Por Bloque CC-ARI Chubut
Por Javier Molina *
La semana pasada fueron convocados a debatir por el programa “A dos voces” de TN el escritor de ficciones Federico Andahazi y el sociólogo Horacio González. El tema: Vargas Llosa en la Argentina y la conocida polémica atizada por la carta del Director de la Biblioteca Nacional. Fueron veinte minutos de un duelo intelectual sobresaliente. Todas las estrategias y recursos de la argumentación, la contra argumentación y la retórica puestas sobre la mesa en defensa de sus ideas sobre la cultura y la política argentina.
La contienda versó acerca del rol del intelectual, la escindibilidad de la obra y su autor, el lugar y alcances de la filosofía y la ideología cuando se trata de la gestión pública. Ambos se desenvolvieron con una contorsión semántica realmente placentera, aún más cuando se trata de improvisar frente a una cámara de televisión. ¿Hubo un ganador? Claro que sí. Pero no es el objeto de este artículo. Por cierto el modo en que se retaron amerita un empate técnico. Punto. El que aspire a mejores conclusiones que busque el programa en la web y luego las escriba.
Sucede que ese debate mi hizo interrogar sobre los intelectuales en Chubut. ¿Existen? ¿Quiénes son? ¿Dónde están y en qué lugar se expresan? ¿Sobre qué reflexionan? Sobre política y poder en nuestra provincia evidentemente no. Por lo menos no públicamente. ¿Y por qué motivo se abstienen de hacerlo? ¿La biósfera local les queda chica? ¿Consideran que no hay acontecimientos suficientemente relevantes que motive sus plumas?
Ciento sesenta y seis. Ese es el número de materias que componen los programas de las Licenciaturas en Ciencia Política, Letras, Comunicación Social, Economía, Historia y la carrera de Abogacía; todas se dictan en la Universidad de la Patagonia sedes Trelew y Comodoro. Allí transitarán docentes oficialistas y opositores que serán de izquierda y de derecha, liberales, socialdemócratas, anarquistas, conservadores, comunistas, democristianos, con todo el andamiaje que implican sus concepciones culturales, estéticas, filosóficas, sociológicas, históricas, éticas, políticas, antropológicas, literarias, económicas y jurídicas. ¿Nadie tiene nada que decir sobre lo que está ocurriendo en Chubut?
¿Acaso no estamos atravesando por una fase de agitación ciertamente inédita que es un excelente disparador para pensar las relaciones de poder, los engranajes del sistema político, los juegos de alianzas, los vínculos entre Estado y sociedad, el sistema de representación, el lugar de los medios de comunicación, el rol de la oposición, el papel de los sindicatos, el funcionamiento de las instituciones, el discurso la clase dirigente, los tipos de liderazgos, el comportamiento de la sociedad civil y de sus elites, etc. etc. etc. y donde, al fin y al cabo, en el centro del escenario espera un presupuesto de más de 6 mil millones de pesos?
¿Por qué razón nuestros intelectuales no se involucran con el poder y sus decisores? ¿Por qué no piensan el hoy? Diez párrafos, menos para los más talentosos, que asalten un hecho político desde enfoques heterogéneos usando su saber y recursos teóricos que enseñan en sus cátedras. ¿Por qué motivo pensadores (vamos a llamarlos genéricamente porteños) de distintas disciplinas sí pueden hacerlo desafiándose públicamente sin que les avergüence manifestar, más o menos explícitamente, sus adhesiones y rechazos?.
