Por Ricardo Bustos
No es el oro y la minería el problema de fondo en Esquel. Como tampoco son aquellos que sanamente se oponen a la minería o la auspician criteriosamente.
El problema de fondo es la mala fe, la intolerancia y la frustración de un puñado de pocas personas que amparados en el resultado de un plebiscito llevado a cabo hace casi 4 años, hoy no reparan en descalificar y hostigar a quienes no comulgan con sus ideas.
Que se sepa.
2 de las mismas personas que hoy son acusadas del delito de espionaje, escuchas ilegales y difusión de diálogos reservados a la esfera de lo privado –tal lo que tipifica el Código Penal en su art. 153-, durante el presente año utilizaron el poder que les confiere trabajar de periodistas para descalificarme basados en mi condición sexual, y en mi participación en un foro de amistad en Internet. A quien le interesa realmente si yo soy homosexual, heterosexual o bisexual???
Sin embargo estas 2 personas, en enero del corriente año, durante más de 10 minutos en un programa radial que ambos conducen, se dedicaron a hablar de mi persona, aludiendo a mi participación en un foro de amistad en Internet, poniendo en duda mi sexualidad, como si ello fuera realmente un asunto de incumbencia pública. El único objetivo –quedaría claramente evidenciado días más tarde- estaba enderezado en desprestigiarme porque tengo una opinión proclive en favor de la minería responsable. Ese fue mi delito.
Días más tarde, y desde el correo electrónico de uno de los hoy acusados por el delito de violación del contenido en una reunión privada, salieron mails masivos en cadena hacia medios de comunicación locales y nacionales y periodistas locales, bajo el título: “Minero busca pareja” consignando mi foto y mi perfil personal hallado en un foro de amistad en Internet.
Además las mismas 2 personas hoy denunciadas por el delito arriba mencionado, no dudaron en atacarme por medio del mismo programa de radio que ambos realizan. Sugerían que recibo sobornos económicos de parte de las multinacionales ligadas a la minería, que no tengo amigos en Esquel por estar a favor de la minería, que mi sexualidad no es claramente definida, etc. etc. etc..
En el caso de quien esto escribe, luego de haber consultado con abogados, concluí que sería más largo y más costoso para mi bolsillo llevarlos ante la justicia que ignorarlos y proseguir con mi vida normal. Total yo no vivo de la minería, mientras que al parecer ellos solo existen si subsiste el conflicto. Por eso dicen que los persiguen, porque buscan ser victimas para que alguien los escuche.
Hoy,….meses mas tarde de aquel episodio de escasa repercusión pública, las misma personas que utilizaron el poder de un medio de comunicación para hostigarme, están buscando presupuesto en alguna Trafic para hacer un tour judicial a Buenos Aires y explicarles a un fiscal que seguramente no ha de ser “del palo”,…..de qué manera se hicieron de la grabación de una charla de una reunión privada a la que no estaba invitados.
Hoy pretenden mostrarse como victimas de lo que ellos llaman “la criminalización de la protesta social”
El delito no se politiza, y cuando alguien cree verse afectado por otra persona, tiene el pleno derecho de acudir a la justicia. O es que solo la justicia es para “ellos”???. Ahora resulta que es delito cuando sin pruebas y sin testigos, una de las 6 personas ahora acusadas dice haber sido “seguida” por las calles de Esquel, sin haber recibido ni agresiones, ni intimidaciones. Eso es delito??? Y qué cosa es espiar y grabar lo conversado en una reunión privada y luego facilitar su difusión??? Eso no es delito??? Eso es criminalizar la protesta social???
No se puede andar por la vida sembrando odio y controversia, amparados en el resultado de un desgastado y ya viejo plebiscito que agitan como botín ideológico, intentando hacernos creer que representan a miles de esquelenses que con todo el derecho del mundo votaron a favor o en contra de la minería,…pero que no necesitaron, ni necesitan de mentiras ni de ilícitos para proseguir con sus vidas.
Una cosa es la sana y libre decisión de cada uno de los esquelenses que equivocados o acertados votaron en contra de aquel proyecto minero. Otra cosa muy distinta es descalificar, mentir, espiar al mejor estilo de la represión, y hostigar psicológicamente a aquellos que no piensan igual.
Todos los vecinos de Esquel tienen el derecho a marchar pacíficamente por las calles y manifestarse en contra de la minería. Pero nadie tiene el derecho de delinquir amparado en un plebiscito legitimo en 2003, pero de dudosa vigencia en 2006.
Porque no se puede exhibir carnet de “progre” y luego utilizar los mismos métodos de Etchecolatz contra todo aquel no piense igual a ellos. Al igual que no puede uno disfrazarse de respetuoso de la ley y luego andar utilizando los mismos métodos que hoy se denuncian y se investigan por la causa de los espías de la Base Zar.
La ley nos alcanza a todos, ricos y pobres.
Porque mal que les pese a estos pocos, la ley no distingue categorías ni castas de “virtuosos vecinos”, “honestos periodistas” y “miserables mineros”. Ante la ley todos somos iguales, y ante la ley todos deberíamos de responder con idéntica responsabilidad.
De todo corazón lo digo, ruego a Dios que nunca se resfríen, porque de lo contrario hallarán la mano negra de la minería, atentando contra ellos.
Dicen que los persiguen. Buscan victimizarse. Es su mejor negocio para que alguien los escuche.
