jueves, diciembre 12, 2013

“Violencia es mentir”: aclaración de la radio Petu Mogeleiñ sobre el conflicto de tierras en Buenos Aires Chico



Por Radio Mapuche Comunitaria Petu Mogeleiñ 
Por AJItamos

A partir de  los últimos acontecimientos que se vivieron el pasado fin de semana en el Cerro León o Cerro Azul en Buenos Aires Chico, cercano a la localidad de El Maitén, que tuvo por protagonistas a las Comunidades Mapuche Cañió, Ñiripil y Sepúlveda y a un grupo de vecinos que se denominan autoconvocados por  el Cerro Azul  quienes  apoyaron la realización de una carrera de descenso de mountain bike,  vemos necesario esclarecer  los hechos  de manera que la información pueda llegar a todos de forma igualitaria y a su vez establecer nuestro posicionamiento y preocupación por la clara vulneración de derechos que se  evidencian en este conflicto.

En supuestas tierras fiscales, en las que viven desde hace más de cien años los Cañió y los Ñiripil, intereses privados a través de la gestión del estado municipal en manos del entonces intendente dasnevista Oscar Currilén, hoy del FPV y quien asumió hace muy pocos días la presidencia del IAC en Chubut (Instituto Autártico de Colonización)   construyeron un refugio de montaña en el marco de un megaproyecto de pistas de sky.   En este emprendimiento se contemplaba la construcción de cerca de 20 pistas, que luego redujeron, y que finalmente no pudieron concretar debido a la ilegalidad del proceder, ya que no había sido elaborado ningún informe de impacto ambiental, no habían sido consultada las familias originarias del lugar ni plazos de obra, entre otras irregularidades. A partir  entonces de los más de 500 metros de bosque nativo talado ilegalmente entre otras tantas denuncias  se pasó a manos de la justicia para poder resolver un conflicto que claramente lleva años tapándose.

Es así como pese a la medida cautelar dictaminada por la justicia,   un grupo organizador pretendió realizar un evento de mountain bike en este espacio territorial en conflicto,  al que se invitó a gente de distintas provincias. Por las características del mismo, suponemos que este  evento llevaba  mucho tiempo previo de organización, pero no se consultó  con las familias que habitan el cerro sino hasta una semana antes del evento, una vez que ya estaban casi concluidas las tareas de realización de un nuevo circuito, para el que se talaron y ralearon partes del bosque nativo. Ante esto,  los integrantes de las comunidades originarias Canió y Ñiripil se pusieron en contacto con alguien que se había identificado como organizador comunicándole la situación de conflicto judicial y solicitándole que no continuaran realizando esos trabajos. Como la convocatoria a esta carrera continuó adelante, las comunidades informaron a su abogado y presentaron una notificación judicial. Posteriormente,   uno de los integrantes de las comunidades recibió  amenazas de este organizador vía telefónica  afirmando que la carrera la realizarían de todos modos.  Finamente ante la desatención por parte de los organizadores del evento,  las comunidades decidieron realizar un trawn (asamblea)  para el día viernes que concluyó en la necesidad de estar presentes ese sábado, realizar una ceremonia en el lugar y explicar a los que se acercaran al cerro, el problema suscitado.

Los sectores pro pista de sky y pro evento mountain bike, lejos de dialogar,   profundizaron la catarata de insultos, mentiras y tergiversaciones en medios de comunicación, que nada tienen que envidiar a los discursos racistas y nacionalistas a ultranza que tanto mal han hecho a lo largo de la historia, llegando a difamar en medios de comunicación y redes sociales anónimas a dos de nuestros compañeros acusándolos de dividir a la comunidad de El Maitén. Especialmente contra Mauro Millan quien es un compañero de un gran compromiso y una enorme  e  intachable trayectoria en la lucha y defensa de los derechos del pueblo originario Mapuche.

Nosotros decimos que el conflicto existe antes de que El Maitén se constituyera como  pueblo –como en tantos otros lugares- aunque muchos lo omitieran o negaran. Claramente  este nuevo episodio sucedido en el cerro, se enmarca y está ligado inevitablemente al atropello que permanentemente ejercen ciertos sectores privados así como  parte del Estado. Muchos parecen olvidar que hace poco más de cien años a través de lo que se mal llamó ‘conquista del desierto’ el Estado favoreció a los sectores más oligarcas,  respondiendo a los intereses territoriales de los sectores económicos más poderosos para lo que aniquiló a centenares de integrantes de los pueblos originarios, empujando al resto a una larga y dolorosa marcha de exilio hacia nuevas tierras que ya eran habitadas por otras familias originarias que también huían de la persecución de ambos estados chileno y argentino.

