Por Pastoral Social Comodoro Rivadavia
Un aniversario significa que se recuerda algo importante para la vida de las personas, las familias, las comunidades. Un aniversario implica refrescar un hito en la vida compartida.
En este caso nos convoca un nuevo aniversario de la Convención Internacional de los Derechos del Niño. Aniversario que nos recuerda insistentemente, que los niños, las niñas, los adolescentes deben ser tratados como personas, no a futuro sino a presente. Que son sujetos activos de ciudadanía, de acción, de pensamiento, pero a su vez de nuestro más delicado gesto de protección para cuidar que los procesos de crecimiento y desarrollo sean necesariamente saludables.
Por ello nuestro país se ha comprometido a poner en acto la letra de la Convención al incluirla en la Constitución Nacional obligando a las provincias a asumir responsablemente el compromiso de hacer presente esos derechos para todos los niños/as y adolescentes.
En nuestra provincia se sancionó la Ley Nº 4347, construcción colectiva de la que los chubutenses nos debemos sentir autores, ley que se sancionó para ser cumplida, para acompañar el desarrollo y prevenir detectando necesidades de la niñez y la adolescencia, para anticipar urgencias o tragedias por venir.
Lamentablemente, falta mucho para que su aplicación sea para todos y todas, para sostener esa Protección integral.
Los hechos cotidianos nos demuestran el incumplimiento de esos derechos por parte de quien debiera garantizarlos: el Estado-Gestión. Pero debemos interpelarnos como sociedad civil dispuesta a realizar el seguimiento de esos incumplimientos aportando nuestra opinión y nuestra acción modesta y humilde pero imprescindible, la del voluntariado. Como así también una perspectiva acorde al paradigma que nos propone la Convención: no hacer del acto voluntario una acción de beneficencia sino de empoderamiento de nuestros niños, niñas y adolescentes.
Debemos poner en interdicción el discurso que desmiente la realidad, que nos confronta permanentemente con la palabra vana, con los enunciados vacíos de contenido. Si no lo hiciéramos el Aniversario de la Convención resulta entonces, simplemente, un acto folklórico que llena de color e inocencia ,por un rato, la cotidianeidad escolar y ciudadana.
Por todo ello interpelamos todos aquellos derechos incumplidos en cuanto al acceso a la Salud ,a la Educación, a la Vivienda y a un hábitat digno y saludable, a un medio ambiente libre de contaminación, a la cultura de arraigo y de pertenencia, a los bienes culturales y simbólicos-el arte, la recreación, el deporte-a una convivencia familiar en un marco de trabajo digno para los adultos ,todo ello y aún mucho más, como estímulos inalienables para que nuestros niños, niñas y adolescentes puedan crecer y desarrollarse.
Y todos sabemos del maltrato y del abuso cotidiano con secuelas de por vida, del abandono de afecto y de lo material, del impacto provocado cuando falta una atención sanitaria integral y de calidad, de las obras sociales que no responden a las leyes, de la falta de acompañamiento a las familias para criar a sus hijos, de las gestiones que realizan las familias para solicitar servicios y que tardan años, de la precariedad de las viviendas, de la nutrición inadecuada , de los autoritarismos y abusos institucionales padecidos, de las burocracias, de la falta de recursos, de equipos profesionales agotados e insuficientes, de un sistema de consumo que los tiene de clientes, de la droga que circula libremente y los hace esclavos, de quienes los utilizan como mano de obra barata para delinquir ,de cómo los apalean impunemente, de medios de comunicación que los objetaliza, de lo que no llega por diversos motivos.
Y de tantas otras cuestiones que nos hacen sentir vergüenza de celebrar un nuevo Aniversario de la Convención de los Derechos del Niño.
Porque todo este universo de situaciones hacen al cuidado con el que tratamos con ternura, a nuestros más pequeños…sobre todo a los más vulnerables, menos queridos y más excluidos , sobre todo a ellos.
Porque en definitiva es una cuestión de Justicia, básica e inalienable.
Porque solo los adultos podremos pensar un mundo distinto, si creamos una patria donde ubiquemos a los niños/as y adolescentes en un circuito de empatía, miramiento y buen trato que los hagan sujetos éticos y transformantes de la realidad.
Y ello no responde a un simple acto de voluntad personal a la cual, no obstante reivindicamos en tantas acciones a favor del a infancia.
Requiere voluntad social, institucional y en definitiva, voluntad política.
La Infancia (niñez y adolescencia incluidas) pertenece al campo de las decisiones de una sociedad que se define por la calidad en la que protegió a sus miembros más pequeños.
“Dejen a esos niños y no les impidan que vengan a Mí,
Porque el Reino de los Cielos
Es de los que se asemejan a los niños”
Mt. 19,15
Nota relacionada: Defensa de la niñez y adolescencia: afirman que existe una brecha grande entre discurso y realidad
Un aniversario significa que se recuerda algo importante para la vida de las personas, las familias, las comunidades. Un aniversario implica refrescar un hito en la vida compartida.
