Extracto: Diario Jornada
Por Rolando Tobarez
Son diez, viven repartidos en Trelew, Rawson y Esquel y
forman parte del grupo de 32 exmilitares y retirados del Servicio Penitenciario
Federal procesados por el juez federal Hugo Sastre por su presunta
responsabilidad en la histórica Causa 500, que investiga violaciones a los
derechos humanos en la Unidad
6 de Rawson.
Muchos son conocidos vecinos. Algunos ya ancianos y otros en
camino. Sus procesamientos fueron un pedido del fiscal Fernando Gélvez, pieza
clave en la investigación del expediente por delitos de lesa humanidad más
grande de la Patagonia
y uno de los más complejos del país por la cantidad de imputados.
Todos están acusados por privación ilegal de la libertad con
violencia y amenazas, además de tormentos agravados por ser sus víctimas
perseguidos políticos. Se recogieron decenas de testimonios de exdetenidos de
la penitenciaría rawsense en los años de plomo.
Vecino de Esquel
Emilio Dambra nació el 14 de febrero de 1957 y vive en
Esquel. El testigo Orlando Calamari lo contó entre quienes lo sometieron a
golpizas diarias. Le decían “Granulín” por su cara cubierta de erupciones. En
las celdas de castigo, a Calamari el acusado le quitaba la ropa largas horas y
le echaba baldazos de agua fría pese al frío. Eduardo Porcel lo acusó de haber
sido parte del grupo que lo pateó, lo trompeó y le arrancó los bigotes.
Al testigo César Vivar lo conducían por los pasillos entre
dos filas de oficiales; al pasar con el brazo derecho torcido hacia atrás y
apretado en la espalda, le pateaban los tobillos. Si no agachaba la cabeza,
recibía más golpes. No le permitían fotos de familiares, ni recreación física,
ni hablar. Señaló a Dambra por estos castigos. Según el juez Sastre, “participó
en la aplicación sistemática de torturas que se tienen como probadas”. Nota completa
0 Comentá esta nota:
Publicar un comentario