Por Abla Carballo *
La primera plana de los diarios del jueves 30 de julio próximo pasado exhibieron titulares con expresiones del señor gobernador de la provincia, don Mario Das Neves, quien aseguró que se pondría a la cabeza de la lucha contra la droga. Noticia muy importante puesto que marca no sólo preocupación por el tema sino que presenta lo social como algo clave que puede definir cuestiones y tal vez aproximar explicaciones. Es quizás muy apropiada la mirada sociocultural, que intente interrogarse acerca del sentido de la acción, para indagar en torno de la carga simbólica y del significado que las drogas tienen en cada cultura y en especial dentro de cada momento histórico.
¿Es posible pensar en la cuestión social y la drogadicción, cuando la sensación es que vivimos en una sociedad que se disuelve y que trata de reconstruirse en los últimos años, a veces con éxito otras con fracasos?
Una enorme cantidad de cambios ocurrieron en todo el mundo en las últimas décadas. Abreviando puede señalarse en una caída cada vez más acelerada de diferentes certezas. Desde la idea de futuro como algo “bueno”, por estar adelante en la secuencia cronológica del tiempo, hasta el anunciado “fin del trabajo”, dentro de un capitalismo salvaje al cual todos deben ofrendar su soberanía.
Asistimos a un mundo donde lo que sobresale es la inequidad y una brecha cada vez mayor entre los pocos que acumulan poder económico, político y tecnológico frente a los otros, que desesperan para hacerse visibles dentro de su propio territorio o migrar hacia la incertidumbre de una promesa en el denominado primer mundo.
Esta situación de crisis, ahora, expresada desde la perspectiva de fin y no de cambio, implica un fuerte impacto en toda la trama social, generando mayor inquietud e incertidumbre. En otras palabras aquello que era seguro, posible y cercano, se ha tornado fuertemente turbio, opaco, atravesado por el azar o por un juego de poderes a los cuales aún no se ha podido responder en forma colectiva y organizada.
El mercado fue y aún hoy es uno de los principales factores de inquietud en nuestras sociedades pero, la lógica del mismo se ha introducido lentamente a través de los años, en diferentes filigranas de nuestra cotidianeidad.
Los discursos acerca de la drogadicción, a veces, se entremezclan en esos espacios generando desigualdades donde antes había iguales, construyendo "verdades", multiplicando la desconfianza y el temor hacia otro que es diferente o sencillamente padece. Leer más
* DNI 4159560
Nota relacionada: Despenalización en debate: “Lo importante no está en la superficie (novena nota)”
La primera plana de los diarios del jueves 30 de julio próximo pasado exhibieron titulares con expresiones del señor gobernador de la provincia, don Mario Das Neves, quien aseguró que se pondría a la cabeza de la lucha contra la droga. Noticia muy importante puesto que marca no sólo preocupación por el tema sino que presenta lo social como algo clave que puede definir cuestiones y tal vez aproximar explicaciones. Es quizás muy apropiada la mirada sociocultural, que intente interrogarse acerca del sentido de la acción, para indagar en torno de la carga simbólica y del significado que las drogas tienen en cada cultura y en especial dentro de cada momento histórico.
¿Es posible pensar en la cuestión social y la drogadicción, cuando la sensación es que vivimos en una sociedad que se disuelve y que trata de reconstruirse en los últimos años, a veces con éxito otras con fracasos?
Una enorme cantidad de cambios ocurrieron en todo el mundo en las últimas décadas. Abreviando puede señalarse en una caída cada vez más acelerada de diferentes certezas. Desde la idea de futuro como algo “bueno”, por estar adelante en la secuencia cronológica del tiempo, hasta el anunciado “fin del trabajo”, dentro de un capitalismo salvaje al cual todos deben ofrendar su soberanía.
Asistimos a un mundo donde lo que sobresale es la inequidad y una brecha cada vez mayor entre los pocos que acumulan poder económico, político y tecnológico frente a los otros, que desesperan para hacerse visibles dentro de su propio territorio o migrar hacia la incertidumbre de una promesa en el denominado primer mundo.
Esta situación de crisis, ahora, expresada desde la perspectiva de fin y no de cambio, implica un fuerte impacto en toda la trama social, generando mayor inquietud e incertidumbre. En otras palabras aquello que era seguro, posible y cercano, se ha tornado fuertemente turbio, opaco, atravesado por el azar o por un juego de poderes a los cuales aún no se ha podido responder en forma colectiva y organizada.
El mercado fue y aún hoy es uno de los principales factores de inquietud en nuestras sociedades pero, la lógica del mismo se ha introducido lentamente a través de los años, en diferentes filigranas de nuestra cotidianeidad.
Los discursos acerca de la drogadicción, a veces, se entremezclan en esos espacios generando desigualdades donde antes había iguales, construyendo "verdades", multiplicando la desconfianza y el temor hacia otro que es diferente o sencillamente padece. Leer más
* DNI 4159560
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1 Comentá esta nota:
abla:
en lo posible te pido que no abuses de la receptividad de este sitio y dejes de enviar notas que no se leen.
ya quedó expresada tu posición, no la comparto y además aburrrrrrrrrrrrrrrrissssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
gracias
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