lunes, junio 07, 2010

7 de junio: “La insoportable levedad del periodismo local”, por Federico Ovidi


Por Federico Ovidi *

Más allá de las salutaciones, de las medialunas, el día del periodista tiene que ser una buena oportunidad para mea culpas, para blanquear el fraude comunicacional que, por imperio de la pauta oficial y muchos corazones flojos, rige el manejo de la información.

El diario de Yrigoyen se edita en Chubut. Extra!!! Extra!!! Es una versión más pedorra y desde ya que no tiene como destinatario a Don Hipólito, pero a gusto y piacere sigue conteniendo las noticias fraguadas por los comedidos del poder de turno. No hablo de esa única y fingida publicación que el mito urbano o la crónica histórica sostiene que cada mañana leía con regodeo el caudillo radical, hablo de los canales de prensa - entiéndase gráfica, radial o televisiva- dirigidos al más vasto público provincial y con la anuencia (por acción u omisión) de nuestros gobernantes y empresarios.

Cualquier descrédito al párrafo anterior debe estar originado en la falta de atención al material noticioso local. Una pérdida de tiempo en la que mayoritariamente incurren nuestros funcionarios, atentos a las ediciones “gentileza”, interesados en ver que todo se mantiene en su lugar, que en el horizonte no se avizoran nubarrones que puedan barrer con sus prerrogativas.

Vano es cualquier intento por alcanzar precisiones, detalles de la mención que da cuenta de un descenso de la mortalidad infantil o importantes contratos petroleros. La información discurre con pasos bien aceitados: Anuncio – Gacetilla - Reproducción. Queda pendiente el análisis, algo que cuanto menos requiere inversión, honestidad y coraje empresarial, caracteres en extinción también más allá de la barrera sanitaria.

La falta de rigor y la inexistencia de opinión o seguimiento periodístico sobre temas que pudieran causar genuino interés, como los destinos del dinero público, se empiezan a entender con los millones de pesos destinados en concepto de publicidad oficial. Millones que se manejan de manera discrecional, subyugando a las empresas de comunicación que terminan cayendo –por comodidad o provecho económico- en la difusión de esta propaganda inverosímil que tenemos que soportar a diario.

La pauta publicitaria oficial permite que las firmas comunicacionales prosperen o simplemente sobrevivan; estamos en tiempos donde la ambición comercial ya sepultó inquietudes más elevadas. Y el cuadro se completa con el desinterés absoluto de los actores comunitarios que podrían contrarrestar fuerzas para revertir alguna parte de esta puesta en escena. Prima el no te metas y flotan en medio los periodistas, perdidos individualmente, aferrados a una fuente de ingresos.

En uno de los medios gráficos que se editan en esta ciudad están pagando algo así como 7 pesos con 65 centavos la nota, redondeando para arriba, claro.

Para ganar unos 2.500 pesos mensuales el cronista debería escribir más de 326 notas. En 30 días la cuenta de un promedio de poco más de 10 notas diarias, sin domingo, franco, feriado o asueto sanitario. Escribiendo notas sin parar para llegar a ganar esa plata en negro, sin seguro, jubilación o aguinaldo, a menos que el trabajador recorte parte de su paga para abonar el monotributo.

Entonces se hace humo con material de relleno, así funciona en general. Es posible escribir 10 notas al día sólo si carecen de todo contenido y son puro caracter con orden gramatical, así se puede entender que la preparación del periodista carezca de atractivo para los dueños de los medios. Un reportero tomando fotos con una mano, mientras con la otra sostiene un grabador y hace malabares para acercar el teléfono celular al entrevistado que está saliendo en vivo para una estación de radio, es un tipo que está haciendo tres trabajos a la vez para alcanzar un sueldo digno que le permita pagar el alquiler y seguir viviendo. Imposible buscar contenido.

