martes, octubre 15, 2013

La Cátedra de Género se constituye como víctima en el femicidio de Nilda Ávila



Por Cátedra Abierta de Género

Para terminar con los femicidios hay sacudir las instituciones

En la noche del 8 de septiembre de este año, Nilda Alegría Ávila, de 36 años de edad, tras una larga relación que supuso tolerar golpes brutales, amenazas, maltrato psicológico, miedo y denigración como mujer;  impartidos en su propio hogar por Jesús Marciano Flores, quien fuera su pareja, y con quien se encontraba conviviendo, halló la muerte en manos de éste, de forma violenta, producto de dos disparos que efectuó Flores, explicitando el sentimiento subyacente de disponer del cuerpo y la vida de Nilda, que entendía como un bien de su propiedad, a punto tal de poder  quitársela cuando quisiera.

La familia Ávila se acercó a esta Cátedra en busca de auxilio para transitar el doloroso, tedioso y complejo proceso que se avecinaba en busca de justicia por tan brutal muerte. Fue entonces que decidimos presentarnos como Organización ante la Fiscalía y el Juez, solicitando se nos de intervención en el caso, instituyéndonos en calidad de víctimas. Tal petitorio se funda en un instituto muy novedoso, y del cual hasta éste momento no se había hecho uso, que se encuentra en el primer inciso del art. 98 del Código Procesal Penal de la provincia, y versa lo siguiente: “Este Código considera víctima: 1) a la persona ofendida directamente por el delito y a la ofendida directa o indirectamente por un delito anterior que guarde estrecha vinculación con el ahora juzgado o quien sin serlo acredite un interés especial en la solución del caso;…”.

Así las cosas, logramos acreditar tal interés directo, en virtud de que uno de los objetos de la Cátedra tiene relación directa con el hecho en cuestión por cuanto consiste en contribuir a la eliminación de patrones socioculturales que promueven y sostienen la desigualdad de género y las distintas formas de opresión sobre las mujeres; y en concordancia con esto, desde la creación de la Cátedra hemos ido teniendo diferentes intervenciones directas en la sociedad, que nos han permitido tener un acercamiento a víctimas de violencia de género y desarrollar un trabajo de contención, acompañamiento y reclamo de justicia con ellas y sus familiares.

La presentación hecha ante tribunales, y el lugar que se nos dio, implica que ahora junto a la familia de Nilda, somos parte en el proceso, y beneficiario/as de un catálogo de derechos que podemos y debemos exigir, tales como: intervenir en el procedimiento penal y en el juicio; ser informados de los resultados del procedimiento; examinar documentos y actuaciones; aportar información durante la investigación; recusar; ser escuchados siempre antes de cada decisión que implique la extinción o suspensión de la acción penal; requerir la revisión de la desestimación o archivo dispuesto por el fiscal; impugnar el sobreseimiento y la sentencia; ser notificados de las resoluciones que podamos impugnar por requerir su revisión; entre otros tantos. Todo sin la necesidad de constituirnos como querellantes, lo cual implica que no es menester la presencia de un/a abogado/a matriculado/a.

Estamos dando difusión de este acontecimiento, para brindar una herramienta a todas las organizaciones que luchan día a día contra la impunidad, y por una sociedad justa e igualitaria en derechos y oportunidades. Es necesario asumir una participación activa para empujar, hacer andar y humanizar esta maquinaria de (in)justicia tan alejada del pueblo, y tan abrazada a intereses de quienes detentan el poder. La Fiscalía tiene el deber velar por la correcta aplicación de la ley y procurando satisfacer el interés racional de la víctima; y allí estaremos aportando lo nuestro para hacer justicia por Nilda y por tantas mujeres que viven cotidianamente la violencia en sus diferentes expresiones, propias de la sociedad patriarcal en la que vivimos.

¡Ni una mujer menos! ¡Ni una muerta más!
¡Justicia para Nilda Ávila y todas las mujeres que sufren violencia de género!

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