Por Darío Aranda
Albañil, electricista y, aunque prefiere escaparle al
término, referente de la lucha socioambiental e indígena de la Patagonia. Pedro
Beroiza es todo eso y, además, lonko de la comunidad mapuche Mellao Morales,
150 familias que frenaron (junto a las asambleas socioambientales neuquinas) la
avanzada minera que impulsa el gobierno de Neuquén.
Sábado a la mañana en Neuquén. Frío y viento, pero con un
sol que acobija. Las 9 de la mañana y Pedro Beroiza llega puntual al bar
convenido. Manos en los bolsillos, jean, zapatos negros impecables y campera
marrón. Dejó la comunidad por trámites en la capital provincial y aprovecha
para visitar a parte de la familia. Pide café con leche con medialunas, sonríe
y rompe el hielo: “Hoy es mi cumpleaños, 41, y es bueno comenzarlo hablando de
las luchas de nuestra comunidad, de nuestro pueblo”, avisa en voz baja, como en
secreto. Recuerda que había dejado la comunidad en búsqueda de trabajo, vivió
quince años en la capital provincial y, con orgullo, se presenta como albañil y
electricista, oficios con lo que se gana la vida desde adolescente. Hace cinco
años volvió a la comunidad y, desde 2008, es lonko (autoridad política) de la
comunidad mapuche Mellao Morales, uno de los pilares neuquinos en la lucha
contra la megaminería.
La comunidad Mellao Morales está compuesta por 150 familias,
500 personas, que habitan y trabajan desde hace más de un siglo 35.000 hectáreas
en la zona de Campana Mahuida, oeste de la provincia, donde la empresa china
Emprendimiento Mineros SA y la Corporación Minera de Neuquén (Cormine),
pretenden extraer cobre sin respetar los derechos de los pueblos indígenas
(Constitución Nacional, Constitución provincial y tratados internaciones de
derechos humanos, entre otros).
La comunidad, la
Asamblea de Vecinos de Loncopué (AVAL) y la Asamblea de Vecinos
Autoconvocados de Campana Mahuida (Avacam) se organizaron y comenzaron en 2008
una campaña informativa que incluyó cortes informativos, panfleteadas y
charlas. En 2008 presentaron un juicio por nulidad de contrato por no respetar
los derechos de los pueblos originarios. En septiembre de 2009, el Superior
Tribunal de Justicia (máximo tribunal de Neuquén) hizo lugar a la medida
cautelar de frenar toda acción hasta tanto se resuelva la cuestión de fondo, la
legalidad o no del contrato. Implicó el freno la actividad minera. El gobierno
provincial apeló con un recurso extraordinario. Y, en marzo de 2011, el
Superior Tribunal volvió a fallar contra el gobierno provincial y remarcó la
obligación de respetar el derecho indígena.
El 3 de junio último, la población de Loncopué (la ciudad
más cercana) se expresó mediante un referéndum inédito en el país: el 82 por
ciento de los electores votó para aprobar una ordenanza municipal que prohíbe
la megaminería en la zona.
El referéndum comprendió al ejido municipal, por lo cual la
comunidad no pudo votar. “La comunidad tuvo su propia elección en noviembre de
2008. El 99 por ciento dijo no a la minería”, recuerda el lonko.
Nueve hermanos. Tres de ellos aún viven en la comunidad. Y
también viven Manuel (71 años) y Carmen Rosa (69), sus padres.
-¿Cuánto hace que sus padres viven en el lugar?
Pedro toma un sorbo del café con leche, deja la taza y
sonríe: “Desde siempre. Nacieron en la comunidad y nunca quisieron irse. Los
abuelos ya estaban asentados ahí desde antes, hace más de cien años que la
comunidad vive, trabaja y respira en ese lugar”.
Pedro Beroiza siempre volvió a la comunidad, cada semana o
cada quince días. Y un día volvió para quedarse nuevamente: la hermana le pidió
ayuda para mejoras en su casa. Llegó con sus herramientas de albañil, y no se
fue más.
-¿Cuáles son los principales problemas de la comunidad
Mellao Morales?
-La tierra. Ligado a eso, la educación y la minería. Nota completa
Nota relacionada: “El Tres puntas no se toca”: repudio y rechazo al proyecto minero Campana Mahuida en Loncopué
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