Por Juan Gasparini *
Pobladores de El Bolsón le reprochan obstaculizar el libre
acceso al Lago Escondido, que domina uno de sus campos, lindante con la Comuna de El Manso, casi 11
mil hectáreas que constituyen una de las grandes reservas de agua y vegetación
en la Patagonia. Y
le atribuyen estar detrás de Laderas, un proyecto de dos sociedades que
fagocitaría recursos naturales violando principios protectores de la ecología
vigentes en Argentina, y se asentaría sobre tierras fiscales irregularmente
privatizadas en la zona de la
Pampa de Ludden, para construir un gran centro de ski en
torno a pistas cedidas por el poder público en el cerro Perito Moreno, y una
ciudad satélite.
El gobernador de Rio Negro, Alberto Weretilneck, apoyaría
subterráneamente el proyecto, pero el intendente de El Bolsón, Ricardo Kaleuche
García, se opone, controversia que arrojaría una perspectiva inquietante ante
la reciente destitución del intendente de Bariloche, Omar Goye, quien por
razones diferentes cayera bajo presiones de Weretilneck. La Asamblea en Defensa del
Agua y la Tierra,
un organismo de la sociedad civil que conjuga el descontento por Laderas, ha
pedido la solidaridad del Obispo de la jurisdicción, Carlos Maletti, y la de
Raúl Felpette, el imam de la comunidad musulmana en América Latina, al frente
de la mezquita más austral del planeta en las afueras de El Bolsón.
Joseph Joe Lewis admite en la página web de su corporación
multinacional Tavistock, disponer de 50.000 hectáreas
en la geografía andina. No da entrevistas, pero su mano derecha en la Argentina, Nicolás Van
Ditmar, negó la versión de intenciones espureas en la Pampa de Ludden. Los
adversarios del proyecto redoblan las imputaciones. Piden protección, en línea
con lo dispuesto por el actual ejecutivo de la comuna de El Bolsón, que a fines
de año pasado proclamó su inviabilidad, en respuesta al Tribunal Superior de
Justicia de Rio Negro, que el 5 de septiembre de 2012 emitiera un fallo de no
innovar en la materia. A todo esto se suma que el intendente de El Bolsón,
Ricardo Kaleuche García, quien asumiera funciones en diciembre 2011, ha rechazado varias
invitaciones de Lewis a reuniones privadas fuera del despacho municipal, un
signo que confirma su desconfianza para con las iniciativas inversionistas del
británico acusadas de corrupción.
"Desde que Joe compró el campo en 1996 viene aportando
dinero todos los meses, sus inversiones son transparentes y respetan el medio
ambiente, no hay nada oculto", afirmó Van Ditmar, el presidente de Hidden
Like SA, la compañía argentina de Lewis propietaria de su finca, entre
Bariloche y El Bolsón. Al borde del Lago Escondido en el predio se despliega la
mansión con helipuerto del acaudalado hombre de negocios, rodeado de canchas
deportivas, confortables caballerizas, un chalé para invitados, anfiteatro,
oficinas, una dotación para combatir incendios forestales, puentes, silos, y
dependencias de infraestructura trajinadas por la centena de trabajadores
empleados en el complejo.
Nicolás Van Ditmar, en bermudas y distendido, formuló las
declaraciones antes citadas en el comedor del personal a la hora del almuerzo.
Descendiente según sus propias manifestaciones de holandeses anti nazis, ex
director del equipo nacional de ski, conoció a Lewis en la inmobiliaria de su
padre en Bariloche, un cliente de los tantos que se han venido congregando para
inscribir nombres y apellidos en la leyenda de los ricos y famosos extranjeros
que buscan donde montar sus residencias secundarias en la mítica Patagonia: el
gran patrón de comunicación, Ted Turner, Luciano Benetton, de la célebre marca
de ropas italianas, y los artistas Michael Douglas, Sylvester Stallone, Richard
Gere, Robert Duvall, Matt Damon y Bruce Willis.
"Localizamos el campo de la familia de Eliseo Montero,
a 30 kilómetros
de El Bolsón, al sur de Bariloche, y negociamos la compra durante dos años. La
mayoría de los 14 herederos vendieron las 11 mil hectáreas en 3.500.000 dólares
a Joe, quien me nombró presidente de la compañía dueña", resumió Van
Ditmar, sin contar dos hijos de Montero muertos en épocas de la negociación,
bajo sospecha de homicidios que la
Justicia no pudiera esclarecer. En los 14 años que siguieron
Van Ditmar edificó la impresionante vivienda para Lewis y sus huéspedes al
borde del cristalino Lago, atracaderos, jardines, emplazamientos deportivos,
dos turbinas hidroeléctricas para alimentar el complejo con energía natural
limpia que se extrae del Rio Escondido, cuyo cauce lleva las aguas del Lago
hacia el Océano Pacífico, y un camino de ripio de 17 kilómetros para
conectar sus palacios con la Ruta
40, la arteria nacional que atraviesa la Patagonia.
Montero, de ascendencia chilena, había pactado con sus
vecinos un sendero para ganar la
Ruta 40 por Tacuifí, en los alrededores de El Manso, un
trayecto desechado por Lewis, que hizo el propio enteramente dentro de su
estancia. No obstante, habilitó una "servidumbre de paso" ante el
reclamo ciudadano y como exige la ley, para que cualquiera pudiera disfrutar
del Lago y sus costas, cuyo recorrido es infinitamente dificultoso. A tal
efecto trazó una senda de 800
metros situada en el extremo opuesto del Lago al de su
morada, transitable penosamente a pie o en parte a caballo, que enlaza con el
camino de montaña más próximo.
Sin embargo, el dispositivo fue puesto en crisis por la
legisladora provincial del ARI, Magdalena Odarda, quien lo denunció en
tribunales. El proceso judicial aceptó la "servidumbre de paso" y,
además, declaró válido el acceso por Tacuifí, hoy impracticable por falta de
mantenimiento y debido al deterioro causado por las inclemencias del tiempo,
estragos que las autoridades provinciales han dejado sin reparar. Lewis ofreció
la alternativa de utilizar los 17 kilómetros de ripio aderezados dentro de su
estancia para llegar al Lago, pero puso condiciones. Exigió que la gente se
identifique y acuerde día y hora para entrar. Nota completa
@juangasparini, especial desde El Bolsón, provincia de Río
Negro, Argentina, enero de 2013.
Nota relacionada: Opinión: “The Kingdom of Lewis”, por Oscar Ghibaudi
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