viernes, julio 23, 2010

Opinión: “Los pibes de Bariloche”, por Morlachetti

Por Alberto Morlachetti *

(APe).- Bariloche se imaginó siempre como un diseño de la belleza. Cierto. La mirada se hace bonita cuando descubre el lago Nahuel Huapi, el Cerro Catedral o la arquitectura europea del Centro Cívico. Desde su fundación, en 1902, se imaginó blanca, cercanamente Suiza, entrañablemente Alemana.

Protegido por el invierno y el olvido Erich Priebke, vivió casi 50 años en Bariloche. Pero fue descubierto en 1994 como el capitán de las SS Alemanas que el 24 de marzo de 1944 ordenó ejecutar con tiros en la nuca a 335 Italianos en la Masacre de las Fosas Ardeatinas. Mucho de los habitantes de Bariloche no tuvieron dudas ni espanto y apoyaron a aquel "vecino ejemplar de la ciudad", convencidos de que se levantaba un patíbulo para inocentes.

Ese sector de la población siente un desprecio visceral por los pobres de los barrios del "Alto" como Arrayanes, Cooperativa 258, Seis Manzanas, El Frutillar, 400 viviendas, San Ceferino, 34 Hectáreas -por nombrar algunos- donde miles de personas viven entre cartones de invierno, con vientos helados que cruzan el cuerpo de la tierra a 80 Kilómetros por hora y que lastiman la piel con sus 15 grados bajo cero. Los días son capítulos de la muerte.

El 26 junio de 2002 denunciábamos que mas allá de la postal, en 30 días habían fallecido por frío -sí, por frío- 6 bebés entre los 20 días y 5 meses de vida sin que nadie les acerque el aliento sublime de una brasa. No hubo nada delante de esos niños. Terminó su adelante. El hueco que encontraron sus padres en el cementerio quizá resuma lo que cada una de esas vidas significó para una parte de esa sociedad en la que nacieron y crecieron. Casi nada.

Tendrían esos ciudadanos barilochenses que pasar por la experiencia de ver con sus propios ojos a esos retoños que consideran menos, bastante menos, que tratan como sobras, como molestia, como condición humana de baja calidad. Tendrían que presenciar esas escenas, y si después siguen tolerándolas, será porque no los han parido bien.

-I-

Entre 1881 y 1882, el General Conrado Villegas, enviado por Roca en la Campaña del Desierto, exterminó a la mayoría de los pueblos del origen cerca del lago Nahuel Huapi y con ese modo tan bello de producir humanidad, entre arrayanes y vuelos de bandurrias.

Lejos de la naturaleza pródiga que alimentaba generosamente a los pueblos antiguos con huemules, avutardas y piñones, fueron empujados a la tierras altas de las ventiscas, para que se extingan, pero el amor es algo que permanece.

Hoy los pibes pobres -Mapuche o no- viven en riguroso apartheid y juntan cartones o revuelven diariamente la basura para sobrevivir. O siluetas de muchachas que bajan a los infiernos ofreciendo amor bajo una luna sin pecado. Nota completa

* Agencia Pelota de Trapo

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