Por Equipo de Pastoral Aborigen
En la
Meseta Central Norte este año se notó que el invierno es
invierno, con frío, heladas, lluvia y nieve.
El agua tan necesaria para la vida de los pobladores, llego
y eso se vera en la próxima primavera, con buenos pastos, con siembras que
serán generosas, con los remedios (lahuen) que crecerán, con una buena cría de
chivos y corderos después de las pariciones que pronto sucederán.
La interrelación con la tierra da al mapuche-tehuelche, un
sentimiento de pertenencia y establece una actitud de agradecimiento y respeto
permanente. La identidad nace desde la tierra: "mapuches somos, gente de
la tierra somos" al decir de doña Hortencia Hueicha lonko de la comunidad
Los Pino.
Después de la señal que dieron las cenizas que llegaron del volcán
Puyehue, hace dos años, con tanta sequía que se mantenía, este invierno
despertó en los pobladores, el
agradecimiento que se expresa por tanta humedad, sus ruegos fueron escuchados,
el nuevo ciclo de la vida, empezó bondadoso.
Si bien no ha sido tanta la nieve, se formaron bardones que hacían
que los animales quedaran atrapados bajo la nieve y con las heladas que
llegaban a los 16° o 20° bajo cero.
El barro hace dificultosa la movilidad por esos caminos de
Laguna Fría, Blancuntre o Cerro Bayo.
Los pobladores viven este tiempo con serenidad, pero sin
dejar de tener preocupación por que se hayan muchos varios animales.
La economía familiar, pasa por los frutos de la crianza de
chivas y ovejas y esto ya ve afectado. A varios vecinos de Laguna Fría se le
murieron animales, doña Hortencia, cercana a Gan-Gan también sufre haber
perdido varias chivas.
No se vive como fatalismo, pero no deja de ser una
preocupación ya que esta economía de subsistencia depende de los animales.
Lamentablemente, las políticas públicas y la presencia del
estado, están lejos de estas preocupaciones, para los que no cuentan estos
pequeños productores, que no suman en las estadísticas de crecimiento. No
debiera ser así, pero hace tiempo que los gobiernos, solo miran a la meseta
como zona de sacrificio, ignorando todo lo que allí se produce, todo el trabajo
que sigue generando el campo, aun en tiempos difíciles.
La nieve ya pasó, queda este saldo de animales muertos y
queda la fuerza de la misma tierra con su gente, que hacen confiar en los newen
para seguir apostando por este estilo de vida ancestral, que no se quiere
perder.
Que vengan buenos tiempos, que venga la ayuda para los
pobladores de la meseta, que siga viniendo ese respeto y agradecimiento a la
ñuke mapu, por todo lo que nos da.
Nota relacionada: Proponen hacer una colecta para ayudar a Patricio Huichulef, lonko de la comunidad Laguna Fría
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