, una voz que grita, un llanto que emociona.
Y que el curita se calle, que su dios se encierre con ellos en sus claustros, que callemos de una vez los gritos de las virgencitas descalzas, y escuchemos de nuestras bocas, por nuestros oídos: una voz, una realidad, la de nuestras gargantas cansadas: de la explotación, de la agresión, de la colonia y el saqueo, de Benetton, Yamana, de mamá y papá, y el porro que te arruina la vida.
Y ofrezco mi pecho, tímida tetilla, a quienes hablan de lactancia, de parto: me propongo, que laman, que prueben del sudor, de mis ganas de amar y ser amado, de criar/crear: que vengan con el mismo coraje con el que condenan, me descalifican. Que vean, pues, el engendro que sale de nuestras entrañas, lo miren, nos miren a los ojos, con estas ganas, esta pulsión, este deseo, este amor.
“Reivindico: mi derecho a ser un monstruo
que otros sean lo Normal
El Vaticano normal
El Credo en dios y la virgísima Normal
y los pastores y los rebaños de lo Normal
el Honorable Congreso de las leyes de lo Normal
el viejo Larrouse de lo Normal
Yo solo llevo las prendas de mis cerillas
el rostro de mi mirar
el tacto de lo escuchado y el gesto avispa del besar
y tendré una teta obscena de la luna más perra en mi cintura
y el pene erecto de las guarritas alondras
y 7 lunares
77 lunares
qué digo: 777 lunares de mi endiablada señal de Crear
mi bella monstruosidad
mi ejercicio de inventora
de ramera de las torcazas
mi ser yo entre tanto parecido
entre tanto domesticado
entre tanto metido “de los pelos” en algo
otro nuevo título que cargar
baño: de ¿Damas? o ¿Caballeros?
o nuevos rincones para inventar”
(De Susy Shock, poesía Trans-pirada.)
* DNI 32537930
bedebertrudis@gmail.com
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