Por Espacio Docente
En cualquier sindicato contemporáneo el Congreso es el órgano soberano del mismo y su función más importante no es solamente velar por el cumplimiento del Estatuto y las normas establecidas sino fijar la política gremial de la entidad, que luego deberán ejecutar el resto de los órganos de gobierno. Es decir el Congreso de la Atech, en este caso, es el espacio oportuno donde representantes de todas las regionales pueden poner en común las situaciones diversas de cada parte de Chubut y tener conocimiento del estado de situación de la educación y las condiciones laborales de una provincia tan heterogénea geográfica como socialmente. De esta manera se podrían trazar los lineamientos generales de una política coordinada y consensuada que permita golpear más contundentemente al gobierno. Golpear en el sentido de hacer sentir las demandas del conjunto de lo/as trabajadore/as de la educación y que el gobierno se sienta intimado a dar respuesta a esas demandas.
En el congreso además están representadas las diferentes posiciones, la mayoría y la minoría de las listas que se presentaron a elecciones para formar parte de la dirigencia del sindicato. Entonces si hay intenciones de que prime la democracia por sobre la soberbia de los números y lo/as congresales escucharan qué se dice más allá del “color” del/la que habla, el congreso debería ser la síntesis de las diferentes posiciones y arribar a un lineamiento que marque el rumbo de una política integral provincial (obviamente sin desconocer los reclamos específicos que se tienen entre una región y otra, entre una función y otra, entre la ciudades y las zonas rurales, etc.).
Nada de esto sucede en el Congreso de la ATECh ¿qué mayor demostración de la falta de una política integral llevada por la Junta Ejecutiva provincial que lo siguiente? Hay regiones en donde el contralor no existe, otras en donde el contralor va a tu casa y otras, como aquí en el valle, donde tenemos que salir con el dolor a cuestas para esperar a alguien que atiende en horarios super restringidos, y todo lo que ya sabemos.
La falta de intención de escuchar las argumentaciones del otro/a está demostrada en que la mayoría vota automáticamente igual en todos los congresos. No importa qué se diga -ni siquiera cuando son observaciones de forma- si lo dice alguien de la minoría no se tiene en cuenta. Un ejemplo concreto y patético de esto fue la reforma del Estatuto del sindicato en el año 2009. Se aprobó automática e íntegramente el proyecto presentado por la lista Azul (hoy teñida de verde), ni siquiera se detuvieron a pensar en las contradicciones que dentro del mismo existían, o las cuestiones importantes que no eran reglamentadas, no tomaron ni un artículo, ni una oración, ni una coma del proyecto presentado por lo/as delegada/os de las regionales Este y Sur.
Como si fuera poco para que un Congreso de estos exaspere al más paciente, los congresales de la mayoría (verde) manosean asquerosamente una de las prácticas claves de la democracia sindical: el mandato. Cuando no quieren tratar algún tema o no quieren fijar posición plantean que no tienen mandato de las bases, o sea que no tienen la opinión de lo/as afiliado/as de sus regionales para hacerse eco de ella en el congreso. Pero cuando quieren aprobar algo no tienen ningún empacho en votar todas las veces que haga falta en contra del mandato que el cuerpo de delegado/as votó (algo que hace reiteradamente el congresal verde de esta regional Guillermo Bataller).
En el último congreso (28 de septiembre), cuyo único tema era la elección de Junta Electoral para las próximas elecciones de congresales, no quisieron escuchar la situación de la regional sur que había realizado un paro hace menos de una semana. Tampoco quisieron escuchar la denuncia de la violación sistemática del mandato por parte del congresal anteriormente mencionado. ¿Las argumentaciones? Que no le compete al Congreso. Ahora bien, si al congreso no le atañe su propio funcionamiento, no le atañe las situaciones de conflictividad de una de sus regionales. ¿Qué le atañe? ¿Cumplir con las formalidades legales estatutarias?
Está en nuestras manos construir un ámbito de verdadera discusión, debate y toma de decisiones en el órgano soberano de nuestra entidad sindical. Convirtámoslo en lo que debe ser y no nos resignemos a este “saludo a la bandera” que flaco favor le hace a las necesidades del colectivo docente.
