Por APDH Epuyén-El Bolsón
Ésta del 2011 será la primera Navidad que Coquito no estará con su familia en Epuyén. La ausencia de su sonrisa ese día tan especial de reencuentro y celebración, con su esposa, padres, hermanos, será un vacío imposible de colmar, una herida que sangrará más allá de sus seres queridos, en todos los corazones de la Comarca.
Meses después de su muerte, sus compañeros del Centro de Estudiantes que lleva su nombre, plantaron un maitén, el árbol sagrado de los mapuche, en el predio de la escuela secundaria 774, frente al edificio. Es el colegio en el que transcurrieron los días adolescentes de Guillermo Garrido.
La Verdad
La verdad no llegó desde la Justicia rionegrina, que dictaminó suicidio y archivó la causa. Los informes periciales de los Peritos bonaerenses, a los que se recurrió como alternativa y que se acaban de publicar, son concluyentes. Ya no hay duda posible: No fue un suicidio como pretendía la burda versión policial, aceptada por el Juez Calcagno. Coquito fue asesinado en un calabozo de la comisaría de El Bolsón, a escasas dos horas de su arresto por un incidente menor de tránsito.
La Justicia
Es lenta, ciega, reticente, pero llega, y, en ocasiones, la representan con una espada en la mano. Los culpables del asesinato han quedado al descubierto. El comisario, el subcomisario y los agentes de turno el día 13 de enero del 2010, en la Comisaría de El Bolsón deben cesar ya en sus funciones y llevados a los tribunales y a la cárcel, tal como corresponde, y como ha sido solicitado reiteradamente por la familia Garrido, el pueblo de la Comarca, la prensa popular, los organismos de Derechos Humanos y otras asociaciones, sindicatos y partidos políticos.
Deben también responder por el crimen los funcionarios responsables de estos siniestros personajes policiales en el Gobierno rionegrino, que por estos días están haciendo sus valijas por cambio de mando. Allí se trata de Ministros y Jefes policiales, ya harto denunciados. Y hay otros que participaron o entorpecieron la investigación, entre los cuales La Fiscalía de El Bolsón, que no investigó como correspondía, los peritos barilochenses, que hicieron la autopsia falsa y el Juez actuante, quien archivó la causa. Ellos aparecen ante la opinión pública como cómplices en mayor o menor grado y deberán deslindar responsabilidades. Las autoridades del Hospital local deberán también explicar por qué no retuvieron a Garrido después del accidente y permitieron, si demostraba algún grado de alcohol, como se pretende, que lo llevaran detenido. En el caso del Juez que archivó el expediente, sin duda debe ser apartado de la causa y pasar por un Jury de enjuiciamiento en el Consejo de la Magistratura.
Ante este hecho criminal, y otros de igual tenor, que hemos venido denunciando desde hace varios años, donde la impunidad aparece como regla, y conmueve a nuestra comunidad, la Asamblea por los Derechos Humanos y todos los vecinos de la Comarca exigimos y merecemos una inmediata respuesta del Gobierno de Río Negro y de los organismos de Control de la Legislatura y de la Justicia provincial.
Por otra parte la promesa que hiciera el Gobernador del Chubut Don Mario Das Neves comprometiéndose con la comunidad de Epuyén en la Fiesta de los Artesanos, a escasos días del asesinato, a esclarecer el caso, quedó en nada. Miró hacia otro lado ante el dolor de la madre de Coquito y ante las demandas angustiadas y reiteradas de los vecinos de Epuyén, ya que este año su única preocupación parece haber sido ajustarse el cinturón salvavidas, cuando su barca política comenzó a hacer agua y hundirse. También su gobierno debería dar una respuesta pública de su inacción y pasividad ante tan flagrante violación de los Derechos Humanos contra un joven chubutense, arrancado del brazo de sus padres por la policía rionegrina, al atravesar el límite provincial en el Paralelo 42.
Sólo la Verdad nos hace libres, y sólo la Justicia y la Reparación para la esposa, padres y hermanos de Coquito Garrido podrán hacer florecer el maitén plantado por los estudiantes de Epuyén una mañana soleada de otoño, a los tres meses del asesinato, para tenerlo siempre presente, con la misma sonrisa amplia y generosa y rodeado por sus amigos, como aparece en el gran mural que pintaran a la entrada de la escuela.
