Por Hernán Schiaffini
La represión sufrida por los
manifestantes contrarios a la sanción del Marco Regulatorio para la explotación
minera en Rawson, el pasado 27 de Noviembre, pone en evidencia varias
cuestiones que requieren ser señaladas.
Cuando
los presentes iban a ingresar a la Legislatura fueron
atacados por una patota de la Unión Obrera de la Construcción de la
República Argentina (UOCRA) que se encontraba apostada allí previamente.
Javier
Touriñán, Ministro de Gobierno de Chubut, dijo
después que los “incidentes” comenzaron porque la UOCRA fue atacada, dado
que alguien, “no sabemos si manifestantes del No a la Mina o no se quién”
rompió los vidrios de los micros de UOCRA. Si no sabe quién ¿para qué levanta
el dedo?, podría uno preguntarse.
Mateo
Suárez, referente chubutense de UOCRA, dijo
algo similar, pero de una camioneta: “un grupito muy preparado que nos
rompieron los vidrios de la camioneta” y “un grupo mandado por alguien que nos
agredió”. Parece que tampoco sabe bien quién fue. Pero por las dudas le pegaron
a los del No a la Mina.
Después
salió a tuitear el Gobernador Buzzi: “#lo de ayer no fue nada, apenas una
pelea entre pro y anti-mineros”. No sorprende, pero sí preocupa. Primero, que
se refiera a lo sucedido como una “pelea”. Luego, que nos permita pensar que
como “no fue nada”, lo más probable es que no exista consecuencia alguna. Si le
sumamos a esto la
foto que se sacó una semana atrás con el espía Gerardo Martínez, titular
nacional de la UOCRA, y recordamos los antecedentes del accionar de esta conducción
sindical en Chubut, protagonista de varias agresiones a vecinos comprometidos
contra la mega-minería, las posibilidades de una coincidencia se reducen
alarmantemente.
Pero
detrás de la maraña de declaraciones, que ya se escuchan y leen, y que se
repetirán hasta oscurecer lo ocurrido lo más que se pueda -(debemos agregar
aquí a muchos políticos vinculados al PJ dasnevista, “Modelo Chubut”, que
apasionadamente agredieron a los militantes del No a la Mina durante los años
en que fueron gobierno, pero que ayer salieron rápidamente a repudiar la
violencia)- lo que verificamos en estos sucesos es la presencia de un repetido
modelo de represión informal, que podemos encontrar aplicado contra muchas
protestas anti-mineras en toda América Latina.
En
efecto, en un intento por reprimir sin ensuciarse las manos, fuerzas de choque,
armadas sobre la base de lo que se puede encontrar, son las encargadas de
intentar desarticular a través de la violencia los movimientos sociales que
defienden el territorio. No se puede usar a la policía, porque eso dejaría en
evidencia qué juez o ministro dio la orden. Entonces los represores pasan a ser
otros “trabajadores”, que “piensan distinto” y que “desean manifestarse”, como
podemos encontrar en las pésimamente escritas notas que publica ese triste
experimento de propaganda que es el diario El
Oeste de Esquel.
En
Cerro de San Pedro y Chicomuselo (México), en Tinogasta y Famatina (Argentina),
en Cajamarca y en Espinar (Perú), y en muchos otros lugares podemos encontrar
estrategias parecidas. Grupos de choque conformados por burócratas sindicales,
pistoleros a sueldo, barrabravas de fútbol y otros muchos se acuerdan de golpe
de su interés por el desarrollo y el pleno empleo y ¡oh, casualidad!, agreden a
manifestantes que incomodan a grandes empresas multinacionales y sus socios
políticos. No es la primera vez que pasa, y por cierto no será la última. Y la
diferencia entre un grupito que se autonomiza y hace cualquier cosa, y otro que
es parapolicial es que al primero el estado lo persigue, y al segundo lo apaña.
¿Será
que al gobierno de Chubut, fuertemente empeñado, hoy por hoy, en lograr
segundos de aire en cualquier medio de prensa nacional, le molesta sobremanera
que la protesta contra la mega-minería se desenvuelva en la capital de la
provincia? ¿Será que Rawson y la costa chubutense toda intenta ser la
plataforma nacional de Buzzi? Una protesta de vecinos le cae, entonces, como
una mosca en la sopa. Por eso las apelaciones al diálogo se van por las
cañerías cuando se le pregunta acerca de plebiscitar la actividad minera.
Suárez,
Touriñán y Buzzi parecen decir que cincuenta mujeres y niños se tuvieron fe como
para apedrear a trescientos militantes de UOCRA y vencerlos a piña limpia. Si
se creen esa historia, probablemente se crean también que la población de
Chubut va avalar el saqueo de su territorio, para que se vuelvan más ricos los
accionistas de Yamana Gold y de Aquiline y se queden sin agua los mapuches de
la meseta. O sea, para que se vuelvan más ricos los ricos, y más pobres los
pobres.
Nota
relacionada: Marcha en Esquel: vecinos repudiaron la violencia de Rawson y exigieron la renuncia de los políticos responsables
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