Los policías no son trabajadores y en esta democracia mandan los patrones
Desde la planificada acción iniciada por la policía cordobesa, las protestas policiales se extendieron como reguero de pólvora en los días siguientes: Catamarca, Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires, Chubut, Mendoza, Jujuy, Tucumán, La Pampa, Salta, entre tantas otras.
El saldo de estos hechos es, hasta el momento, 11 muertos en diversas provincias de nuestro país. El método del acuartelamiento, liberación de zona y articulación con bandas narcos que operan en los territorios, mostró su eficacia como esquema de presión y negociación salarial, que al mismo tiempo tiene el claro objetivo de lograr impunidad.
En este marco, los saqueos, que sólo son posibles en contextos de desigualdad social y necesidades insatisfechas (más allá de si “organizados” o “espontáneos”), son capitalizados corporativamente por las mismas fuerzas policiales rebeladas, que a través de la instalación del miedo a gran escala y los enfrentamientos entre sectores del pueblo, legitiman socialmente su rol represivo.
Desde MIR rechazamos sin medias tintas los reclamos salariales de las policías, porque no se trata de trabajadores sino el brazo represor del Estado. Sus “triunfos reivindicativos” no hacen otra cosa que fortalecer la capacidad represiva contra los sectores populares, lo que quedó bien en claro con los hechos vividos en Tucumán, donde luego de acordar su aumento salarial, la policía tucumana reprimió con fiereza la movilización popular que orientaba su bronca contra el gobernador Alperovich.
30 años de una democracia para pocos
En el momento más crítico de estos acontecimientos, el kirchnerismo realizó días atrás los coloridos festejos en Plaza de Mayo por los 30 años de la democracia, que a todas luces parecieron bastante ajenos a la realidad. A su vez, lo que intenta presentarse como una “fiesta de todos” no logra ocultar que en este régimen político -donde “el pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes”-, siguen mandando y beneficiándose unos pocos, mientras las grandes mayorías populares sufren la explotación, miseria y desigualdad social.
Desde MIR defendemos las libertades democráticas conquistadas por nuestro pueblo para organizarse y expresarse políticamente, luego de la sangrienta dictadura militar iniciada en marzo de 1976; pero tenemos perfectamente claro que “esta” democracia sigue siendo un régimen al servicio de las clases dominantes. Y que todo el andamiaje institucional y los poderes del Estado están puestos al servicio de la defensa de sus intereses.
Claro ejemplo de este contenido de clase es la infame sentencia de la justicia santacruceña contra 4 compañeros petroleros de Las Heras conocida días atrás, que fueron condenados a la pena de cadena perpetua por la histórica pueblada que en el año 2006 conmovió al norte de la provincia de Santa Cruz y en la que resultó muerto un policía.
Ramón Inocencio Cortez, José Rosales, Franco Padilla y Hugo González son los compañeros que, en pocos días, pueden ir presos para pasar el resto de sus días tras las rejas; mientras otros compañeros sufrieron condenas a 5 años de prisión. Son las víctimas de una revancha patronal, de un intento de escarmiento ejemplar contra el conjunto de la clase trabajadora.
En un nuevo aniversario de la Rebelión Popular de Diciembre de 2001, el próximo 20 de diciembre, llamamos a movilizarnos en todo el país dando clara prioridad a la lucha por la absolución de los compañeros petroleros de Las Heras. En el mismo sentido, tenemos que exigir la libertad inmediata de los compañeros de Quebracho Fernando Esteche y “Boli” Lescano, presos por repudiar el fusilamiento en la ruta del docente neuquino Carlos Fuentealba en 2007, mientras el responsable político de su asesinato, el ex gobernador Jorge Sobisch, sigue impune.
¡Por una Navidad sin hambre ni presos políticos!
¡Plata para vivienda, salarios, salud y educación y no para la represión!
A 12 años de la Rebelión Popular de Diciembre de
2001:¡Seguimos luchando por la Revolución y el Socialismo!
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