Por Radio Mapuche Comunitaria Petu Mogeleiñ
Por AJItamos
A partir de los
últimos acontecimientos que se vivieron el pasado fin de semana en el Cerro
León o Cerro Azul en Buenos Aires Chico, cercano a la localidad de El Maitén,
que tuvo por protagonistas a las Comunidades Mapuche Cañió, Ñiripil y Sepúlveda
y a un grupo de vecinos que se denominan autoconvocados por el Cerro Azul
quienes apoyaron la realización
de una carrera de descenso de mountain bike,
vemos necesario esclarecer los
hechos de manera que la información
pueda llegar a todos de forma igualitaria y a su vez establecer nuestro
posicionamiento y preocupación por la clara vulneración de derechos que se evidencian en este conflicto.
En supuestas tierras fiscales, en las que viven desde hace
más de cien años los Cañió y los Ñiripil, intereses privados a través de la
gestión del estado municipal en manos del entonces intendente dasnevista Oscar
Currilén, hoy del FPV y quien asumió hace muy pocos días la presidencia del IAC
en Chubut (Instituto Autártico de Colonización) construyeron un refugio de montaña en el
marco de un megaproyecto de pistas de sky.
En este emprendimiento se contemplaba la construcción de cerca de 20 pistas,
que luego redujeron, y que finalmente no pudieron concretar debido a la
ilegalidad del proceder, ya que no había sido elaborado ningún informe de
impacto ambiental, no habían sido consultada las familias originarias del lugar
ni plazos de obra, entre otras irregularidades. A partir entonces de los más de 500 metros de bosque
nativo talado ilegalmente entre otras tantas denuncias se pasó a manos de la justicia para poder
resolver un conflicto que claramente lleva años tapándose.
Es así como pese a la medida cautelar dictaminada por la
justicia, un grupo organizador pretendió
realizar un evento de mountain bike en este espacio territorial en
conflicto, al que se invitó a gente de
distintas provincias. Por las características del mismo, suponemos que este evento llevaba mucho tiempo previo de organización, pero no
se consultó con las familias que habitan
el cerro sino hasta una semana antes del evento, una vez que ya estaban casi
concluidas las tareas de realización de un nuevo circuito, para el que se
talaron y ralearon partes del bosque nativo. Ante esto, los integrantes de las comunidades
originarias Canió y Ñiripil se pusieron en contacto con alguien que se había
identificado como organizador comunicándole la situación de conflicto judicial
y solicitándole que no continuaran realizando esos trabajos. Como la convocatoria
a esta carrera continuó adelante, las comunidades informaron a su abogado y
presentaron una notificación judicial. Posteriormente, uno de los integrantes de las comunidades
recibió amenazas de este organizador vía
telefónica afirmando que la carrera la
realizarían de todos modos. Finamente
ante la desatención por parte de los organizadores del evento, las comunidades decidieron realizar un trawn
(asamblea) para el día viernes que
concluyó en la necesidad de estar presentes ese sábado, realizar una ceremonia
en el lugar y explicar a los que se acercaran al cerro, el problema suscitado.
Los sectores pro pista de sky y pro evento mountain bike,
lejos de dialogar, profundizaron la
catarata de insultos, mentiras y tergiversaciones en medios de comunicación,
que nada tienen que envidiar a los discursos racistas y nacionalistas a
ultranza que tanto mal han hecho a lo largo de la historia, llegando a difamar
en medios de comunicación y redes sociales anónimas a dos de nuestros
compañeros acusándolos de dividir a la comunidad de El Maitén. Especialmente
contra Mauro Millan quien es un compañero de un gran compromiso y una
enorme e
intachable trayectoria en la lucha y defensa de los derechos del pueblo
originario Mapuche.
Nosotros decimos que el conflicto existe antes de que El
Maitén se constituyera como pueblo –como
en tantos otros lugares- aunque muchos lo omitieran o negaran. Claramente este nuevo episodio sucedido en el cerro, se
enmarca y está ligado inevitablemente al atropello que permanentemente ejercen
ciertos sectores privados así como parte
del Estado. Muchos parecen olvidar que hace poco más de cien años a través de
lo que se mal llamó ‘conquista del desierto’ el Estado favoreció a los sectores
más oligarcas, respondiendo a los intereses
territoriales de los sectores económicos más poderosos para lo que aniquiló a
centenares de integrantes de los pueblos originarios, empujando al resto a una
larga y dolorosa marcha de exilio hacia nuevas tierras que ya eran habitadas
por otras familias originarias que también huían de la persecución de ambos
estados chileno y argentino.