En este caso nos convoca un nuevo aniversario de la Convención Internacional de los Derechos del Niño. Aniversario que nos recuerda insistentemente, que los niños, las niñas, los adolescentes deben ser tratados como personas, no a futuro sino a presente. Que son sujetos activos de ciudadanía, de acción, de pensamiento, pero a su vez de nuestro más delicado gesto de protección para cuidar que los procesos de crecimiento y desarrollo sean necesariamente saludables.
Por ello nuestro país se ha comprometido a poner en acto la letra de la Convención al incluirla en la Constitución Nacional obligando a las provincias a asumir responsablemente el compromiso de hacer presente esos derechos para todos los niños/as y adolescentes.
En nuestra provincia se sancionó la Ley Nº 4347, construcción colectiva de la que los chubutenses nos debemos sentir autores, ley que se sancionó para ser cumplida, para acompañar el desarrollo y prevenir detectando necesidades de la niñez y la adolescencia, para anticipar urgencias o tragedias por venir.
Lamentablemente, falta mucho para que su aplicación sea para todos y todas, para sostener esa Protección integral.
Los hechos cotidianos nos demuestran el incumplimiento de esos derechos por parte de quien debiera garantizarlos: el Estado-Gestión. Pero debemos interpelarnos como sociedad civil dispuesta a realizar el seguimiento de esos incumplimientos aportando nuestra opinión y nuestra acción modesta y humilde pero imprescindible, la del voluntariado. Como así también una perspectiva acorde al paradigma que nos propone la Convención: no hacer del acto voluntario una acción de beneficencia sino de empoderamiento de nuestros niños, niñas y adolescentes.
Debemos poner en interdicción el discurso que desmiente la realidad, que nos confronta permanentemente con la palabra vana, con los enunciados vacíos de contenido. Si no lo hiciéramos el Aniversario de la Convención resulta entonces, simplemente, un acto folklórico que llena de color e inocencia ,por un rato, la cotidianeidad escolar y ciudadana.
Por todo ello interpelamos todos aquellos derechos incumplidos en cuanto al acceso a la Salud ,a la Educación, a la Vivienda y a un hábitat digno y saludable, a un medio ambiente libre de contaminación, a la cultura de arraigo y de pertenencia, a los bienes culturales y simbólicos-el arte, la recreación, el deporte-a una convivencia familiar en un marco de trabajo digno para los adultos ,todo ello y aún mucho más, como estímulos inalienables para que nuestros niños, niñas y adolescentes puedan crecer y desarrollarse.
Y todos sabemos del maltrato y del abuso cotidiano con secuelas de por vida, del abandono de afecto y de lo material, del impacto provocado cuando falta una atención sanitaria integral y de calidad, de las obras sociales que no responden a las leyes, de la falta de acompañamiento a las familias para criar a sus hijos, de las gestiones que realizan las familias para solicitar servicios y que tardan años, de la precariedad de las viviendas, de la nutrición inadecuada , de los autoritarismos y abusos institucionales padecidos, de las burocracias, de la falta de recursos, de equipos profesionales agotados e insuficientes, de un sistema de consumo que los tiene de clientes, de la droga que circula libremente y los hace esclavos, de quienes los utilizan como mano de obra barata para delinquir ,de cómo los apalean impunemente, de medios de comunicación que los objetaliza, de lo que no llega por diversos motivos.
Y de tantas otras cuestiones que nos hacen sentir vergüenza de celebrar un nuevo Aniversario de la Convención de los Derechos del Niño.
Porque todo este universo de situaciones hacen al cuidado con el que tratamos con ternura, a nuestros más pequeños…sobre todo a los más vulnerables, menos queridos y más excluidos , sobre todo a ellos.
Porque en definitiva es una cuestión de Justicia, básica e inalienable.
Porque solo los adultos podremos pensar un mundo distinto, si creamos una patria donde ubiquemos a los niños/as y adolescentes en un circuito de empatía, miramiento y buen trato que los hagan sujetos éticos y transformantes de la realidad.
Y ello no responde a un simple acto de voluntad personal a la cual, no obstante reivindicamos en tantas acciones a favor del a infancia.
Requiere voluntad social, institucional y en definitiva, voluntad política.
La Infancia (niñez y adolescencia incluidas) pertenece al campo de las decisiones de una sociedad que se define por la calidad en la que protegió a sus miembros más pequeños.
“Dejen a esos niños y no les impidan que vengan a Mí,
Porque el Reino de los Cielos
Es de los que se asemejan a los niños”
Mt. 19,15
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La importancia de la crítica a la cristología de san Pablo, radica en que nos aporta los elementos de juicio necesarios para darnos cuenta __de la omisión capital que cometió Pablo en sus epístolas al mutilar la naturaleza humana de Cristo; privando a la humanidad del testimonio inobjetable patente en la vida, ejemplo y enseñanzas de Cristo que es posible alcanzar la trascendencia humana practicando las virtudes opuestas a nuestros defectos hasta adquirir el perfil de humanidad perfecta __y de la urgente necesidad de formular un cristianismo laico enmarcado en la doctrina y la teoría de la trascendencia humana, a fin de afrontar con éxito los retos y amenazas del Islam, el judaísmo, las corrientes de la nueva Era y la modernidad. http://es.scribd.com/doc/73578720/CRITICA-A-LA-CRISTOLOGIA-DE-SAN-PABLO
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