lunes, junio 18, 2012

Opinión: “De la emancipación al travestismo político”, por Pablo Quintana


Por Pablo Quintana *

En estos tiempos suele decirse que hay una verdadera recuperación en la participación política, que la dirigencia se muestra como más representativa de los intereses ciudadanos; sin embargo son cada vez más frecuentes las situaciones de abandono de los principales atributos propios del quehacer en la política. En tiempos de democracia, aquellos que deberían generar importantes cambios para y por la sociedad, se han ido transformando en meros gestores administrativos.

Los actores -políticos-, sustituyen las estructuras partidarias y los militantes se transformar así en meros colectivos de apoyo electoral, grupos que se transmutan en trampolines para la construcción de poder de una dirigencia cada vez más alejada de las demandas y realidades sociales.

El gobernador Martín Buzzi es la muestra clara del perfil político de una dirigencia venida a menos. Buzzi, es el hombre que pasó por el radicalismo, militó en la UCeDe, incurrió en el Peronismo Federal y bancó los desafíos de Das Neves al modelo Nac and Pop del Kirchnerismo para, finalmente, alinearse con el Gobierno Nacional. Es el actor, que no quiere ser de reparto, y dice encarnar hoy el proyecto de Cristina. El ex intendente de Comodoro Rivadavia y ex ministro de Producción del dasnevismo está dispuesto a ser un peón en cualquier casillero, con tal de no quedar al margen de la estrategia planificada desde la Rosada.

Así la falta de doctrina y formación ideológica, es reemplazada por la convicción de representar los intereses corporativos de las multinacionales y los negocios que permitan continuar con la lógica administrativa.

Pero travestirse políticamente no sólo es condición de aquél que lleva a cabo su mutación partidaria con el sólo propósito de perpetuarse en un pequeño espacio de poder público. Quienes usufructúan esa transformación, son cómplices y gestores de esta política que sólo intenta administrar los intereses de capitales foráneos y otros tantos.

Que Buzzi tenga tres afiliaciones en su haber (UCeDé, UCR y PJ), a esta altura pareciera ser es casi una anécdota. Que el Justicialismo chubutense arrastre en un estado de acefalia, también. Los llamados referentes convalidan esa condición transformando el partido en una casa de meretrices.

El neoliberalismo avanza a escalas impensadas en estos tiempos, mucho más incluso que cuando los vientos soplaban a su favor sin eufemismos durante la década del ’90. Es más, durante el gobierno justicialista de Carlos Saúl Menem el neoliberalismo logró lo que ni la dictadura más feroz pudo imponer con 30 mil desaparecidos. Así como lo hizo con ese pretendido caudillo del interior, que les juntó la cabeza a unos cuanto, ahora lo hace de la mano del gobierno Nac and Pop. No en vano, sus ingenierías legales siguen vigente.

El modelo extractivista, el de las verdaderas grandes corporaciones, tiene gestores que permiten su profundización. Los políticos travestidos son actores ideales para esta función. Son los devenidos funcionarios de turno, que están lejos de gestar cambios sociales. Sin doctrina, sin principios, sin ideas emancipatorias. Como dice el filósofo argentino, Raúl Cerdeiras “Nosotros percibimos que se ha perdido definitivamente, después de la dictadura, la unión entre las palabras política y emancipación”.

* DNI 16.840.194 - Periodista

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