Genera vergüenza ajena leer las barbaridades publicadas y  los argumentos esgrimidos.  Queremos que sepan que nuestros compañeros que están difamando no están solos, que el trabajo que ellos desarrollan en el área de comunicación y educación se enmarca en proyectos colectivos, comunitarios e institucionales que el mismo Estado promueve y avala.

El desprestigio cizañero,  obviando la voz legítima de las comunidades,  sólo es ‘pan y circo’ para desviar la cuestión y no ocuparse seriamente de una deuda que se tiene desde hace mucho con los sectores sociales postergados de nuestro pueblo. Porque es evidente que lo que hace que los sectores más pudientes de El Maitén alcen su voz indignados es en realidad, la intolerancia hacia los grupos históricamente vulnerados que ante un escenario de reconocimiento por parte del Estado Nacional de las injusticias cometidas se constituyen como actores  reclamando en un  plano de igualdad sus derechos, lo cual tal vez afecte intereses de enriquecimiento por parte de estos privados.

Se convoca al diálogo, ¿pero a qué diálogo se convoca? Ya estuvimos en situaciones similares ante el conflicto de la pista de sky, en donde se llama a dialogar, pero en realidad lo que sucede es un monólogo interminable en donde los sectores de poder: profesionales, funcionarios, familias ‘tradicionales’ se dedican uno tras otro a humillar al Otro, al que históricamente se le negaron sus derechos. Se cuestiona que este Otro construya su identidad, se empodere, acusándolo de violentos ‘encapuchados y armados’, haciéndonos recordar los fantasmas de la derecha del Gran Buenos Aires frente a los trabajadores desocupados, tildándolos de no pertenecer a la sociedad ‘normal’, culpándolos de portar un palo cuando en realidad lo que se levanta es el wiño, y con ese wiño una cultura ancestral que está viva pese a muchos.

Desde la Petu los convocamos a repensar la priorización de los derechos: el derecho a la identidad y el derecho a la tierra como autosustento son más importantes y básicos que el derecho a la recreación, que nadie niega, y que de hecho en numerosas oportunidades el Cerro ha sido escenario de recreación de grupos e individuos, sólo que esta vez se pensó en un mega evento (se esperaban cerca de 400 personas por las propias palabras de los participantes en el evento) sin tener en cuenta a quienes allí viven, ni a  la medida cautelar impuesta por la Justicia.

Nuestra radio Petu Mogeleiñ es una radio mapuche comunitaria y su función principal ha sido desde sus comienzos el de diversificar  las voces para ampliar  los derechos.  Tenemos un compromiso y una responsabilidad ética a la hora de utilizar fuentes de información y hacemos uso de nuestro lema “por la libertad de decir y pensar” como un principio fundamental para  ejecutar la comunicación. Es por ello que repudiamos una vez más  las diferentes situaciones de vulneración de derechos que se ponen  de manifiesto.

Desde un principio vemos vulnerado gravemente el Derecho a la identidad y al territorio pero además el derecho  a la Comunicación. Este conflicto comenzó a tomar gravedad al exponerse en las radios locales y vía Facebook desde el anonimato, tergiversando los hechos y dichos de los actores implicados con una mala intención claramente expuesta por las personas organizadoras de este evento quienes hoy salen públicamente a pedir diálogo cuando fueron los principales difamadores. Utilizaron espacios al aire con una desigualdad de fuerzas vergonzosa, por un lado,  funcionarios públicos instalados en radios locales hablando por más de una hora, por otro lado integrantes de las comunidades originarias hablando desde la cordillera en donde apenas hay señal de celular y con el crédito reducido con el que cuentan –porque no fueron llamados por lo que tuvieron que afrontar el costo de la comunicación-. Utilizaron las redes sociales a las que la mayoría de los ‘campesinos, paisanos, mapuches’ no acceden, agregando el anonimato de lo que en gran parte se dijo descalificando y agrediendo.

Finalmente, decimos que violencia es mentir, violencia es negar al otro, violencia es invisibilizar las estructuras sociales- económicas- políticas, que hacen que unos puedan acceder a un título de propiedad y otros permanezcan centenares  de años en la precariedad.

Acompañando a las comunidades mapuches- tehuelches,
Petu Mogeleiñ, por la libertad de decir y pensar
Radio Mapuche Comunitaria ∙ El Maitén


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