Enviado por No a la Mina Fuente: blog de Cristina Castello
El cuerpo de María Isabel Salinas, una joven militante peronista secuestrada en 1977, estaba enterrado en una fosa común en un predio del Ejército en la localidad de San Pedro.
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó el cuerpo de María Isabel Salinas de Bosso, militante peronista secuestrada por fuerzas de la represión ilegal en la ciudad de Rosario el 17 de septiembre de 1977.
Salinas había sido enterrada en una fosa común en un predio del Ejército. La identificación se logró porque sus familiares aportaron muestras de sangre para cotejar los perfiles genéticos. Salinas fue secuestrada en Rosario el 17 de septiembre de 1977, según consta en el legajo 1580 de la Conadep. El 10 de marzo de 1984, Liliana Salinas, hermana de María Isabel, denunció la desaparición de la joven de 22 años ante esa comisión y relató que los familiares de la militante fueron visitados por dos desconocidos quienes les entregaron una bebita llamada Mariana Bosso, hija de María Isabel y de su esposo Carlos Bosso, nacida el 10 de agosto de 1976.
Además, les dieron una carta donde les decían que cuidaran a la niña y que los padres estaban bien. Ninguno apareció con vida.
El de María Isabel Salinas es el tercer cuerpo identificado que estaba enterrado como NN en la fosa común del predio que el Ejército tiene en la localidad santafesina de San Pedro. La identificación se logró con el cotejo genético de las muestras de sangre de su hija Mariana y de su hermana Liliana.
El primer hallazgo del EAAF en San Pedro fue el de María Esther Ravello, una mujer ciega secuestrada en Rosario el 17 de septiembre de 1977 junto a su esposo Etelvino Vega.
Posteriormente, el EAAF le puso nombre y apellido al cuerpo del profesor entrerriano Gustavo Pon, también secuestrado en Rosario y privado de la libertad en el centro clandestino de detención La Calamita.
Los investigadores suponen que los cuerpos hallados pertenecen a un mismo grupo de presos políticos que fueron trasladados de La Calamita a un chalet ubicado en la ciudad de Monje para su fusilamiento.
El 9 de junio del año pasado, el Equipo Argentino de Antropología Forense informó sobre el hallazgo de la fosa común “en cuyo interior se encontraron restos humanos de varias personas cubiertos con cal y evidencia balística asociada a los mismos”.
Todavía resta explorar una gran superficie del terreno de alrededor de 100 hectáreas. Es la primera vez que se detectan entierros clandestinos en un predio de propiedad del Ejército argentino.
El primer juicio por delitos de lesa humanidad que se llevó a cabo en la provincia de Santa Fe que terminó en abril de 2010 con la condena al represor Pascual Omar Guerrieri, incluyó un testimonio que daba pistas sobre ese accionar.
Se trata de la declaración de uno de los represores que se desempeñaba como personal civil en el centro clandestino La Calamita y afirmó que el último grupo de detenidos desaparecidos fueron llevados al terreno del Ejército en un grupo numeroso. La identificación de María Isabel Salinas confirma que los cuerpos enterrados en ese predio pertenecen a ese grupo.
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