Beatriz Sarlo es Lic. en Letras, y toda vez que puede diluye en ácido clorhídrico al oficialismo así como a la oposición. José Pablo Feinmann y Ricardo Forster, ambos filósofos de Carta Abierta, espadean desde Página/12 tanto con Sarlo como con Abraham, filósofo que desde Perfil los sábados les tira tomates al teatro progresista kirchnerista. Marcos Novaro y Edgardo Mocca son politólogos; el primero frecuenta Clarín y el segundo está muy cómodo en Página/12. Novaro explica que con los Kirchner nos distanciamos de Canadá; Mocca opina que Novaro supone que estamos Canadá y que por eso no entiende la política de del Frente para la Victoria. Javier González Fraga es economista, y si en una asamblea popular pudiese utilizar sus apellidos para votar dos veces porque Boudou fuera retirado del Ministerio por la Federal, lo haría. Como no participa de asambleas escribe sobre inflación e inversiones en La Nación y Perfil. En tanto que Carlos Heller, también economista, trata de hacer equilibrio desde Tiempo Argentino y Página/12 ensayando explicaciones sobre la falta de crédito para la clase media y la responsabilidad que tiene la burguesía nacional que al no ampliar su capacidad instalada propicia una oferta insuficiente para la demanda en la que se sostiene el modelo económico. Clásicos en La Nación son los debates entre los doctores Eduardo Barcesat y Daniel Sabsay sobre los DNU del gobierno; si no fueran porque son unos caballeros, se tirarían con las constituciones de tapa dura por la cabeza. Norberto Galasso es historiador, al igual que Luis Alberto Romero. Galasso es siempre bienvenido en Página/12 y Tiempo Argentino; Romero tiene su espacio en La Nación, junto con Natalio Botana, politólogo. Atilio Borón, entre muchos otros títulos, es sociólogo, y afirma que el kirchenerismo siquiera alcanza la categoría de reformista; sin embargo Julio Godio, que bien sabe a qué alude Borón, no puede sino criticar desde Página/12 el habitual maximalismo izquierdista. Ricardo Sidicaro, luego de estudiar mucho al peronismo, asevera en La Nación que este movimiento perdió la idea de proyecto nacional. Algo distinto juzga Eduardo Jozami, quien asegura desde su suscripción a Carta Abierta que el antiperonismo es la negación de la democracia. El semiólogo Eliseo Verón, con sutileza señala desde Perfil que se necesitaba un nueva ley de medios, pero pensando en un todo no en contra de un enemigo. Seguramente que Federico Schuster, Licenciado en Filosofía, coincide con Verón, pero más acuerda con la presidente en implementar un “Observatorio de Medios”, y se puso a disposición para llevarlo adelante. En definitiva, todos ellos y muchos otros son profundos intelectuales que nos enseñan a pensar. Ninguno lo hace con odio. No maltratan, no humillan ni le ponen las rodillas en la nuca a nadie.
Pero de regreso con los nuestros; si están construyendo algo no lo hagan en silencio. Además, como bien señala Verón, no es preciso construir un acontecimiento para después contarlo. Allí está la realidad, que particularmente hoy en nuestra provincia está colándose por todos lados. En este sentido, sin son adherentes del gobierno, defiéndalo con nuevos y mejores argumentos. Abandonen la burointelectualidad de los organismos oficiales y los suplementos financiados por éste y pongan su ingenio y buen gusto en reemplazo de esas tediosas solicitadas partidarias. Ofrézcanse por el mismo sueldo sin están convencidos.
Si les disgusta el gobierno y los resultados de las elecciones, construyan una contraopinión y de paso tírenle un salvavidas y una brújula a la oposición, porque el barco hace agua y no saben hacia qué puerto dirigirse. Si consideran que el sistema representativo es una farsa, denúncienlo y cuéntenos su mundo con palabras bellas. No escriban manifiestos, ya no hay masas por concientizar sino ciudadanos que convencer.
¿A qué le temen? ¿A que los reconozcan sus vecinos? ¿A perder sus cátedras? ¿Los subsidios tal vez? Por favor, dejen de hablarse entre sí; no inauguren más museos y funden zoológicos, pero, sobre todo, dejen de esperar a que los periodistas se inmolen por ustedes.
* Asesor parlamentario y de comunicación de la CC-ARI del Chubut
Nota relacionada: Río Negro: son más de las 80 organizaciones postulan al juez Martín Lozada para el STJ
Por Javier Molina *
La semana pasada fueron convocados a debatir por el programa “A dos voces” de TN el escritor de ficciones Federico Andahazi y el sociólogo Horacio González. El tema: Vargas Llosa en la Argentina y la conocida polémica atizada por la carta del Director de la Biblioteca Nacional. Fueron veinte minutos de un duelo intelectual sobresaliente. Todas las estrategias y recursos de la argumentación, la contra argumentación y la retórica puestas sobre la mesa en defensa de sus ideas sobre la cultura y la política argentina.
