El día 7 de abril pasado, en la página de internet del Diario El Chubut (www.elchubut.com.ar), fueron publicadas declaraciones del ex Gobernador de la Provincia del Chubut, Carlos Maestro, efectuadas a través de “FM El Chubut”. En ellas, Maestro expresa su intención de ser nuevamente candidato por el partido.
Esto es inaceptable. Maestro, como muchos otros dirigentes, ha cumplido un ciclo. Su tiempo político se ha agotado. La candidatura de Maestro, como hace poco tiempo la de Lizurume, no surge de la conveniencia electoral del partido sino de acuerdos espurios hechos por la esclerosada estructura partidaria a espaldas del afiliado y del votante independiente. Acuerdos que son la causa directa de los resultados del partido en las elecciones que hemos transitado desde 2005 en adelante.
La comprobación palmaria de que esta política -la de tomar a determinados dirigentes históricos partidarios, sacarles la naftalina, y ponerlos en lugares espectantes de las boletas- es la causa de las derrotas electorales, la tenemos en la última elección, en que un radicalismo que llevaba como principales candidatos legislativos a dos dirigentes con un desgaste absoluto (Lizurume, a quien la megacausa le pega por cualquier lado, como Ministro de Gobierno o como Gobernador; o Risso, quien va por su ¿quinto mandato? como Diputado Provincial) no pudo hacerle creer a la ciudadanía de que era una alternativa válida al modelo autoritario y hegemónico de Das Neves y el Frente para la Victoria, coyunturalmente distanciados.
Las declaraciones de Maestro además tienen una carga de cinismo obsceno. Sostiene que él debería ser el candidato porque las elecciones que él perdió en 2005 fueron las que mejor resultado le arrojaron al partido desde la derrota en 2003. Y eso es obvio, pero no porque Maestro fuera el candidato, sino porque fue la primera medida de esta caída libre en que está el partido a nivel provincial, gracias a la relevancia que dirigentes como él aún conservan. Este discurso se le va a agotar este año, cuando sea el responsable de la peor elección del radicalismo y se reafirme el rumbo testimonial que hemos adoptado. Rumbo que ya nos conduce a la extinción.
Ese escenario debe ser evitado. El partido a nivel nacional lleva otro rumbo. Avanza en un camino renovador, decididamente en el campo progresista, con dirigentes nuevos y con ambición de poder. Ante la indefinición de Macri, Solanas y Sanz, el rejunte del PJ Federal, o el silencio de Cristina Fernández, la UCR tiene al único candidato presidencial firme, consolidado y con posibilidades: Ricardo Alfonsín. Buscamos el poder, buscamos ser gobierno. Y en la provincia, esta pelea por una manija cada vez más chica (que lamentablemente se da en todo nivel) nos coloca en la misma senda de los partidos evaporados, como el PACH o el ARI, solo que con un poco de retraso en esa carrera por ver quién desaparece primero gracias al despliegue territorial del partido.
El 21 de marzo se debió producir una verdadera revolución puertas adentro del partido. Sin embargo, la UCR ha vuelto a su letargo permanente, letargo funcional al sostenimiento en el poder partidario de los Cimadevilla, Lizurume, Maestro (y siguen las firmas). No parece haber dirigentes con el coraje suficiente como para plantarse ante estos acuerdos. Por el contrario, desde la catástrofe del 20-M (una más y van...) sólo ha aparecido una feria de vanidades en la que diversos dirigentes intentan conservar cuotas de poder disputando una candidatura. Pero sin más proyecto que ese.
Habrá que tomar la posta entonces. Yo tengo toda la intención de ser precandidato a Diputado Nacional por el partido en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias del 14 de agosto. Porque creo que la renovación -repito, no solo de nombres, sino de prácticas- es indispensable y quedan muy pocas chances de llevarla a cabo antes de la desaparición del partido.
A la fecha, 12 de abril, mis chances son nulas. En estas elecciones generales los chubutenses eligen tres Diputados Nacionales, con sus respectivos suplentes, es decir, un total de 6 candidatos. Pues bien, no tengo otros 5 nombres como para presentar lista. No conozco lo que se requiere para presentar formalmente una candidatura, pero eso se averigua con relativa facilidad. No dispongo del tiempo ni del dinero necesario como para hacer campaña por la provincia, ni siquiera en mi propia ciudad, independientemente de ir a hablar con el número de afiliados que me sea posible. Sin embargo, tengo la decisión de hacer mi aporte a la necesaria renovación del partido.
Más allá de eso, tengo la convicción -principalmente, ante la candidatura de Maestro- de decir “no pasarán”. Y pido al afiliado, y al votante independiente, que no se quede en un mero reclamo de cambio, sino que se sume, que se comprometa, que acompañe este cambio que pretende. Una actitud distante es funcional solo a la consolidación de estos poderes decrépitos. El compromiso se cierra con acudir a votar a la primaria abierta, pero no se agota ahí, sino que requiere recursos y militancia. Espero llegar a ese 14 de agosto como una alternativa a la vieja estructura partidaria, ofreciendo asumir el compromiso de renovar las caras y las prácticas del partido.
La precandidatura de Maestro hace que lo que esté en discusión en esta primaria sea la renovación o no del partido, tanto en nombres como en prácticas. Un cambio que se debe producir se centra en el ámbito de las elecciones internas. Desde la conducción partidaria se ha implantado la idea de que son negativas. Son negativas porque estos mismos dirigentes del “radicalismo naftalina”, cuando no llegan a buen puerto con sus acuerdos espurios, las celebran para medir fuerzas sobre la base no de las ideas sino de la movilización de clientes, y los derrotados luego pasan a trabajar contra el partido.
Voy a ir a la interna con la convicción de que es la mejor vía para lograr la renovación de nombres y de prácticas. A ganar si es que el compromiso del afiliado y del votante independiente le inyecta impulso a la alternativa que pretendo encarnar (aunque no en forma exclusiva ni narcisista). A perder si es que no nos da el envión. Pero en cualquier escenario, voy a la interna para -cualquiera sea el resultado- trabajar por el partido, para que recuperemos cargos legislativos a nivel nacional y para que la próxima administración federal esté a cargo de un frente progresista y encabezada por Ricardo Alfonsín. Objetivo que se dificulta si el candidato es Maestro o cualquiera de las segundas líneas del “radicalismo naftalina”.
Hoy, 12 de abril, comienza este camino que pretendo transitar, ojalá que hasta el 14 de agosto y más allá aún, de cara a octubre. Arranca por esta vía, en la militancia virtual, porque es el único recurso con el que cuento, el único medio al que accedo. Veremos cómo se construye de acá en adelante, y si llegamos a la presentación formal de candidaturas con un proyecto consolidado. Voy a la disputa sólo con lo puesto: mis convicciones. A poner el pellejo. A ponerle el hombro al partido. A tratar de que el partido esté a la altura de su historia y del presente nacional. Porque la renovación la hacemos desde las bases, y no va a venir cedida fácilmente por la gracia de los dirigentes.
Porque la renovación tiene que empezar algún día. Que sea el próximo 14 de agosto.
* DNI 32.801.480
http://kaltenmeier.blogspot.com/
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