Nota relacionada: Héctor Lucio: “La Junta Ejecutiva Provincial de la ATECh es cómplice del gobierno”
En cualquier sindicato contemporáneo el Congreso es el órgano soberano del mismo y su función más importante no es solamente velar por el cumplimiento del Estatuto y las normas establecidas sino fijar la política gremial de la entidad, que luego deberán ejecutar el resto de los órganos de gobierno. Es decir el Congreso de la Atech, en este caso, es el espacio oportuno donde representantes de todas las regionales pueden poner en común las situaciones diversas de cada parte de Chubut y tener conocimiento del estado de situación de la educación y las condiciones laborales de una provincia tan heterogénea geográfica como socialmente. De esta manera se podrían trazar los lineamientos generales de una política coordinada y consensuada que permita golpear más contundentemente al gobierno. Golpear en el sentido de hacer sentir las demandas del conjunto de lo/as trabajadore/as de la educación y que el gobierno se sienta intimado a dar respuesta a esas demandas.
En el congreso además están representadas las diferentes posiciones, la mayoría y la minoría de las listas que se presentaron a elecciones para formar parte de la dirigencia del sindicato. Entonces si hay intenciones de que prime la democracia por sobre la soberbia de los números y lo/as congresales escucharan qué se dice más allá del “color” del/la que habla, el congreso debería ser la síntesis de las diferentes posiciones y arribar a un lineamiento que marque el rumbo de una política integral provincial (obviamente sin desconocer los reclamos específicos que se tienen entre una región y otra, entre una función y otra, entre la ciudades y las zonas rurales, etc.).
Nada de esto sucede en el Congreso de la ATECh ¿qué mayor demostración de la falta de una política integral llevada por la Junta Ejecutiva provincial que lo siguiente? Hay regiones en donde el contralor no existe, otras en donde el contralor va a tu casa y otras, como aquí en el valle, donde tenemos que salir con el dolor a cuestas para esperar a alguien que atiende en horarios super restringidos, y todo lo que ya sabemos.
La falta de intención de escuchar las argumentaciones del otro/a está demostrada en que la mayoría vota automáticamente igual en todos los congresos. No importa qué se diga -ni siquiera cuando son observaciones de forma- si lo dice alguien de la minoría no se tiene en cuenta. Un ejemplo concreto y patético de esto fue la reforma del Estatuto del sindicato en el año 2009. Se aprobó automática e íntegramente el proyecto presentado por la lista Azul (hoy teñida de verde), ni siquiera se detuvieron a pensar en las contradicciones que dentro del mismo existían, o las cuestiones importantes que no eran reglamentadas, no tomaron ni un artículo, ni una oración, ni una coma del proyecto presentado por lo/as delegada/os de las regionales Este y Sur.
Como si fuera poco para que un Congreso de estos exaspere al más paciente, los congresales de la mayoría (verde) manosean asquerosamente una de las prácticas claves de la democracia sindical: el mandato. Cuando no quieren tratar algún tema o no quieren fijar posición plantean que no tienen mandato de las bases, o sea que no tienen la opinión de lo/as afiliado/as de sus regionales para hacerse eco de ella en el congreso. Pero cuando quieren aprobar algo no tienen ningún empacho en votar todas las veces que haga falta en contra del mandato que el cuerpo de delegado/as votó (algo que hace reiteradamente el congresal verde de esta regional Guillermo Bataller).
En el último congreso (28 de septiembre), cuyo único tema era la elección de Junta Electoral para las próximas elecciones de congresales, no quisieron escuchar la situación de la regional sur que había realizado un paro hace menos de una semana. Tampoco quisieron escuchar la denuncia de la violación sistemática del mandato por parte del congresal anteriormente mencionado. ¿Las argumentaciones? Que no le compete al Congreso. Ahora bien, si al congreso no le atañe su propio funcionamiento, no le atañe las situaciones de conflictividad de una de sus regionales. ¿Qué le atañe? ¿Cumplir con las formalidades legales estatutarias?
Está en nuestras manos construir un ámbito de verdadera discusión, debate y toma de decisiones en el órgano soberano de nuestra entidad sindical. Convirtámoslo en lo que debe ser y no nos resignemos a este “saludo a la bandera” que flaco favor le hace a las necesidades del colectivo docente.
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