La contienda versó acerca del rol del intelectual, la escindibilidad de la obra y su autor, el lugar y alcances de la filosofía y la ideología cuando se trata de la gestión pública. Ambos se desenvolvieron con una contorsión semántica realmente placentera, aún más cuando se trata de improvisar frente a una cámara de televisión. ¿Hubo un ganador? Claro que sí. Pero no es el objeto de este artículo. Por cierto el modo en que se retaron amerita un empate técnico. Punto. El que aspire a mejores conclusiones que busque el programa en la web y luego las escriba.
Sucede que ese debate mi hizo interrogar sobre los intelectuales en Chubut. ¿Existen? ¿Quiénes son? ¿Dónde están y en qué lugar se expresan? ¿Sobre qué reflexionan? Sobre política y poder en nuestra provincia evidentemente no. Por lo menos no públicamente. ¿Y por qué motivo se abstienen de hacerlo? ¿La biósfera local les queda chica? ¿Consideran que no hay acontecimientos suficientemente relevantes que motive sus plumas?
Ciento sesenta y seis. Ese es el número de materias que componen los programas de las Licenciaturas en Ciencia Política, Letras, Comunicación Social, Economía, Historia y la carrera de Abogacía; todas se dictan en la Universidad de la Patagonia sedes Trelew y Comodoro. Allí transitarán docentes oficialistas y opositores que serán de izquierda y de derecha, liberales, socialdemócratas, anarquistas, conservadores, comunistas, democristianos, con todo el andamiaje que implican sus concepciones culturales, estéticas, filosóficas, sociológicas, históricas, éticas, políticas, antropológicas, literarias, económicas y jurídicas. ¿Nadie tiene nada que decir sobre lo que está ocurriendo en Chubut?
¿Acaso no estamos atravesando por una fase de agitación ciertamente inédita que es un excelente disparador para pensar las relaciones de poder, los engranajes del sistema político, los juegos de alianzas, los vínculos entre Estado y sociedad, el sistema de representación, el lugar de los medios de comunicación, el rol de la oposición, el papel de los sindicatos, el funcionamiento de las instituciones, el discurso la clase dirigente, los tipos de liderazgos, el comportamiento de la sociedad civil y de sus elites, etc. etc. etc. y donde, al fin y al cabo, en el centro del escenario espera un presupuesto de más de 6 mil millones de pesos?
¿Por qué razón nuestros intelectuales no se involucran con el poder y sus decisores? ¿Por qué no piensan el hoy? Diez párrafos, menos para los más talentosos, que asalten un hecho político desde enfoques heterogéneos usando su saber y recursos teóricos que enseñan en sus cátedras. ¿Por qué motivo pensadores (vamos a llamarlos genéricamente porteños) de distintas disciplinas sí pueden hacerlo desafiándose públicamente sin que les avergüence manifestar, más o menos explícitamente, sus adhesiones y rechazos?.
Beatriz Sarlo es Lic. en Letras, y toda vez que puede diluye en ácido clorhídrico al oficialismo así como a la oposición. José Pablo Feinmann y Ricardo Forster, ambos filósofos de Carta Abierta, espadean desde Página/12 tanto con Sarlo como con Abraham, filósofo que desde Perfil los sábados les tira tomates al teatro progresista kirchnerista. Marcos Novaro y Edgardo Mocca son politólogos; el primero frecuenta Clarín y el segundo está muy cómodo en Página/12. Novaro explica que con los Kirchner nos distanciamos de Canadá; Mocca opina que Novaro supone que estamos Canadá y que por eso no entiende la política de del Frente para la Victoria. Javier González Fraga es economista, y si en una asamblea popular pudiese utilizar sus apellidos para votar dos veces porque Boudou fuera retirado del Ministerio por la Federal, lo haría. Como no participa de asambleas escribe sobre inflación e inversiones en La Nación y Perfil. En tanto que Carlos Heller, también economista, trata de hacer equilibrio desde Tiempo Argentino y Página/12 ensayando explicaciones sobre la falta de crédito para la clase media y la responsabilidad que tiene la burguesía nacional que al no ampliar su capacidad instalada propicia una oferta insuficiente para la demanda en la que se sostiene el modelo económico. Clásicos en La Nación son los debates entre los doctores Eduardo Barcesat y Daniel Sabsay sobre los DNU del gobierno; si no fueran porque son unos caballeros, se tirarían con las constituciones de tapa dura por la cabeza. Norberto Galasso es historiador, al igual que Luis Alberto Romero. Galasso es siempre bienvenido en Página/12 y Tiempo Argentino; Romero tiene su espacio en La Nación, junto con Natalio Botana, politólogo. Atilio Borón, entre muchos otros títulos, es sociólogo, y afirma que el kirchenerismo siquiera alcanza la categoría de reformista; sin embargo Julio Godio, que bien sabe a qué alude Borón, no puede sino criticar desde Página/12 el habitual maximalismo izquierdista. Ricardo Sidicaro, luego de estudiar mucho al peronismo, asevera en La Nación que este movimiento perdió la idea de proyecto nacional. Algo distinto juzga Eduardo Jozami, quien asegura desde su suscripción a Carta Abierta que el antiperonismo es la negación de la democracia. El semiólogo Eliseo Verón, con sutileza señala desde Perfil que se necesitaba un nueva ley de medios, pero pensando en un todo no en contra de un enemigo. Seguramente que Federico Schuster, Licenciado en Filosofía, coincide con Verón, pero más acuerda con la presidente en implementar un “Observatorio de Medios”, y se puso a disposición para llevarlo adelante. En definitiva, todos ellos y muchos otros son profundos intelectuales que nos enseñan a pensar. Ninguno lo hace con odio. No maltratan, no humillan ni le ponen las rodillas en la nuca a nadie.
