Por Proyecto Sur
Tanto el Gobernador Martín Buzzi
como el Ministro de de Gobierno y Justicia de Chubut Javier Touriñán han
declarado recientemente que la megaminería, en principio, solo sería explotada
en la Meseta Central
porque, en esa zona, no hay otras alternativas de desarrollo.
Desde Proyecto Sur, repudiamos la
postura perversa de este gobierno por las siguientes razones:
1) El Gobernador prometió en
reiteradas ocasiones que la política minera iba a ser objeto de un debate
público, amplio y democrático. Pero mintió. Ese debate nunca se realizó. En la
provincia hay muchos vecinos y organizaciones sociales que desde hace mucho
tiempo han analizado las ventajas y desventajas de la minería a gran escala y
que quieren que se los escuche, pero el gobierno los ignora. La “licencia
social” es una burla al pueblo: no quieren escucharlo, solo quieren convencer a
sus representantes formales en la Legislatura. Es decir, se apuesta al lobby, no a
la democracia real.
2) El gobierno dice que la Meseta Central está
empobrecida por efecto de las condiciones naturales. Eso es falso. El
empobrecimiento esa región es producto de políticas implementadas
sistemáticamente por el gobierno provincial desde hace mucho tiempo, basadas en
tres pilares: la zona cordillerana del noroeste, el valle y la cuenca
petrolera. En este esquema, el resto no existía. De pronto, descubrieron que,
en ese supuesto vacío, había algo de valor que podía ser extraído a un costo
económico y social muy bajo. En ese momento, el gobierno se convirtió en
representante implacable de los grupos mineros. Esta es una línea gubernamental
consolidada desde la gestión de Lizurume hasta la de Buzzi.
3) El gobierno afirma que en esta
región la única alternativa económica que asegure el desarrollo es la
megaminería a cielo abierto. Eso no es cierto. Desde hace tiempo, se sabe que
hay grandes acuíferos subterráneos que podrían revertir en poco tiempo el
efecto de las sequías y generarían alternativas económicas sustentables, muchas
de las cuales son compatibles con la tradición cultural de las poblaciones
originarias de la zona. Es decir, con el agua disponible, se puede apostar a un
modelo económico ecológico, inspirado en una relación de respeto hacia la
naturaleza.
4) El gobierno asegura que es
posible una producción minera a gran escala sometida a controles estatales
eficientes. Pero esto es una falacia. En primer lugar, ninguno de los
funcionarios provinciales tiene la más remota idea de cómo se controla una
empresa que, para su funcionamiento, consume tantos recursos como una ciudad.
De hecho, en países del primer mundo, la megaminería es cuestionada e incluso
prohibida porque no puede ser regulada por el Estado. En segundo lugar, si
tenemos en cuenta que los argentinos padecemos un Estado en manos de
funcionarios fácilmente corromplibles, con controles frágiles e ineficientes,
es fácil anticipar que la megaminería no puede ser realmente controlada en
nuestro territorio.
5) El gobierno sostiene que, con el
Marco Regulatorio, serán los propios pobladores quienes decidan si aprueban o no
los emprendimientos mineros. Todos entendemos lo que esto significa. En un
escenario en que se ha empujado a varias poblaciones a la desesperación, un
escenario en el que los políticos mienten, cambian de vereda como cambian de
camisa y están respaldados por una corporación minera asociada al gobierno
nacional, ¿qué poder de decisión real tienen los habitantes de la provincia?
6) El gobierno oculta una realidad:
la megaminería es un saqueo al país. Aporta al Estado un porcentaje mísero de
sus ganancias y, a cambio, contamina y deteriora el medioambiente.
Podemos enumerar muchas razones más
para afirmar que la
Meseta Central no debe ser una zona de sacrificio y que la
megaminería es una nefasta opción productiva.
Es posible elaborar modelos
sustentables, que son los únicos que sirven a largo plazo. Para ello, es
necesario que el gobierno se ponga del lado del pueblo y que deje de operar
como representante de los grupos mineros.
Nota relacionada: La
minería a gran escala sería explotada solo en la meseta
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