miércoles, junio 02, 2010

Opinión: “De los nombres de calles, pasajes y plazoletas de una ciudad”, por Jorge Oriola


Por Jorge Oriola *

Los nombres que se adjudican a calles, avenidas, pasajes, plazas, plazoletas y otros espacios públicos son siempre de carácter político. Porque el acto de la designación lo ejerce un poder político representativo, el Legislativo municipal, y porque representan homenajes. Y el contenido de tales homenajes es, siempre, en el fondo, un reconocimiento político. Es más, es un procedimiento de indudables bases ideológicas. Aun así, para el común de la gente, algunas denominaciones pueden resultar poco comprensibles. En tercer lugar, se designan con tales o cuales nombres en un contexto político determinado.

El problema es el procedimiento: si hay o no consultas, si los concejales por sí mismos tienen tales atribuciones, si debe haber o no pedidos, si una nota con algunas firmas alcanza, si hay debates fuera del cuerpo legislativo, si se convoca a consultas, etc.

Lo apropiado en este caso es hacer consultas y contar con alguna comisión representativa que prepare anteproyectos y obviamente, que los vecinos de esos sitios tengan su opinión al respecto.

En Esquel las calles del casco céntrico y aledaños datan de la década del '30. Otra época, otros contextos.

Homenajearon a Agustín Pedro Justo, presidente de la "década infame", porque su creación de Vialidad Nacional sirvió para afianzar las comunicaciones terrestres en la Patagonia. Pero la dirigencia, en gran medida conservadora de entonces, sentía cierta afinidad por Justo, el presidente que firmó el decreto de derogación de la Reserva Nahuelpan y sus tierras y luego el decreto que favoreció a los usurpadores de 1937-38.

Homenajearon luego a Nicanor Amaya, uno de dichos usurpadores, calle que felizmente tiene hoy un nombre cambiado (Desalojo del '37); otro contexto, otra concepción política, en este caso reivindicatoria de los afectados.

Quisieron homenajear a Lorenzo Amaya imponiendo su nombre (nefasto, el gran ideólogo de la usurpación mencionada) pero éste declinó el homenaje en vida, por suerte, y Ameghino siguió siendo Ameghino.

Lo que no se entiende es por qué hay calles como Guido y Spano (poeta porteño del siglo XIX), Almafuerte (ídem, de principios del XX), Volta (inventor de la pila) y Alsina (no es claro si era por Valentín, político porteño del siglo XIX) o por Adolfo (vice de Sarmiento y autor de un proyecto no genocida para "civilizar" a los indígenas).

Así, creciendo el pueblo en su urbanización, nuevos pasajes y nuevas calles van recibiendo, en su periferia, nombres de personajes locales que de un modo u otro son reconocidos por la historia vecinal: maestros, caciques, ex intendentes, médicos, etc.

Durante el primer peronismo, cuando todo espacio público podía llevar nombres afines, cambiaron los de las avenidas; volvieron a su anterior denominación tras la "Libertadora" con pleno apoyo del entonces diario "Esquel".

Así como es necesario un equilibrio político es imprescindible una metodología; algo de eso trató sin decidir aún el CD local a instancias del edil González Salinas.

Hace pocos días se impusieron dos nombres: a un pasaje, el del ingeniero que dirigió la construcción del Trocha; a una plazoleta, el de un empresario de larga data en Esquel, recientemente fallecido. En lo personal, no tengo reparos hacia el primer caso, aunque se sigue la vieja línea de honrar a figuras importantes y no a trabajadores, muchos de los cuales murieron en esa construcción y funcionamiento, y merecen algo similar. En cuanto al segundo caso, pensando en la suerte final de las dos industrias locales y de sus trabajadores desempleados, me guardo el derecho de disentir, o al menos, dudar de su merecimiento.

Creo que hay calles que merecen hoy una sustitución de nombres. Nadie dice que deben ser eternos. Si durante casi 100 años existieron, ¿por qué no cambiarlos ahora, en el Bicentenario, en el siglo XXI? Por ejemplo:

Roca, responsable del etnocidio indígena patagónico y de la entrega de gran parte de la región a latifundistas extranjeros y argentinos, pese a que otros aspectos de la modernización llevan su firma.

Alsina, porque su accionar político estuvo más en la Pcia. de Buenos Aires que en la vida nacional.

A.P.Justo, por el "fraude patriótico", la represión a sindicatos, el "Pacto Roca-Runciman", y por haber apoyado el golpe contra Yrigoyen en 1930.

Guido y Spano, Almafuerte y Volta, porque no tienen sentido histórico para los esquelenses.

Podría haber más, pero eso lo deben decidir los vecinos si hay acuerdos.

Esquel se merece nombres en calles o plazas como Castelli y Moreno (hablo de Mariano, ya que el perito tiene la suya), nombres colectivos como "Trabajadores del Trocha" y algunos otros de la historia local.

Claro, para todo ello, imponer nuevos o sustituir, debe existir un reglamento, un consenso, un debate.

Eso es lo que aún nos falta. Del debate sincero y amplio emergerán nuevas decisiones, pero seguro que el resultado estará más cercano a la historia y la identidad que hoy estamos construyendo.

* Historiador

1 Comentá esta nota:

Claudia dijo...

Muy buena la nota, yo igual me inclino por nombres más universales, de personas tan importantes para todo el mundo como Pasteur, Darwin y Volta, que tambien podrían acompañar Einstein, o Budha.

Aunque para mi lo ideal serían nombres de cosas más neutrales como paz, amor, agua, vida, amistad, etc, o bien como en el Barrio estación nombres de fauna silvestre (calle Cóndor)Continentes (Asia, Europa, América, Antártida)

Hay tantas cosas lindas en el mundo que ponerle nombres de personas no es mi primera elección...

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