Pero de regreso con los nuestros; si están construyendo algo no lo hagan en silencio. Además, como bien señala Verón, no es preciso construir un acontecimiento para después contarlo. Allí está la realidad, que particularmente hoy en nuestra provincia está colándose por todos lados. En este sentido, sin son adherentes del gobierno, defiéndalo con nuevos y mejores argumentos. Abandonen la burointelectualidad de los organismos oficiales y los suplementos financiados por éste y pongan su ingenio y buen gusto en reemplazo de esas tediosas solicitadas partidarias. Ofrézcanse por el mismo sueldo sin están convencidos.
Si les disgusta el gobierno y los resultados de las elecciones, construyan una contraopinión y de paso tírenle un salvavidas y una brújula a la oposición, porque el barco hace agua y no saben hacia qué puerto dirigirse. Si consideran que el sistema representativo es una farsa, denúncienlo y cuéntenos su mundo con palabras bellas. No escriban manifiestos, ya no hay masas por concientizar sino ciudadanos que convencer.
¿A qué le temen? ¿A que los reconozcan sus vecinos? ¿A perder sus cátedras? ¿Los subsidios tal vez? Por favor, dejen de hablarse entre sí; no inauguren más museos y funden zoológicos, pero, sobre todo, dejen de esperar a que los periodistas se inmolen por ustedes.
* Asesor parlamentario y de comunicación de la CC-ARI del Chubut
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Son solo los intelectuales los silenciosos y prolijamente acallados? O podríamos decir que el grueso de la sociedad de Chubut se encuentra silenciada, auto censurada o simplemente sobornada por los compromisos que el pequeño gobernador fue generando?? La Prensa? groseramente repetitiva del material que les envían los que deciden que decir de lo que hacen los poderosos, es tan lamentable muchas veces darnos cuenta que mas que informarnos, muchos medios de la estructura de poder privada, simplemente rellenan el tiempo con vacíos inconmensurables de nada.
Los científicos, condonan su saber al poder del capital, los políticos a la prevenda del puestito, los funcionarios al patrón de turno, los que quieren pero no llegan se entregan a la búsqueda de una novedosa forma de flotar hasta las próximas elecciones, sin levantar demasiado la vos para que nadie los oiga. Nos queda la sociedad que de a poco se suma al debate publico político de que cosa queremos y cual ya no mas.
Digamos, amigo que sale buscando las letras de los intelectuales de Chubut, creo que están sumamente cómodos sirviéndose de algún beneficio y por nada del mudo se sumaran al uso de la palabra como la mejor forma de construir conciencia. Creo por fin, que el debate por la venida del politico representante de la derecha peruana y la internacional, debe ser tratado como tal y no como el escritor exitoso premio noble, por que para ello el mismo hace declaraciones torpe, obscenas políticas usurpando el espacio que le dio el Premio Nobel.. que dicho sea de paso,ese premio perdió prestigio y significado ya hace rato, desde el momento en que Genocidas como Obama son premiados con el nobel de la Paz.. Un burdisima realidad.
alejandro beletzky
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