domingo, octubre 02, 2011

Opinión: “Educación: el último portazo de Romero”

Por Juan A. Zuoza *

El gobierno entrante va a recibir un paquete de problemas muy graves, sobre todo los que pretende dejar Romero en estos dos últimos meses que le quedan a cargo del Ministerio de Educación. Todo lo que no pudo destruir durante su mandato pareciera pretender destruirlo en estos últimos 60 días, dejando un verdadero dolor de cabeza al próximo ministro y un escritorio lleno de recursos administrativos y conflictos en la justicia. Si bien en 2010 denuncié penalmente a la ministro y a su equipo por gravísimas irregularidades -como la de arrogarse el derecho de “suspender leyes” (una aberración jurídica), entre otra tantas- estuvo muy lejos de reflexionar y revertir situaciones y se prosiguió con otro cúmulo de irregularidades. Posiblemente la ministro y su equipo consuman las noticias que le publican los medios adictos, y en base a ello creen que su gestión es brillante, tal como le sucedió al gobernador al creer que podía llegar a ser presidente, sin poder ver la realidad ni la improcedencia de muchas acciones.

Hoy pretenden destruir la educación rural, aquella cuota pendiente que les quedó por destruir, ya que no pudieron en otros intentos anteriores. Hoy “ponen la bomba” para que el que venga pague las consecuencias, algo similar al endeudamiento provincial que impone Das Neves para que lo pague Buzzi.

La educación rural de Chubut es por lejos una de las mejor organizadas en todo el país desde hace más de una década, reconocida por el Ministerio de Educación de la Nación, y admirada por varios docentes de otras latitudes. Cuenta con equipos de profesores itinerantes que recorren miles de kilómetros en sus autos particulares para dar clases, trabajar en conjunto con maestros tutores locales, organizando meticulosamente un proceso de enseñanza de primer nivel.

La ruralidad cuenta con dos sistemas de itinerancias, una para el ciclo orientado del secundario, con modalidad semi presencial (EAS) y un sistema de alguna manera parecido (presencial) para el ciclo básico secundario, con menor cantidad de escuelas por docente y mayor frecuencia a las escuelas. El ministerio paga a los docentes de la Región III por todo concepto, a razón de entre $0.90 y $2,20 estimativos por kilómetro por docente, es decir, mucho menos de lo que cobra un remis o taxi por kilómetro (de $3 a 3,50 aprox/km). Todo esto, incluye no sólo los gastos para viáticos, sino la tarea docente y el tiempo que insume viaje que muchas veces es mayor al tiempo que están abiertas las escuelas en un día de trabajo.

Para cubrir los enormes gastos de mantenimiento de los vehículos los docentes generalmente nos organizamos para compartir viajes y así lograr que el sueldo rinda.

A pesar de ello, los docentes no le piden más dinero al ministerio. Lo terrible de la situación es que el Ministerio acaba de redactar borradores de “cambios” de último momento (antes de finalizar los mandatos) donde pretenden hacernos cesar y reducir nuestro salario, en algunos casos hasta a menos de la mitad, por el mismo, o incluso más trabajo. Pero esto no es todo… ¿Cuáles son los fundamentos que tiene el ministerio para realizar los cambios?... Ninguno… sí, efectivamente dije Ninguno. Pero no lo digo yo, sino que lo reconoció recientemente el mismo ministerio, el cual al ser preguntado sobre los diagnósticos, cálculos y estimaciones técnicas en lo pedagógico y en lo operativo, manifestó no contar con esa información.

Es decir, se evidencia que desde el ministerio se improvisa y se intentan ejecutar cambios, basados en el simple parecer de algunos funcionarios, sin consultar a ninguna de las partes afectadas, ni docentes ni directivos ni alumnos. Lo más grave de todo es que la nueva Ley de educación provincial prevé la creación del “Instituto de evaluación de calidad educativa”, instituto de cuyo trabajo deben salir las propuestas de cambios educativos, basados en datos objetivos y concretos y no en improvisaciones de funcionarios que hablan de ruralidad desde un sillón en Rawson, sin siquiera conocer las escuelas sobre las cuales pretenden imponer cambios. Pero pareciera que la ministro y su equipo creen estar por encima de la Ley y las instituciones y en vez de crear el instituto de evaluación de calidad educativa (exigido en la nueva Ley) para ver qué cambios hacen falta, prefieren improvisar bajo fundamentos inexistentes, modificaciones de último momento antes de abandonar el ministerio, destruyendo lo existente, lo cual ha demostrado por más de una década que es un sistema de primerísima calidad y que nunca tuvo objeción alguna sobre su funcionamiento. Incluso desde el ministerio se dijo desconocer los borradores sobre los cambios que pretenden improvisar, los cuales fueron redactados por su propio equipo, aunque se admitió, sin brindar fundamento alguno, que destruirían los grupos de horas para atender a las escuelas rurales.

Los cambios propuestos, además de haberse manejado a escondidas de los involucrados, significarían también la pérdida de trabajo para varios maestros rurales. Esto, a pesar de que la nueva Ley de educación explicita que la aplicación de las modificaciones no pueden afectar a los derechos de los docentes, entre los que se encuentra el fundamental “derecho a la estabilidad”.

Lo más grotesco de la situación es que uno se cansa de leer los medios adictos al gobierno, adulando la gestión de la ministro y hablando de “calidad educativa” y mostrando obras que le salen carísimas al Estado. Sin embargo, hace algo más de UN AÑO Y MEDIO que el ministerio NO LLAMA A CUBRIR HORAS DE LENGUA en la región III, es decir que los alumnos de la meseta de esa región NO CUENTAN CON CLASES DE LENGUA desde hace más de UN AÑO Y MEDIO, dictadas por un especialista, siendo una de las materias más importantes que necesitan los alumnos. ¿Entonces cómo no tienen vergüenza de hablar de “calidad educativa” cuando no les interesa poner docentes en un área tan fundamental? ¿Cómo se atreven a sentirse capacitados para implementar cambios cuando ni siquiera pueden resolver cuestiones tan básicas?

Es obvio que esta situación no va a llegar a buen puerto, dados los antecedentes de improcedencias llevadas a cabo por este ministerio. Y a todo esto cabe preguntarse ¿Para qué? Si, pregunto: ¿Para qué destruir un sistema eficiente justo antes de irse? Las conjeturas son varias… posiblemente tener un interior de la provincia con menor educación les habilite obtener en pocos años un “voto fácil” o simplemente personas sin capacidad de razonamiento y así instalar las mineras que se les antoje, sin peros ni rezongos.

Que esto sea un llamado de atención para que las nuevas autoridades pongan un freno inmediato a las improvisaciones actuales y de último momento que prometen destruir la ruralidad, con un portazo dañino de despedida.

* Profesor Itinerante de Inglés – Región III
23.968.540

Nota relacionada: Opinión: “La destrucción de la educación rural del Chubut – Parte II”, por Juan Zuoza

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