Por Humberto Kadomoto
Foto: Puerta E
Foto: Puerta E
Nacimos con la nieve. El 25 de Mayo cuando teníamos que ir al acto en la escuela, había nieve. Dormíamos con remera y calzoncillos largos, porque a la noche no se podía dejar nada prendido (ni leña, ni kerosene, ni brasero).
A las 12 de la noche se cortaba la luz. Cuando había velorio se le pagaba el combustible al usinero para que siga generando un rato más y terminar de velar el muerto (al menos en Junín de los Andes). Legábamos a la escuela y le metíamos kerosene a las astillas de la salamandra y prendíamos la "calefacción" del aula.
LA NIEVE SIEMPRE ESTUVO. Y ojalá siga estando, mucha o poca, pero que siga. De eso vivimos, gracias a eso pasamos "la seca", nosotros, los animales, los ríos. Bendita nieve. A veces te vamos a insultar, pero por dentro sabemos que de vos vivimos... Sufrir el frío y los conflictos entre la nieve con "nuestros nuevos y modernos medios de vida" es parte del precio que tiene vivir en la Patagonia.
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