Nota relacionada: El Bolsón: “Jueces y fiscales encubren a la policía”
Ésta del 2011 será la primera Navidad que Coquito no estará con su familia en Epuyén. La ausencia de su sonrisa ese día tan especial de reencuentro y celebración, con su esposa, padres, hermanos, será un vacío imposible de colmar, una herida que sangrará más allá de sus seres queridos, en todos los corazones de la Comarca.
Meses después de su muerte, sus compañeros del Centro de Estudiantes que lleva su nombre, plantaron un maitén, el árbol sagrado de los mapuche, en el predio de la escuela secundaria 774, frente al edificio. Es el colegio en el que transcurrieron los días adolescentes de Guillermo Garrido.
La Verdad
La verdad no llegó desde la Justicia rionegrina, que dictaminó suicidio y archivó la causa. Los informes periciales de los Peritos bonaerenses, a los que se recurrió como alternativa y que se acaban de publicar, son concluyentes. Ya no hay duda posible: No fue un suicidio como pretendía la burda versión policial, aceptada por el Juez Calcagno. Coquito fue asesinado en un calabozo de la comisaría de El Bolsón, a escasas dos horas de su arresto por un incidente menor de tránsito.
La Justicia
Es lenta, ciega, reticente, pero llega, y, en ocasiones, la representan con una espada en la mano. Los culpables del asesinato han quedado al descubierto. El comisario, el subcomisario y los agentes de turno el día 13 de enero del 2010, en la Comisaría de El Bolsón deben cesar ya en sus funciones y llevados a los tribunales y a la cárcel, tal como corresponde, y como ha sido solicitado reiteradamente por la familia Garrido, el pueblo de la Comarca, la prensa popular, los organismos de Derechos Humanos y otras asociaciones, sindicatos y partidos políticos.
Deben también responder por el crimen los funcionarios responsables de estos siniestros personajes policiales en el Gobierno rionegrino, que por estos días están haciendo sus valijas por cambio de mando. Allí se trata de Ministros y Jefes policiales, ya harto denunciados. Y hay otros que participaron o entorpecieron la investigación, entre los cuales La Fiscalía de El Bolsón, que no investigó como correspondía, los peritos barilochenses, que hicieron la autopsia falsa y el Juez actuante, quien archivó la causa. Ellos aparecen ante la opinión pública como cómplices en mayor o menor grado y deberán deslindar responsabilidades. Las autoridades del Hospital local deberán también explicar por qué no retuvieron a Garrido después del accidente y permitieron, si demostraba algún grado de alcohol, como se pretende, que lo llevaran detenido. En el caso del Juez que archivó el expediente, sin duda debe ser apartado de la causa y pasar por un Jury de enjuiciamiento en el Consejo de la Magistratura.
Ante este hecho criminal, y otros de igual tenor, que hemos venido denunciando desde hace varios años, donde la impunidad aparece como regla, y conmueve a nuestra comunidad, la Asamblea por los Derechos Humanos y todos los vecinos de la Comarca exigimos y merecemos una inmediata respuesta del Gobierno de Río Negro y de los organismos de Control de la Legislatura y de la Justicia provincial.
Por otra parte la promesa que hiciera el Gobernador del Chubut Don Mario Das Neves comprometiéndose con la comunidad de Epuyén en la Fiesta de los Artesanos, a escasos días del asesinato, a esclarecer el caso, quedó en nada. Miró hacia otro lado ante el dolor de la madre de Coquito y ante las demandas angustiadas y reiteradas de los vecinos de Epuyén, ya que este año su única preocupación parece haber sido ajustarse el cinturón salvavidas, cuando su barca política comenzó a hacer agua y hundirse. También su gobierno debería dar una respuesta pública de su inacción y pasividad ante tan flagrante violación de los Derechos Humanos contra un joven chubutense, arrancado del brazo de sus padres por la policía rionegrina, al atravesar el límite provincial en el Paralelo 42.
Sólo la Verdad nos hace libres, y sólo la Justicia y la Reparación para la esposa, padres y hermanos de Coquito Garrido podrán hacer florecer el maitén plantado por los estudiantes de Epuyén una mañana soleada de otoño, a los tres meses del asesinato, para tenerlo siempre presente, con la misma sonrisa amplia y generosa y rodeado por sus amigos, como aparece en el gran mural que pintaran a la entrada de la escuela.
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