En este contexto se entiende la tentación irresistible que ofrecen los kiosquitos del Estado. El dinero de la administración pública se destina tanto para pagar empresas periodísticas como conciencias entre trabajadores de prensa. En medio de tanta mishiadura barren cualquier atisbo de criterio e independencia. Por unos pesos –en la mayoría de los casos son pequeñas sumas de dinero- el periodista se ve comprometido a callar las cuestiones vinculadas al área gubernamental que le toca promocionar. El periodista termina siendo empleado por la gestión que después tiene que describir en sus notas y “donde se come no se caga” reza el sabio dicho popular. Ésta es la ética de la heladera llena, o con alguna cosa para picar, la misma que se repite en otras actividades, para qué nos vamos a mentir.

Cualquier persona con perspectiva, buscaría nuevos horizontes. No pocos comunicadores dieron un paso al costado y ahora están bajo la órbita del Ministerio de Educación, como profesores, docentes, preceptores o maestranza, pero también en obras sociales, farmacias, Poder Judicial, o en cualquier empleo que se encuentre por ahí.

La censura esta implícita y explícita en este sistema de comunicación donde el miedo a perder el trabajo es el gran disciplinador. Sabido es que la prensa de una comunidad refleja el grado de desarrollo de sus instituciones democráticas, con esta premisa habría que dejar de espiar por la mirilla.

* Periodista

DNI 25.126.981

6 Comentá esta nota:

Anónimo dijo...

exelente nota...igual no todos tienen esta conciencia..algunos son bastantes mercenarios o pseudo periodistas...

Anónimo dijo...

Excelente. Qué bueno leer una autocrítica, y sería mejor aún que partiera de alguno de los "empresarios" periodísticos.

Un ejemplo de control social de la información sucedió unos años atrás, aquí mismo, en Esquel, cuando debíamos decidir si queríamos la minería o no.
Los medios, absolutamente TODOS, no hicieron más que desinformar, alineados con el oficialismo y la oposición, por primera vez todos estuvieron de acuerdo.
Pero el compromiso de los vecinos hizo circular información real, pertinente, y a todos los sectores de la ciudad. El resultado de ese compromiso fue el plebiscito.
Por supuesto, los medios de comunicación se dieron vuelta cual panqueque, cuando vieron que sus "consumidores" esta vez no sucumbían a artilugios demagógicos ni a televisores-termotanques-recitales de Ráfaga de regalo. Y quienes habían viajado con viáticos pagados para hablar maravillas del futuro aurífero, luego se "transformaron" en paladines ecológicos.

A las precarias condiciones laborales que mencionás (y que comparto), quisiera agregar la falta de conciencia sobre el poder que tiene un medio de comunicación. Y también abunda la escasa formación profesional entre muchos trabajadores de prensa.

Anónimo dijo...

no solo la pauta oficial, algunos periodistas viajaron con fondos de la minera a ver las bondades de sus emprendimientos, nunca escuchamos una autocrítica de parte de esos "periodistas"
Dueños de medios como morán del diario el oeste y mayorga de la repetidora local de radio Mitre se hacen pasar por periodistas y negrean a los empleados, otros exaltan la actividad privada pero les venden sus servicios al municipio o la provincia, y hasta algunos están contratados oficialmente por el gobierno. No solo nunca contradicen a los políticos, ni siquiera repreguntan al polícia en la nota que le hacen todos los días. Por eso la nota de Ovidi es una bocanada de libertad

Anónimo dijo...

Muy buena la nota Federico. Es verdad que la mayoría de los medios de prensa locales sólo resultaa ser portavoces de funcionarios. En los últimnos 7 años NO HE ESCUCHADO una sola crítica a funcionario alguno en algún medio. Muchos trabajadores de la prensa de Esquel han conseguido trabajo en alguna repartición pública (ó sus familiares) ó les han dado casa de planes ó les dan publicidades en sus programas. Hubiese sido muy digno de su parte, realizar una autocrítica en este 7 de junio.

Claudia dijo...

Fede una nota como esta yo la pagaría mínimo 50 pesos...
Che y es tan difícil armar algo propio donde verter opiniones como esta libremente? o bueno... de última trabajá para PuertE...!

Puerta E dijo...

Muy buena idea Claudia... nos encantaría... pero Fede moriría de inanición

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