Por Escribe Bernardita Bielsa *
Si leemos o escuchamos atentamente y con cierto criterio noticias referidas específicamente a problemáticas ambientales, es recurrente que ciertos fenómenos o denominadores comunes se asocien, algunos de los cuales pueden ser sintetizados en una especie de red conceptual de la siguiente manera, pudiéndose advertir que el siguiente orden de los factores no altera de modo alguno el producto final.
Incredulidad
La incredulidad se define como la repugnancia o dificultad de creer una cosa, y el incrédulo es aquel que no cree lo que debe ni con facilidad y de ligero. De cómo el escepticismo, la duda, la desconfianza, y la sospecha repercuten en un mundo al que decimos civilizado y deviene en individuos que desarrollan capacidades de supervivencia planetaria, llevaría horas y horas de debate. Sin embargo podemos afirmar que la falta de credibilidad hacia funcionarios y otros referentes políticos, de los que ya ni siquiera se salvan reconocidos líderes ambientales y sociales, aparece como un fenómeno mundial y conlleva una sacudida imposible de cuantificar, aún cuando casi religiosamente son pagadas sumas millonarias a consultoras extranjeras y son publicados mentirosos índices, dudosos ranking y rating mes a mes.
El amor nummi o el amor al dinero confundieron a varios, y como bien dice el aforismo “no todo lo que es lícito, es honrado”. El manto de sospecha les cayó a casi todos. No sólo a los que mintieron y ocultaron documentación pública, sino también aquellos que hicieron falsas promesas, los que armaron triquiñuelas en el Congreso y el Senado avalando y promoviendo leyes serviles a los poderosos, los que fantasearon con miles de puestos de trabajo, y los que creyeron y siguen creyendo en la quimera del oro – gas – petróleo - uranio. En este nuevo y original rito de tire y afloje globalizado, las cuestiones ambientales juegan un importante papel, ya que “la crisis ambiental irrumpe en la historia contemporánea marcando los límites de la lógica económica; emerge como una crisis de civilización caracterizada entre otros por el cuestionamiento a la concentración del poder del Estado y del mercado, y el reclamo de la ciudadanía de democracia, equidad, justicia, participación y autonomía. Son puntos de ruptura que cuestionan entre otros, a los modelos societarios de la modernidad, planteando la necesidad de construir otra racionalidad social, orientada por nuevos valores y saberes, por modos de producción sustentados en bases ecológicas y significaciones culturales, por nuevas formas de organización democrática.” (1)
Subestimación
Muchos funcionarios de cualquier lugar del mundo, fascinados por la modernidad y las coimas que nunca faltan, ven poco o nada en los pequeños e insignificantes caseríos, despreciando y ninguneando hasta lo inimaginable a la gente que vive en ellos y su saber popular, sin siquiera evaluar los peligros reales que situaciones de este tipo pueden acarrear. Las frases y razonamientos cuasi armados que se reiteran desde una cómoda y bien montada oficina pública una y otra vez, y que ponen de manifiesto estas cuestiones suelen ser por ejemplo: Esto es un hecho – esto ya está cocinado – se hace sí o sí. Leer más
* DNI 13.057.402 - ECO – DDHH Activista. Escribe free lance. Se ha desempeñado como guía naturalista del Parque Nacional Lago Puelo y está especializada en aves. Ha escrito libros para niños con temática ambiental.
Si leemos o escuchamos atentamente y con cierto criterio noticias referidas específicamente a problemáticas ambientales, es recurrente que ciertos fenómenos o denominadores comunes se asocien, algunos de los cuales pueden ser sintetizados en una especie de red conceptual de la siguiente manera, pudiéndose advertir que el siguiente orden de los factores no altera de modo alguno el producto final.
Incredulidad
La incredulidad se define como la repugnancia o dificultad de creer una cosa, y el incrédulo es aquel que no cree lo que debe ni con facilidad y de ligero. De cómo el escepticismo, la duda, la desconfianza, y la sospecha repercuten en un mundo al que decimos civilizado y deviene en individuos que desarrollan capacidades de supervivencia planetaria, llevaría horas y horas de debate. Sin embargo podemos afirmar que la falta de credibilidad hacia funcionarios y otros referentes políticos, de los que ya ni siquiera se salvan reconocidos líderes ambientales y sociales, aparece como un fenómeno mundial y conlleva una sacudida imposible de cuantificar, aún cuando casi religiosamente son pagadas sumas millonarias a consultoras extranjeras y son publicados mentirosos índices, dudosos ranking y rating mes a mes.
El amor nummi o el amor al dinero confundieron a varios, y como bien dice el aforismo “no todo lo que es lícito, es honrado”. El manto de sospecha les cayó a casi todos. No sólo a los que mintieron y ocultaron documentación pública, sino también aquellos que hicieron falsas promesas, los que armaron triquiñuelas en el Congreso y el Senado avalando y promoviendo leyes serviles a los poderosos, los que fantasearon con miles de puestos de trabajo, y los que creyeron y siguen creyendo en la quimera del oro – gas – petróleo - uranio. En este nuevo y original rito de tire y afloje globalizado, las cuestiones ambientales juegan un importante papel, ya que “la crisis ambiental irrumpe en la historia contemporánea marcando los límites de la lógica económica; emerge como una crisis de civilización caracterizada entre otros por el cuestionamiento a la concentración del poder del Estado y del mercado, y el reclamo de la ciudadanía de democracia, equidad, justicia, participación y autonomía. Son puntos de ruptura que cuestionan entre otros, a los modelos societarios de la modernidad, planteando la necesidad de construir otra racionalidad social, orientada por nuevos valores y saberes, por modos de producción sustentados en bases ecológicas y significaciones culturales, por nuevas formas de organización democrática.” (1)
Subestimación
Muchos funcionarios de cualquier lugar del mundo, fascinados por la modernidad y las coimas que nunca faltan, ven poco o nada en los pequeños e insignificantes caseríos, despreciando y ninguneando hasta lo inimaginable a la gente que vive en ellos y su saber popular, sin siquiera evaluar los peligros reales que situaciones de este tipo pueden acarrear. Las frases y razonamientos cuasi armados que se reiteran desde una cómoda y bien montada oficina pública una y otra vez, y que ponen de manifiesto estas cuestiones suelen ser por ejemplo: Esto es un hecho – esto ya está cocinado – se hace sí o sí. Leer más
* DNI 13.057.402 - ECO – DDHH Activista. Escribe free lance. Se ha desempeñado como guía naturalista del Parque Nacional Lago Puelo y está especializada en aves. Ha escrito libros para niños con temática ambiental.
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