Por Juan Gasparini *
Aprovechando el efecto “bola de nieve”, tras haber expulsado a Libia, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU debate el nombramiento de un “Relator Especial” para que vaya a Irán e investigue los ataques masivos y sistemáticos contra la población civil. La decisión se conocerá la semana que viene, al finalizar la presente sesión en Ginebra.
El drama suplementario para el régimen integrista de Teheran es que por no formar parte de este Consejo, necesita de un Estado miembro que pida el voto para que la resolución no pase por consenso, pero sus tradicionales aliados más recalcitrantes, Pakistan y Cuba, parece que, esta vez, no estan por la labor. Resta por saber si China podría jugar ese papel, en virtud de su hostilidad a que la ONU mandate expertos que den seguimiento a situaciones individuales en los 192 Estados miembros.
El proyecto de resolución que va a condenar a Irán, apadrinado por Estados Unidos y Suecia, es lacónico, sin adjetivaciones. Denuncia a la dictadura iraní por no cooperar con este Consejo en la promoción y protección de los derechos humanos, y le aplica un mecanismo de control. Se trata de los temidos “Relatores Especiales”, especialistas que trabajan benévolamente para escrutar los casos de países violadores, los cuales entran así en cuarentena, sanción ejemplar de este órgano, máxima autoridad moral de la comunidad internacional en la materia.
Ese “Relator Especial” deberá ser un experto independiente designado por el Presidente de este Consejo, el tailandés Sihasak Phuangketkeow, quien podrá elegirlo de una terna de candidatos seleccionados por representantes de los 5 grupos regionales que constituyen el sistema de Naciones Unidas.
Sin embargo, de producirse el llamado al voto, el “grupo occidental”, que configuran los Estados Unidos, Suiza y ciertos países de la Unión Europea, está seguro de contar con el apoyo de varios Estados asiáticos y africanos (Japón, Maldivas, Zambia y Senegal) además de algunos otros que han roto su solidaridad con el grupo del este europeo, liderado por Rusia, como Ucrania, Hungría, Polonia, Eslovaquia y Moldova. Pero el sostén principal de la medida vendrá de América Latina, donde solo Cuba y Ecuador se opondrán a la nominación, mientras que los seis restantes de los ocho escaños que dispone el continente en este Consejo habilitaran la iniciativa: México, Guatemala, Brasil, Uruguay, Argentina y Chile.
En la hipótesis del sufragio, su desenlace se producirá el jueves venidero. De los 46 países que deberían intervenir en la votación, de momento se contabilizan unos 20 a favor y más de una docena de abstenciones. Podrían oponerse una decena de gobiernos conservadores, capitaneados por Pakistán, que para peor vive una oleada de extremismo musulmán, coronada con el reciente asesinato del único ministro cristiano de su gobierno, Shahbaz Bhatti, adversario de penalizar la blasfema contra el Corán. Para no desentonar, Irán prosigue la represión contra la revuelta popular y mantiene secuestrados en centros de detención secretos a los líderes de la resistencia: Mir Hossein Moussavi y Mehdi Karoubi.
* Ginebra
Aprovechando el efecto “bola de nieve”, tras haber expulsado a Libia, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU debate el nombramiento de un “Relator Especial” para que vaya a Irán e investigue los ataques masivos y sistemáticos contra la población civil. La decisión se conocerá la semana que viene, al finalizar la presente sesión en Ginebra.
El drama suplementario para el régimen integrista de Teheran es que por no formar parte de este Consejo, necesita de un Estado miembro que pida el voto para que la resolución no pase por consenso, pero sus tradicionales aliados más recalcitrantes, Pakistan y Cuba, parece que, esta vez, no estan por la labor. Resta por saber si China podría jugar ese papel, en virtud de su hostilidad a que la ONU mandate expertos que den seguimiento a situaciones individuales en los 192 Estados miembros.
El proyecto de resolución que va a condenar a Irán, apadrinado por Estados Unidos y Suecia, es lacónico, sin adjetivaciones. Denuncia a la dictadura iraní por no cooperar con este Consejo en la promoción y protección de los derechos humanos, y le aplica un mecanismo de control. Se trata de los temidos “Relatores Especiales”, especialistas que trabajan benévolamente para escrutar los casos de países violadores, los cuales entran así en cuarentena, sanción ejemplar de este órgano, máxima autoridad moral de la comunidad internacional en la materia.
Ese “Relator Especial” deberá ser un experto independiente designado por el Presidente de este Consejo, el tailandés Sihasak Phuangketkeow, quien podrá elegirlo de una terna de candidatos seleccionados por representantes de los 5 grupos regionales que constituyen el sistema de Naciones Unidas.
Sin embargo, de producirse el llamado al voto, el “grupo occidental”, que configuran los Estados Unidos, Suiza y ciertos países de la Unión Europea, está seguro de contar con el apoyo de varios Estados asiáticos y africanos (Japón, Maldivas, Zambia y Senegal) además de algunos otros que han roto su solidaridad con el grupo del este europeo, liderado por Rusia, como Ucrania, Hungría, Polonia, Eslovaquia y Moldova. Pero el sostén principal de la medida vendrá de América Latina, donde solo Cuba y Ecuador se opondrán a la nominación, mientras que los seis restantes de los ocho escaños que dispone el continente en este Consejo habilitaran la iniciativa: México, Guatemala, Brasil, Uruguay, Argentina y Chile.
En la hipótesis del sufragio, su desenlace se producirá el jueves venidero. De los 46 países que deberían intervenir en la votación, de momento se contabilizan unos 20 a favor y más de una docena de abstenciones. Podrían oponerse una decena de gobiernos conservadores, capitaneados por Pakistán, que para peor vive una oleada de extremismo musulmán, coronada con el reciente asesinato del único ministro cristiano de su gobierno, Shahbaz Bhatti, adversario de penalizar la blasfema contra el Corán. Para no desentonar, Irán prosigue la represión contra la revuelta popular y mantiene secuestrados en centros de detención secretos a los líderes de la resistencia: Mir Hossein Moussavi y Mehdi Karoubi.
* Ginebra
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