jueves, mayo 08, 2008

Cenizas: de poder, normalidad y ceguera

Por Maximiliano Masquijo *
Foto: Germán Pasini

En la escuela privada estaban todos los chicos. En la pública quizá la mitad, varios docentes ausentes en las primeras, no así en la pública…

El poder atraviesa todo. Se inmiscuye y su discernimiento y visibilidad permite echar luz sobre muchos de aquellos acontecimientos que parecen desprovistos de alguna racionalidad o lógica. Pues él mismo se las da. Su cálculo, su economía, su astucia, su contrapoder. En Chile todas las medidas que se tomaron parecen justificadas, evacuación de dos pueblos, pequeños por cierto. Presencia de especialistas opinando, al menos en los medios de comunicación del vecino país y a los que uno puede acceder. Incluso su presidenta allí estuvo tomando decisiones, sobre todo políticas administrativas, que no puedo ni tengo cómo evaluar. Las cenizas han llegado hasta el atlántico hoy. Uno de esos pueblos evacuados dista desde aquí unos 40 km. sobre ruta, habría que relativizar su distancia no considerando la sinuosidad del mismo. El centro, el volcán, en línea recta dista unos 80 km. de nuestra localidad. Estamos cerca del centro, no? Nuestra vida cotidiana ha sido profundamente afectada en estos días, sacudida por una crisis sin precedentes ni avisos. El día viernes, cuando esto comenzó, hacia las 15 horas nuestro pueblo estaba de noche, profusa noche. Un aluvión de cenizas volcánicas reconfiguró un otoño colorido y hermoso en un escenario del tipo “mad max” esa ciencia ficción que en los ochenta preconizaba la era Reagan en “su lucha” contra el comunismo satánico.

Luego de un fin de semana trastornado y con mucho temor sobre nuestra seguridad y la de nuestra familia amaneció un martes en el que pudimos ver el cielo y poder respirar un poco mejor, sin tanta angustia. Cuando ya el gobernador y la yuppie ministra de medio ambiente se encontraban en la ciudad de Esquel, para anunciar por boca de ellos mismos que todo había pasado, que ya no presentaba actividad el centro, o que la misma era escasa, sí, la del volcán… Que teníamos que convivir con esta ceniza o simple polvillo de ahora en más. Simultáneamente a sus declaraciones repetidas acríticamente por los medios de comunicación, el cielo, celeste al fin, en parte, hacía de fondo a un espeluznante hongo de ceniza que abarcaba literalmente la mitad del mismo ¿qué es eso nos preguntábamos entre vecinos en esa mañana? Imagen que nos hizo más patente que nunca que sólo estábamos a escasos 80 km del volcán Chaiten.

La central decisión de retornar a la normalidad, de iniciar las clases escolares y de convivir con el polvillo -de ahora en más para los lúmpen-funcionarios-, estaba tomada. Ni siquiera la temible imagen de esa explosión descomunal que preocupaba y alertaba a los especialistas vulcanólogos situados en Chaiten inmuntó a nuestros funcionarios. Todo cambió, “no salir a la intemperie salvo extrema necesidad”, “no deje que su piel entre en contacto con la ceniza”… bla… bla…. “Use barbijos”… bla… “limpie el techo de su casa”… “limpie el piso que las cenizas lo tornan…” “Irrita sus ojos…” bla… “Lo que más lo sufren son los chicos, tenga especial cuidado ellos….” bla….

¿A qué vino el señor gobernador? ¿A decretar el retorno a la normalidad, ficticia a todas vistas? ¿Vino acaso a acompañar a un pueblo que sufre una situación por demás crítica e inédita? ¿A ponerse a disposición ante las consecuencias inmediatas y mediatas de esta catástrofe ambiental? ¿A pensar estrategias de acción ante un imprevisto empeoramiento de la situación? ¿Sólo vino a identificar y acusar del polvo, con su tono temeroso, a los vehículos que circulan rápido? Fijémonos, esa enorme columna de cenizas que ayer presenciamos fue a dar a muchos kilómetros de aquí, no por suerte, sino que a ampliar el espacio de emergencia, por ejemplo, en el Bolsón, contaminando cursos de agua, entre otras negativas consecuencias. ¿Y si la descarga de ese hongo temible que visualizamos desde aquí se esparcía nuevamente sobre nosotros? Otra variable, el viento, sobre la cual con seguridad no existe control posible, lo impidió. La imagen triste de los pobladores de Futaleufú posiblemente nos asemejaría en situación, o no?

Como el hechicero que desata fuerzas incontrolables, el equilibrio del poder pende de un hilo y ellos son concientes, en vano intentan decretar normalidad donde: Señores, “no la hay”.

* DNI 23.378.790
(7/5/2008)

2 Comentá esta nota:

Camilo Cienfuegos dijo...

Lamentablemente seguimos siendo complices de decisiones dictaoriales en tiempos de democracia, según nos hacen creer señores y señoras en los niveles provinciales y nacionales, que estan cegados por el poder y por objetivos personales. Demagogos y corruptos.

Unknown dijo...

acuerdo en la caracterizacón general, pero sobre todo en lo que respecta a los lumpen-funcionarios. Las similitudes con Mad Max no son sólo de forma, revisen el contenido... En el fondo dAS nEVER Y mEL gIBSON no non tan distintos...

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