martes, diciembre 17, 2013

Caso Monsalvez en Trelew: “Justicia ilegítima, cadáveres en fotos, y muertes poco naturales”



Fuente: La Vaca

“Me siento humillada por la justicia” dice Cintia Monsalvez, mamá de César, un chico de 13 años desaparecido durante un mes y medio en Trelew. El cuerpo destrozado de César fue encontrado en julio, justo cuando el caso estaba siendo denunciado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Era sobrino de Bruno, un testigo protegido asesinado tras declarar contra la policía. Pero el poder judicial no considera que César Molsalvez haya desaparecido fozadamente, ni la familia contó con un perito de parte que estudiara el cuerpo.

Sólo logró que el forense Carlos Alsina, convocado por la defensa, pudiera ver las fotos del cadáver. Aquí publicamos el informe de Alsina, que revela las irregularidades de una autopsia que parece hecha para que nada pueda saberse. Contra las teorías mediáticas del fiscal Fabián Moyano que se comprobaron falsas, sobre que el chico había muerto por consumo de drogas o por causas naturales, el informe del forense Alsina plantea: “La víctima pudo morir por asfixia mecánica, lesiones por armas de fuego o arma blanca punzante” y agrega que  “pudo existir ataque sexual previo”.

En Chubut sigue creciendo la cantidad de chicos muertos por la policía, pero que siempre aparecen suicidados o víctimas de “muerte natural por causas indeterminadas”.

Ni disculpas

Cintia Monsalvez relata: “Lo que hizo la Fiscalía a cargo de Fabián Moyano es nefasto. Él salió a decir que mi hijo se había escapado y no que lo habían secuestrado. Cuando apareció el cuerpo dijo que había muerto por drogas, ensuciando a César, y después los propios estudios de la policía demostraron que no tenía ninguna sustancia de ese tipo en el cuerpo. Pero ni disculpas pidió. A mi hijo no me lo van a devolver con disculpas. Pero todo lo que hemos investigado demuestra que fue un crimen”.

Cintia siente decepción: “No puede haber persona más cruel en la tierra que un fiscal que tendría que investigar y no investiga. Siempre me decía que yo tenía que estar tranquila. Claro, te quieren tranquila para que no hagas nada, y así la policía sigue en la impunidad. Porque a mi hijo me lo mató la policía”.

El argumento de Cintia, que vive en un barrio obrero de Trelew, es el que cualquier vecinos conoce: “En la calle las cosas se saben. Si hubiera sido alguien que no es de la policía, enseguida todos lo sabrían. Pero acá nadie vio nada, nadie sabe nada, todo es muy cerrado. Cuando pasa eso, es porque está metida la policía”.

Quién hace desaparecer

Bruno Rodríguez Monsalvez, hermano de Cintia, había sido asesinado en 2012 pese a que era testigo protegido por su declaración sobre la violación y vejaciones cometidas por policías contra un adolescente en la Comisaría 2°. En Trelew llaman a esa sede “la Comisaría del horror”.

La abogada Verónica Heredia: “Después del asesinato de Bruno, desaparece César. La hipótesis de la desaparición debe ser rebatida por el Estado. Si el Estado no investiga, está siendo partícipe de la desaparición. El cuerpo apareció justo cuando se estaban haciendo las denuncias internacionales, y cuando medios como la revista Mu estaban en Trelew investigando el caso. Pero la justicia federal, el juez Hugo Sastre y el fiscal Fernando Gélvez, no toma el caso como desaparición y lo devuelve a la justicia provincial”.  La paradoja es que se considera que no fue una desaparición, sin haberla investigado como tal. La desaparición forzada sólo puede ser producida por fuerzas estatales. La inacción estatal para investigarla, como se sabe bien en la historia argentina, termina siendo parte del delito. En uno de los actos reclamando justicia, la Comisión contra la Impunidad

El informe del forense Alsina plantea: “La víctima pudo morir por asfixia mecánica, lesiones por armas de fuego o arma blanca punzante” y agrega que  “pudo existir ataque sexual previo”.

Comisión contra la impunidad

Natali Narváez integra la Comisión contra la Impunidad de Trelew: “Según la investigación, parecería que un buen  día César decidió morir por su cuenta. No que lo mataron. El forense Diego Rodríguez Jacob es el mismo que dijo que Julián Antillanca había muerto por coma alcohólico, y no por la golpiza y tormentos propinados por la policía”, tema que siempre deberían reflexionar quienes se enternecen ante las demandas policiales: se trata de trabajadores capaces de torturar, matar y violar chicos de modo sistemático. Los que no son así, si no lo son, podrían ayudar a que el horror no siga siendo la ley cotidiana, cosa que no ocurre. Hay silencios que son mafiosos.

Natalí: “En dos años, desde el crimen de Julián Antillanca, murieron también Maxi Almonacid, Bruno Rodríguez Monsalvez, César Monsalvez, y hace dos semanas Angelo Vargas”. Angelo apareció ahorcado en la Comisaría 2°, obvio. “Lo habían llevado por una contravención que es por estar medio borracho. Te tienen y te largan a las 7 de la mañana. ¿Por qué iba a suicidarse? Además, es imposible el ahorcamiento, porque Angelo medía 1,80 y apareció ahorcado con una cuerda de un metro, arrodillado en el piso”. Todos estos casos se suman a Braian en Neuquén, el caso Solano en Río Negro  y la cantidad de situaciones detectadas también por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuenta la doctora Heredia: “Son las nuevas desapariciones, las de jóvenes pobres en manos de una policía que queda impune en la medida en que el Estado no haga algo para  detener la impunidad y la violencia”.

  • El triple enigma: la nota en Mu que investigó el caso
  • El informe pericial del Caso Monsalve (en formato .doc) 

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