Genera vergüenza ajena leer las barbaridades publicadas
y los argumentos esgrimidos. Queremos que sepan que nuestros compañeros
que están difamando no están solos, que el trabajo que ellos desarrollan en el
área de comunicación y educación se enmarca en proyectos colectivos,
comunitarios e institucionales que el mismo Estado promueve y avala.
El desprestigio cizañero,
obviando la voz legítima de las comunidades, sólo es ‘pan y circo’ para desviar la
cuestión y no ocuparse seriamente de una deuda que se tiene desde hace mucho
con los sectores sociales postergados de nuestro pueblo. Porque es evidente que
lo que hace que los sectores más pudientes de El Maitén alcen su voz indignados
es en realidad, la intolerancia hacia los grupos históricamente vulnerados que
ante un escenario de reconocimiento por parte del Estado Nacional de las
injusticias cometidas se constituyen como actores reclamando en un plano de igualdad sus derechos, lo cual tal
vez afecte intereses de enriquecimiento por parte de estos privados.
Se convoca al diálogo, ¿pero a qué diálogo se convoca? Ya
estuvimos en situaciones similares ante el conflicto de la pista de sky, en
donde se llama a dialogar, pero en realidad lo que sucede es un monólogo
interminable en donde los sectores de poder: profesionales, funcionarios,
familias ‘tradicionales’ se dedican uno tras otro a humillar al Otro, al que
históricamente se le negaron sus derechos. Se cuestiona que este Otro construya
su identidad, se empodere, acusándolo de violentos ‘encapuchados y armados’,
haciéndonos recordar los fantasmas de la derecha del Gran Buenos Aires frente a
los trabajadores desocupados, tildándolos de no pertenecer a la sociedad
‘normal’, culpándolos de portar un palo cuando en realidad lo que se levanta es
el wiño, y con ese wiño una cultura ancestral que está viva pese a muchos.
Desde la Petu
los convocamos a repensar la priorización de los derechos: el derecho a la
identidad y el derecho a la tierra como autosustento son más importantes y
básicos que el derecho a la recreación, que nadie niega, y que de hecho en
numerosas oportunidades el Cerro ha sido escenario de recreación de grupos e
individuos, sólo que esta vez se pensó en un mega evento (se esperaban cerca de
400 personas por las propias palabras de los participantes en el evento) sin
tener en cuenta a quienes allí viven, ni a
la medida cautelar impuesta por la Justicia.
Nuestra radio Petu Mogeleiñ es una radio mapuche comunitaria
y su función principal ha sido desde sus comienzos el de diversificar las voces para ampliar los derechos.
Tenemos un compromiso y una responsabilidad ética a la hora de utilizar
fuentes de información y hacemos uso de nuestro lema “por la libertad de decir
y pensar” como un principio fundamental para
ejecutar la comunicación. Es por ello que repudiamos una vez más las diferentes situaciones de vulneración de
derechos que se ponen de manifiesto.
Desde un principio vemos vulnerado gravemente el Derecho a
la identidad y al territorio pero además el derecho a la Comunicación. Este
conflicto comenzó a tomar gravedad al exponerse en las radios locales y vía
Facebook desde el anonimato, tergiversando los hechos y dichos de los actores implicados
con una mala intención claramente expuesta por las personas organizadoras de
este evento quienes hoy salen públicamente a pedir diálogo cuando fueron los
principales difamadores. Utilizaron espacios al aire con una desigualdad de
fuerzas vergonzosa, por un lado,
funcionarios públicos instalados en radios locales hablando por más de
una hora, por otro lado integrantes de las comunidades originarias hablando
desde la cordillera en donde apenas hay señal de celular y con el crédito
reducido con el que cuentan –porque no fueron llamados por lo que tuvieron que
afrontar el costo de la comunicación-. Utilizaron las redes sociales a las que
la mayoría de los ‘campesinos, paisanos, mapuches’ no acceden, agregando el
anonimato de lo que en gran parte se dijo descalificando y agrediendo.
Finalmente, decimos que violencia es mentir, violencia es
negar al otro, violencia es invisibilizar las estructuras sociales- económicas-
políticas, que hacen que unos puedan acceder a un título de propiedad y otros
permanezcan centenares de años en la precariedad.
Acompañando a las comunidades mapuches- tehuelches,
Petu Mogeleiñ, por la libertad de decir y pensar
Radio Mapuche Comunitaria ∙ El Maitén
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