No es el oro y la minería el problema de fondo en Esquel. Como tampoco son aquellos que sanamente se oponen a la minería o la auspician criteriosamente.
El problema de fondo es la mala fe, la intolerancia y la frustración de un puñado de pocas personas que amparados en el resultado de un plebiscito llevado a cabo hace casi 4 años, hoy no reparan en descalificar y hostigar a quienes no comulgan con sus ideas.
Que se sepa.
2 de las mismas personas que hoy son acusadas del delito de espionaje, escuchas ilegales y difusión de diálogos reservados a la esfera de lo privado –tal lo que tipifica el Código Penal en su art. 153-, durante el presente año utilizaron el poder que les confiere trabajar de periodistas para descalificarme basados en mi condición sexual, y en mi participación en un foro de amistad en Internet. A quien le interesa realmente si yo soy homosexual, heterosexual o bisexual???
Sin embargo estas 2 personas, en enero del corriente año, durante más de 10 minutos en un programa radial que ambos conducen, se dedicaron a hablar de mi persona, aludiendo a mi participación en un foro de amistad en Internet, poniendo en duda mi sexualidad, como si ello fuera realmente un asunto de incumbencia pública. El único objetivo –quedaría claramente evidenciado días más tarde- estaba enderezado en desprestigiarme porque tengo una opinión proclive en favor de la minería responsable. Ese fue mi delito.
Días más tarde, y desde el correo electrónico de uno de los hoy acusados por el delito de violación del contenido en una reunión privada, salieron mails masivos en cadena hacia medios de comunicación locales y nacionales y periodistas locales, bajo el título: “Minero busca pareja” consignando mi foto y mi perfil personal hallado en un foro de amistad en Internet.
Además las mismas 2 personas hoy denunciadas por el delito arriba mencionado, no dudaron en atacarme por medio del mismo programa de radio que ambos realizan. Sugerían que recibo sobornos económicos de parte de las multinacionales ligadas a la minería, que no tengo amigos en Esquel por estar a favor de la minería, que mi sexualidad no es claramente definida, etc. etc. etc..
En el caso de quien esto escribe, luego de haber consultado con abogados, concluí que sería más largo y más costoso para mi bolsillo llevarlos ante la justicia que ignorarlos y proseguir con mi vida normal. Total yo no vivo de la minería, mientras que al parecer ellos solo existen si subsiste el conflicto. Por eso dicen que los persiguen, porque buscan ser victimas para que alguien los escuche.
Hoy,….meses mas tarde de aquel episodio de escasa repercusión pública, las misma personas que utilizaron el poder de un medio de comunicación para hostigarme, están buscando presupuesto en alguna Trafic para hacer un tour judicial a Buenos Aires y explicarles a un fiscal que seguramente no ha de ser “del palo”,…..de qué manera se hicieron de la grabación de una charla de una reunión privada a la que no estaba invitados.
Hoy pretenden mostrarse como victimas de lo que ellos llaman “la criminalización de la protesta social”
El delito no se politiza, y cuando alguien cree verse afectado por otra persona, tiene el pleno derecho de acudir a la justicia. O es que solo la justicia es para “ellos”???. Ahora resulta que es delito cuando sin pruebas y sin testigos, una de las 6 personas ahora acusadas dice haber sido “seguida” por las calles de Esquel, sin haber recibido ni agresiones, ni intimidaciones. Eso es delito??? Y qué cosa es espiar y grabar lo conversado en una reunión privada y luego facilitar su difusión??? Eso no es delito??? Eso es criminalizar la protesta social???
No se puede andar por la vida sembrando odio y controversia, amparados en el resultado de un desgastado y ya viejo plebiscito que agitan como botín ideológico, intentando hacernos creer que representan a miles de esquelenses que con todo el derecho del mundo votaron a favor o en contra de la minería,…pero que no necesitaron, ni necesitan de mentiras ni de ilícitos para proseguir con sus vidas.
Una cosa es la sana y libre decisión de cada uno de los esquelenses que equivocados o acertados votaron en contra de aquel proyecto minero. Otra cosa muy distinta es descalificar, mentir, espiar al mejor estilo de la represión, y hostigar psicológicamente a aquellos que no piensan igual.
Todos los vecinos de Esquel tienen el derecho a marchar pacíficamente por las calles y manifestarse en contra de la minería. Pero nadie tiene el derecho de delinquir amparado en un plebiscito legitimo en 2003, pero de dudosa vigencia en 2006.
Porque no se puede exhibir carnet de “progre” y luego utilizar los mismos métodos de Etchecolatz contra todo aquel no piense igual a ellos. Al igual que no puede uno disfrazarse de respetuoso de la ley y luego andar utilizando los mismos métodos que hoy se denuncian y se investigan por la causa de los espías de la Base Zar.
La ley nos alcanza a todos, ricos y pobres.
Porque mal que les pese a estos pocos, la ley no distingue categorías ni castas de “virtuosos vecinos”, “honestos periodistas” y “miserables mineros”. Ante la ley todos somos iguales, y ante la ley todos deberíamos de responder con idéntica responsabilidad.
De todo corazón lo digo, ruego a Dios que nunca se resfríen, porque de lo contrario hallarán la mano negra de la minería, atentando contra ellos.
Dicen que los persiguen. Buscan victimizarse. Es su mejor negocio para que alguien los escuche.
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