Por Conrado Ferre
Los hechos
El recital se desarrolló como cualquiera de los de León: mucha reivindicación de varias causas políticas y sociales, tres pantallas (no digamos gigantes) grandes, que a veces pasaban clips y otras veces repetían desde otro ángulo lo que uno veía en el escenario.
Este desdoblamiento de León en varios leones fue premonitorio: “Vamos a hacer el mismo recital que va a estar próximamente en el Luna Park”, dijo palabras más o menos, “gracias al gobierno de Chubut, a la Secretaría de Cultura y a la Lotería de la Provincia”, siguió León, palabras de más. Ya a esa altura se lo veía más gordo. Más achanchado. El show siguió su curso. Otro elemento habitual en sus recitales es que haya un grupo levantando una bandera con una consigna local. Allí estaba la bandera del NO A LA MINA, como siempre. Siguieron las canciones de este auténtico cantor de protesta; por ejemplo: “yo quiero que tu empresa se vaya de mi país” y todos coreábamos poseídos por el fervor revolucionario: “y así será de igual a igual”.
Hermosa canción. Más adelante contó que la primera vez que votó, lo hizo por Cámpora. Una manera de declarar su peronismo. Su peronismo de izquierda. Y a continuación dijo, palabras de más: “el próximo domingo tienen la posibilidad de votar en Chubut, voten por lo mejor”. Es cierto que no llegó a decir Das Neves, pero no jodamos; las declaraciones políticas, al menos en lo que respecta a la actualidad, se asociaron (por contigüidad nomás) en este orden: gobierno de la Provincia-peronismo-lo mejor. Pero la cosa no quedó allí. La última vez que vino, León se puso la camiseta con la leyenda “NO A LA MINA”. El viernes en Gualjaina ignoró la bandera. La ignoró a pesar de que en la última canción la gente la había llevado hasta el pie del escenario. Fue duro, sinceramente, verlo mirar hacia el fondo del salón.
Un intento de análisis
Hay una hipótesis que intenta justificar al cantante. Pero que tampoco es tan amable. León, como todo el peronismo de izquierda, está cayendo por segunda vez en el mismo error histórico. Kirchner les suena a Cámpora, porque ha tenido gestos camporistas en su discurso y en su gabinete (gente como Eduardo Luis Duhalde, el bueno, y Esteban Righi, que estaban también en el de Cámpora). Es, supongo, la misma teoría del cerco que manejaban los Montoneros, según la cual Perón era una especie de herramienta que podía ser ganada por la derecha o por la izquierda. O es –no importa– algún otro análisis que se me escapa. Pero al análisis que está haciendo el “progresismo” argentino durante todo este período se le escapan cosas más gruesas, como los Fernández, como la candidata Cristina –que ya hizo su primera claudicación cuando le dijo al empresariado que “ganar dinero no debe ser considerado pecado”, que ya se perfila a todas luces como una neo-menemista–, y un etcétera de kilómetros. Como dice un amigo: después no vengan a decir que el bizco los ha cagado.
Por otra parte, genera una especie de culpa hablar así de un tipo que mostró un millón de veces su compromiso con diversas causas de la manera más directa posible. Pero si su carrera se basa en eso, es algo a lo que tiene que responder. Siempre apuntó más al desahogo político de sus oyentes que a provocarles placer estético.
León Gieco es un pedazo de historia del rock nacional. Solamente traerlo a tocar es, para Das Neves, una propaganda política. Supongamos o imaginemos, porque es imposible saberlo, que León priorizó el hecho de venir a dar un recital gratis a Gualjaina. Supongamos también que es una buena decisión, lo traiga quien lo traiga. Lo cierto es que él tiene espalda como para hacer lo que quiera arriba del escenario; no sólo para subir la bandera del NO A LA MINA, sino también para hablar, en su vorágine reivindicatoria, en contra de las represas, a favor de las luchas mapuches por sus tierras o en contra de la renovación de los contratos petroleros (ya que quiere “que tu empresa se vaya de mi país”). Pero no. Se subió al tren partidario del peronismo, tan igual a las costumbres políticas de siempre y de toda la clase política. Repito: tal vez a otra figura del rock nacional no se le pide esto, pero León Gieco construyó su carrera sobre esa piedra. Si no, que deje de rimar historia con memoria en todas las canciones y piense en el abanico de palabras terminadas en -oria que depara la lengua castellana, como zanahoria, por ejemplo.
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Siento indignación y vergüenza agena leyendo este comentario, esta persona no tiene ni idea de lo que hizo León durante los tristes años de la dictadura, ya que mientras muchos como probablemente el se escondían debajo de la cama o asentían con su silencio las atocidades de la dictadura león componía y cantaba a toda garganta "solo le pido a Dios" o "Continentes en silencio", podemos pensar igual o diferente, de hecho León hizo propaganda por Alfonsín en el 83 y a pesar de pensar completamente diferente a el nunca se me hubiera pasado por la cabeza criticarlo tan vilmente, desconociendo su magnitud como artista y persona comprometida con la realidad social, además de luchador por la libertad siendo un valiente en tiempos de cobardes.
No jodamos. Durante la dictadura Gieco estaba más preocupado porque los milicos no le editaban de Ushuaia a La Quiaca, que por los derechos humanos. El archivo no perdona, solo basta releer las revistas Pelo y Roll de la época. Es como Sábato, que se subieron al carrito de los derechos humanos cuando ya la dictadura estaba en franca retirada
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