Por Corina Milán*
Me resultó reconfortante leer la nota de Daniel Moliterno el viernes pasado; percibí en sus palabras la expresión justa de las ideas de muchos docentes que escuchamos las declaraciones de los funcionarios acerca del paro.
Moliterno muy bien planteó la perogrullada que supone calificar negativamente con el término “político” a un paro docente; los que trabajamos en educación tratando de hacer nuestro aporte intelectual para la formación de ciudadanos sabemos que hacemos política, la mejor de las políticas, la que ya propuso Platón en La República (que le vendría bien leer a algunos del Ministerio de Educación).
Ahora bien, si se ostenta el adjetivo “político” en el sentido devaluado que la gestión de cientos de políticos profesionales, corruptos mal nacidos, ladrones de los recursos y la dignidad de nuestro país ha establecido en el imaginario social; están viendo en el ojo ajeno la paja propia. Dicho de otra manera, ¿no resulta curioso que quienes ocupan puestos políticos agravien a los trabajadores en desacuerdo acusándolos de “politizados”? ¿No se estarían agraviando a sí mismos que trabajan de políticos y están en esos puestos gracias a la política (a diferencia de los docentes que tuvieron que estudiar unos cuantos años y tienen que anotarse en los listados y concursar y capacitarse constantemente y trabajar en las aulas todos los días)?
La Ministro Romero dijo que el paro era “un acto de rebeldía política” y la palabra “rebeldía” también amerita un breve análisis. ¿Por qué somos “rebeldes” los que no estamos de acuerdo con las políticas educativas o provinciales? ¿No deberíamos ser “disidentes” u “opositores”, en todo caso? El juego de la democracia, ¿no tiene que ver con la coexistencia de diferentes posiciones ideológicas y la política no debería tener que ver con la búsqueda del consenso entre los diferentes sectores? ¡Qué problema de tolerancia tiene esta gente que confunde un puesto ejecutivo con el rol paterno! Porque sólo la palabra “rebeldía” es adecuada como razón desacreditante cuando la usan padres de niños o adolescentes desobedientes; en el caso de gobernantes –supuestamente- democráticos resulta muy preocupante.
Y para terminar, celebro que todavía los docentes (por lo menos una parte) les resultemos molestos a los autoritarios de turno; nuestra función social como trabajadores intelectuales debe ser criticar las irracionalidades, denunciar las injusticias, exigir mejores condiciones para el conjunto de los habitantes. La estamos ejerciendo legalmente y nos “castigan” con el descuento del “día no trabajado”. No habremos trabajado en las aulas, pero seguimos educando al mostrar disidencia.
Una última preguntita que me quedó en el tintero y espero alguien me pueda responder: ¿A Das Neves le van a descontar todos estos días en los que no está trabajando de Gobernador porque anda por los Buenos Aires haciendo campaña para su proyecto personal (con recursos nuestros)? Aplicando el criterio del Ministerio de Educación, deberían… o mejor, DEBERÍAMOS DESCONTARSELOS.
*Docente
D.N.I. 24.021.935
Me resultó reconfortante leer la nota de Daniel Moliterno el viernes pasado; percibí en sus palabras la expresión justa de las ideas de muchos docentes que escuchamos las declaraciones de los funcionarios acerca del paro.
Moliterno muy bien planteó la perogrullada que supone calificar negativamente con el término “político” a un paro docente; los que trabajamos en educación tratando de hacer nuestro aporte intelectual para la formación de ciudadanos sabemos que hacemos política, la mejor de las políticas, la que ya propuso Platón en La República (que le vendría bien leer a algunos del Ministerio de Educación).
Ahora bien, si se ostenta el adjetivo “político” en el sentido devaluado que la gestión de cientos de políticos profesionales, corruptos mal nacidos, ladrones de los recursos y la dignidad de nuestro país ha establecido en el imaginario social; están viendo en el ojo ajeno la paja propia. Dicho de otra manera, ¿no resulta curioso que quienes ocupan puestos políticos agravien a los trabajadores en desacuerdo acusándolos de “politizados”? ¿No se estarían agraviando a sí mismos que trabajan de políticos y están en esos puestos gracias a la política (a diferencia de los docentes que tuvieron que estudiar unos cuantos años y tienen que anotarse en los listados y concursar y capacitarse constantemente y trabajar en las aulas todos los días)?
La Ministro Romero dijo que el paro era “un acto de rebeldía política” y la palabra “rebeldía” también amerita un breve análisis. ¿Por qué somos “rebeldes” los que no estamos de acuerdo con las políticas educativas o provinciales? ¿No deberíamos ser “disidentes” u “opositores”, en todo caso? El juego de la democracia, ¿no tiene que ver con la coexistencia de diferentes posiciones ideológicas y la política no debería tener que ver con la búsqueda del consenso entre los diferentes sectores? ¡Qué problema de tolerancia tiene esta gente que confunde un puesto ejecutivo con el rol paterno! Porque sólo la palabra “rebeldía” es adecuada como razón desacreditante cuando la usan padres de niños o adolescentes desobedientes; en el caso de gobernantes –supuestamente- democráticos resulta muy preocupante.
Y para terminar, celebro que todavía los docentes (por lo menos una parte) les resultemos molestos a los autoritarios de turno; nuestra función social como trabajadores intelectuales debe ser criticar las irracionalidades, denunciar las injusticias, exigir mejores condiciones para el conjunto de los habitantes. La estamos ejerciendo legalmente y nos “castigan” con el descuento del “día no trabajado”. No habremos trabajado en las aulas, pero seguimos educando al mostrar disidencia.
Una última preguntita que me quedó en el tintero y espero alguien me pueda responder: ¿A Das Neves le van a descontar todos estos días en los que no está trabajando de Gobernador porque anda por los Buenos Aires haciendo campaña para su proyecto personal (con recursos nuestros)? Aplicando el criterio del Ministerio de Educación, deberían… o mejor, DEBERÍAMOS DESCONTARSELOS.
*Docente
D.N.I. 24.021.935
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